Hoy es veinticuatro de diciembre, la víspera de navidad. Jamás, en mi sano juicio, había pensado que pasaría la navidad con siete meses de embarazo, pero aquí estoy revisando si la cafetería está bien cerrada porque hoy no abriremos. La verdad es que ni Phil ni los chicos están en la ciudad... ni en el país. Están con el padre de los chicos en Londres. Me invitaron a ir, pero yo no iba a aceptar esa oferta. Además, es por pocos días. Se fueron ayer y vuelven mañana. Phil tiene que seguir atendiendo la cafetería el resto de los días.
Nunca he sido muy fanática de la navidad así que cuando me dijeron que se iban, no me importó mucho. Quedarme sola en navidad no es gran cosa. Puedo prender la televisión y ver alguna película navideña o solo dormir. Me encanta dormir y últimamente estoy más cansada que nunca y no entiendo porque ya que ni a la escuela voy.
Son las cuatro de la tarde cuando llego a mi habitación dispuesta a tomar una siesta, pero escucho mi celular que le está entrando una llamada.
- ¿Quién es el inoportuno que llama cuando quiero dormir? - preguntó en voz alta cuando sé que no hay nadie cerca.
Tomo mi celular y veo el nombre de mi hermano en el identificador de personas. No puedo ignorarlo después de cómo me trató el otro día y como me aceptó incluso estando embarazada.
-Hola, Rob- saludo contestando la llamada.
-Hola, hermanita- dice y se escucha mucho ruido de fondo. Como si estuviera en una fiesta- ¿Cómo están?
-Supongo que bien- respondo acariciando mi estómago- Nadie me ha dicho lo contrario.
Creo que siempre respondo eso y es que no soy una persona optimista. Siempre espero lo peor y me sorprendo cuando sucede lo mejor o algo normal. Así uno no se decepciona.
- ¿Has sabido algo de mamá? - pregunto y escucho como mi hermano suspira.
-No, ¿y tú?
-Ni siquiera la he visto y eso que voy a casa de Mack y Bren bastante seguido.
Sé que ambos queremos cambiar el tema de conversación, pero es Robbie quien lo hace.
- ¿Ya recibiste mi regalo? - me pregunta y yo veo hacia la pequeña caja que recibí hoy.
-Si, llegó en la mañana.
- ¿Ya la abriste?
-No, me dijiste en la carta que venía adentro que no lo abriera aún.
- ¿Y desde cuando haces caso a lo que te digo? - pregunta entre risas.
Me quedo pensando en lo que dice y tiene razón. Soy Acacia Baker, la chica que nunca le hace caso a nadie excepto a su doctora porque tiene que cuidar de su bebé y a veces a Bren también le hago caso.
Me acerco a la caja y la abro. Allí me encuentro una hermosa sudadera enorme que tiene el olor de mi hermano. Me río, él siempre me regala las cosas que deja de usar y sabe que me encantan.
-Ya extrañaba ponerme tu ropa, Robbie- le digo entre risas y él ríe conmigo.
-Todavía hay más.
Meto mi mano en la caja y me encuentro con un sobre. Lo abro y tiene dinero allí. No sé cuánto y no parece que sea mucho, pero hay dinero allí dentro.
- ¡Robert! - le grito al teléfono y creo que le rompí el oído- ¿Por qué hay dinero aquí dentro?
-Es solo un regalo, mujer- dice y parece adolorido- No era necesario que me dejaras sordo por un poco de dinero.
-Rob...
-Tómalo, Cass- me dice con su tono de voz de hermano mayor- Aunque sea por mi sobrino.
No digo nada, pero ambos sabemos que me voy a quedar con el dinero. Lo único que sé es que si lo voy a ocupar solo será para cosas de Matheo.
-Gracias, Robbie- digo un poco avergonzada.
Nunca me ha gustado que la gente piense que me falta el dinero. Lo he estado haciendo muy bien el último tiempo y hasta mi habitación ya está lista para recibir a Theo.
-Hey, espera que falte un regalo- dice mi hermano cada vez más animado- pero este no es para ti, sino que para Matheo.
Ruedo los ojos mientras busco la última cosa que está dentro de la caja. Allí me encuentro un entero de bebé color verde claro que dice enfrente "Tengo al mejor tío".
- ¿Ya le quieres enseñar a Theo que eres el mejor tío? - pregunto entre risas.
-Es que seré el mejor tío que tu hijo pueda tener- dice y también ríe. - ¿Con quién estarás en la noche?
-Pues...- divago un poco, pero me cuesta mentirle a Robbie- Estaré con Matheo.
-Cassie...
-Está bien, estaré sola- digo y casi puedo jurar que Rob esta con el ceño fruncido en este momento- Sabes que no me gustan mucho estas celebraciones.
-Aun así, no puedes estar sola en navidad, Acacia. - dice y yo ruedo los ojos porque usa su tono de voz autoritario- ¿Bren sabe que estarás sola hoy?
- ¿Sí? - miento, obviamente no lo sabe porque si fuera así me arrastraría hasta su casa.
- ¡Genial! Lo verás en tu casa dentro de poco. Feliz noche buena, hermanita. Te llamo en la noche para decirte feliz navidad.
-Espera, Rob...
-Adiós, Cassie- y el muy maldito me corta.
Genial, ahora mis planes de pasar la navidad durmiendo se han arruinado. Y yo que quería descansar hoy.
