Después de estar sorprendida por unos segundos, Anastasia levantó su cabeza para encontrarse con un par de ojos molestos; Elías estaba entrecerrando sus ojos mirándola fríamente. Tomó la pluma y la puso frente a él sin ninguna intención de regresarla. Ya que Anastasia aún tenía que anotar algunas cosas con esa pluma, se puso de pie con vergüenza mientras que su rostro estaba rojo. Después, se acercó y tomo la pluma por la fuerza. Elías la miró, pero no dijo nada ni mostro ninguna señal de descontento.
Al ver esto, Fernanda tosió de forma incomoda. ―De acuerdo, de acuerdo, hay que continuar la junta y no hagamos otras cosas.
Mientras que su rostro de puso más rojo, Anastasia sintió que siempre pasaban cosas malas con Elías cerca.
―Anastasia, Maya y tú estarán juntas en grupo para el evento de este viernes. ―Fernanda comenzó a separar a los diseñadores en grupos.
Maya inmediatamente fingió estar feliz. ―Hay que trabajar bien juntas, Anastasia.
La mujer asintió con la cabeza y le sonrió a Maya. Después de que Fernanda dividió a todos en equipos, comenzó a analizar los trabajos de diseño y el mercado. Elías no dijo ni una palabra, pero escuchó todo. Sin embargo, su mirada se posó en Anastasia de vez en cuando, y continuaba mirándola por varios minutos cada vez como si estuviera distraído por ella. Esto hizo a las mujeres sentirse incomodad, ya que los ojos del hombre eran como pegamento mientras se quedaban pegados a ella sin moverse.
Finalmente, la junta termino. Anastasia no podía esperar en recoger sus cosas e irse, pero Elías de pronto dijo fríamente: ―Anastasia, necesito que te quedes por un momento.
Los pies de Anastasia que estaban a punto de moverse se detuvieron en ese lugar. Se giró para mirar al hombre indiferente y preguntó: ― ¿Hay algo que necesites, presidente Palomares?
El hombre no habló. Las otras diseñadoras querían escuchar su conversación, pero fueron presionados a irse por la mirada fulminante de Elías. Por lo que, temblaron y rápidamente se fueron.
Mientras tanto, Alexis y Maya parecía que estaban a punto de morirse de celos. Anastasia era una excepción en la compañía y era tratada con favoritismo en todas partes. Era como si Elías sólo estuviera en la compañía por ella, y no le prestaba atención a lo que los demás empleados hacían.
Cuando la puerta de la sala de juntas se cerró, Anastasia comenzó a molestarse. Dejó de fingir y golpeo la mesa con furia. —¿Qué demonios estas tratando de hacer, Elías?
―Quiero llevarte a conocer a mi abuela el próximo lunes. ―Elías habló de pronto, con ojos calmados.
Anastasia estaba impactada. «¿Quiere llevarme a conocer a la señora de la Familia Palomares?». Su primer pensamiento fue rechazarlo.
―Me niego. No quiero tener nada que ver con la Familia Palomares. ―Anastasia se rehusó sin rodeos.
—¿Es así? Entonces no tienes permitido encontrarte con Miguel, y no tienes permitido coquetear con él. ―La mirada de Elías ardida mientras se lo decía.
Anastasia los miró sin palabras. ―Es mi amigo.
―Él es también un miembro de la Familia Palomares, Anastasia. ¿No estás determinada en evitarnos? ―Se burló Elías.
―De acuerdo, ¡hay que trabajar! ―Anastasia simplemente consideraba la adulación de Maya como algo que cualquier nuevo haría; poco sabía que Maya era un lobo disfrazado de oveja.
Debido al proyecto, Anastasia sólo pudo hacer una cita con su padre por adelantado. Llamó a Franco, quien naturalmente estuvo feliz cuando escuchó que el cuidaría de su nieto.
―Está bien, tengo tiempo. Puedes seguir con tu intenso trabajo. Llevaré a Alejandro a comer algo delicioso.
Después de arreglar los asuntos de su hijo, Anastasia se sintió más en calma. Después, recibió una llamada de Miguel. Estaba en la entrada de la compañía y quería llevarla a ella y a su hijo a una lujosa cena en la tarde.
Anastasia no lo rechazó tampoco porque no tenía muchos amigos aquí. Por lo tanto, era bueno tener un amigo como Miguel cerca.
En ese momento, Elías estaba revisando correos en su oficina. Ray, que le había enviado algunos documentos de fuera, sonrió y dijo: ―Acabo de mirar el auto del joven Miguel, presidente Palomares.
—¿Dónde está? ―Entrecerró Elías sus ojos.
―Está abajo. Creo que está esperando a alguien y probablemente sea la señorita Torres.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¿Mi hijo es tuyo?
Montar más capitulos, gracias...