¿Mi hijo es tuyo? romance Capítulo 44

―Anastasia, ¿Me has extrañado después de haber estar separados por tanto tiempo? ―Miguel sostuvo su barbilla y la miró cariñosamente con ojos seductores. 

Anastasia retiró la mirada, y cuando vio a Miguel, ella sonrió. ―¡Claro! 

Después, sacó las llaves del auto con un llavero de cristal unidas. ―Cuando te extraño, sacó esto para mirarlo. ¿Qué tal el que te di? No lo tiraste, ¿verdad? 

Anastasia estaba un poco avergonzada. ―Creo que olvidé tráelo conmigo aquí. 

—¡Tú! ¿Cómo no pudiste cuidar el regalo que te di? Te compraré otro luego. ―La regañó con una sonrisa. 

―¿Es necesario? 

―Sí. Compraré otro par. Uno para ti y uno para mí. Cuando no nos vemos, podemos mirarlos y resolver nuestro mal de amores. ―Miguel era bastante romántico y todos sus pensamientos ahora estaban en Anastasia. 

—¡Está bien! Los elegiré y te daré uno. 

―De acuerdo. ―Anastasia asintió mientras sonreía. Mientras desviaba la vista, sus ojos se encontraron de nuevo con los fríos ojos del hombre sentado no muy lejos de ella. Por alguna razón, sintió que la mirada de Elías se había vuelto más fría como si alguien lo hubiera ofendido. 

Elías llamó hoy a Ray parar almorzar y le dijo que tenían que hablar de trabajo, pero después de esperar por mucho tiempo, Elías no habló de trabajo para nada. En lugar de eso, la expresión había empeorado. Ray había estado con él por 5 años, y él era la persona más cercana a Elías, así que sabía por qué su expresión se ensombreció. Pronto, llegó el lujoso almuerzo. Anastasia tenía Hambre, así que decidió empezar a comer rápidamente.  

―¡Esto es delicioso! Pruébalo. ―Miguel tomó un poco de comida con su tenedor y lo sostuvo delante de una Anastasia sorprendida. Ella inconscientemente abrió la boca y dio una mordida, 

―¿Cómo está? ¿Esta delicioso? ―preguntó con una sonrisa feliz. 

El rostro de Anastasia se calentó un poco; ¡se dio cuenta que esto era algo que sólo hacían las parejas! Sin embargo, aun así, asintió con la cabeza. ―Sí, esta delicioso. 

No mucho después de haberse ido, Elías también siguió su ejemplo. Cuando Miguel se giró, miró a Ray sólo. 

—¿Dónde está mi primo? ―preguntó. 

―El presidente Palomares salió a tomar una llamada ―contestó, aunque miró que Elías claramente se dirigió al baño. 

—¡Oh! ―Miguel no pensó mucho en ello. 

En el baño, Anastasia acababa de salir después de lavarse las manos cuando de pronto miró a Elías fumando en el área de fumadores a lado del pasillo. Sus largos dedos estaban sosteniendo el cigarrillo mientras soplaba una nube de humo que escondía su frío, pero atractivo rostro. Fingió no haberlo visto y pasó a su lado mientras simulaba que arreglaba su cabello. Sin embargo, justo cuando se acercó a él, la mano del hombre se deshizo del cigarrillo con elegancia mientras pasar junto a él, la tomó con tanta fuerza que no hubo manera de que se resistiera. Por lo tanto, la empujó contra la pared de fondo del área de fumadores. 

―Elías, ¿qué estás haciendo? Duele… ―Anastasia sintió que sus huesos estaban a punto de ser aplastados por él. 

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