De todas formas, no parece tan mala idea pasar la navidad con Bren. Es solo que no quería decirle porque no quería molestarlo más de lo que ya lo molesto de por sí y a su familia.
Unos quince minutos después, escucho que tocan el timbre de la casa de Phil y no tengo que pensar mucho para saber quién es.
Me pongo uno de mis abrigos largos y camino hasta la puerta para abrirla. Ahí me encuentro a un Bren muy enfadado con el ceño fruncido.
- ¡Querido Brennan! - saludo muy animosa- ¿Qué te trae por aquí en noche buena?
-No finjas que no sabes, Acacia Baker- responde él apuntándome- Robbie ya me dijo todo.
Le hago un puchero a Bren para así ablandar su corazón y que no esté tan molesto conmigo, pero parece que no funciona. Lo hago pasar porque ambos nos estamos congelando teniendo la puerta abierta.
Caminamos hasta mi habitación en silencio y me siento en la cama esperando que él se siente conmigo, pero no lo hace.
Wow, creo que ahora sí que está enojado.
-Bren, no te enojes con la chica embarazada- le digo haciendo un puchero nuevamente con mis labios.
-Me dijiste que ibas a pasar la navidad con Phil, Callum y Leanne- me reprocha él desde la puerta- ¿Dónde están ellos?
Creo que voy a molestar a Bren de por vida por lo que acabo de escuchar.
La cena continua con normalidad y me siento muy a gusto estando con la familia de Bren. Ellos me hacen un montón de preguntas sobre Theo y me hacen recomendaciones para cuando nazca que me hacen sentir un poco más segura de mí misma.
Cuando ya llegó el momento del postre, la mamá de Bren me pide ayuda para que entreguemos el postre a los demás, cosa que yo acepto gustosa, aunque Bren parece no muy feliz con eso.
Acompaño a la mamá de Bren hasta la cocina donde me encuentro con un poco de torta de chocolate y frutilla. Justo cuando pensé que ya no podía comer más, aparece una enorme torta y parece que Matheo y yo queremos un poco de chocolate.
- ¿Has sentido algún tipo de dolor, Cassie? - me pregunta. - Ya sabes, como contracciones.
-No, para nada. - respondo pensativa- Bueno, nunca he sentido contracciones, pero supongo que sabré cuando las tenga, ¿no?
-Lo más probable es que si- me responde y sé que ella me quiere decir algo, pero no se atreve.
-Solo dígalo- contesto y ella se sorprende- Sé que me quiere decir algo.
-Si, tienes razón- me dice y ella toma mis manos como una madre lo haría con su hija- No sé qué has hecho con mi hijo, Cassie, pero tengo que agradecerte. Bren era el típico chico medio rebelde con malas calificaciones y que salía a fiestas cada vez que podía. Sufría con él todas las noches pensando que algo le iba a pasar cuando no estaba en casa y llegaba medio ebrio- ella ríe y yo intento reír, pero estoy un poco emocionada por las palabras que me ha dicho- En fin, has sido una gran persona en su vida y has hecho de mi hijo un mejor hombre. Muchas gracias.
-Él es mi mejor amigo- respondo casi en las lágrimas- Sinceramente no sé qué haría si él no estuviera en mi vida.
-Ustedes se quieren mucho y yo lo noto- dice y me sonrojo un poco- Y no exactamente como solo amigos.
Me quedo en silencio porque no sé cómo responder a eso.
-Solo te pido una cosa, Cassie, de madre a madre- dice ya un poco más seria y me preocupo un poco- No rompas el corazón a mi hijo. Creo que mi Bren no lo soportaría.
Asiento con la cabeza mientras ella me suelta las manos y me dice que llevemos el postre a la mesa. Trato de decirle que si su hijo me rompiera el corazón tampoco lo soportaría, pero no me salen las palabras.
Estoy un poco más sentimental durante el resto de la noche y todo es porque me he dado cuenta de que la familia de Bren me acepta a pesar de todo. Cuando ya es de noche, los hermanos de Bren se van a dormir y es nuestro turno de entrar en acción y poner los regalos debajo del árbol.
- ¿Te quedas a dormir, Cassie? - me pregunta el padrastro de Bren.
-Oh, no creo, no traje ropa...
-Yo te paso ropa para que duermas y en la mañana hago un viaje rápido a tu casa a buscar un poco de ropa normal- dice Bren abrazándome- Es muy de noche para manejar, mejor quédate aquí.
-Si, no creas que vamos a dejar que se vayan a esta hora, es muy peligroso. Hay personas ebrias en las calles y cualquier cosa les puede pasar- dice la mamá de Bren, preocupada.
Asiento con la cabeza y apenas me doy cuenta cuando estamos Bren y yo en su habitación. Me pasó unos pantalones de buzo enormes y una sudadera. Me los pongo rápidamente en el baño y vuelvo con él que ya está acostado en su cama.
- ¿Vamos a dormir juntos? - pregunto un poco nerviosa.
-Nada que no hemos hecho antes, preciosa.
Ruedo los ojos y me acuesto a su lado. Nos tapamos con las sábanas y él me abraza mientras mi espalda choca con su pecho.
-Feliz navidad, linda Cassie- me dice al oído mientras me quedo dormida.
-Feliz navidad, Bren- le respondo con suavidad.
Si esto es la felicidad, por favor que nunca termine.
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