Mi pequeño caos (COMPLETO) romance Capítulo 46

- ¿Estás seguro, Tony? - pregunto como por quinta vez en los cinco minutos que llevamos de llamada.

-Si, creo que si- dice un poco inseguro y es esa manera en la que me responde la que me hace volver a preguntarle una y otra vez.

-Dime la verdad, Tony- le suplico- Por una vez vuelve a ser mi amigo que me dice todo lo que piensa.

-No puedo decir que no a que Bren te ayude un par de veces en las noches con Matheo- me dice y se escucha hasta cansado- Note que estabas cansada los días que fui para allá, pero jamás se me ocurrió ayudarte de esa manera.

Podría jurar que Tony se escucha hasta un poco afligido. Me siento mal por estar pidiéndole esto, pero me siento cada vez más cansada y no me puedo negar a un poco de ayuda por más que lo quiera. Quiero hacer las cosas solas y demostrar que puedo, pero creo que ya no puedo. Las pocas veces que duermo no descanso nada porque sé que en un rato más Matheo se va a despertar.

Me siento más tranquila sabiendo que hay alguien más conmigo que puede cuidar de Matheo si es que yo no despierto o me demoro en hacerlo. Creo que por eso no duermo tan bien, es que no puedo dejar de pensar que no me despertaré.

-Mira, me incomoda un poco, lo admito- dice y yo hago una mueca que él no puede ver- Pero yo no estoy ahí para ayudarte, entonces...

- ¿Entonces? - pregunto nerviosa.

-Dos noches a la semana que puedas dormir más tranquila no suena mal- dice y suelto todo el aire que estaba conteniendo- Una mamá feliz hace un bebé feliz.

-Muchas gracias, Tony- le digo y se escucha a Matheo llorar por el monitor. Yo estoy sentada en el living mientras que él está en su cuna- Theo está llorando, debe tener hambre.

-Entonces ve a alimentar a nuestro bebé- dice y yo le sonrío- Gracias por preguntarme antes de tomar una decisión.

-Eres el papá de Theo, siempre tengo que consultarte cosas así.

-Aun así, te lo agradezco- dice y comienzo a caminar hacia mi habitación- Matheo suena molesto. Dale un beso de mi parte, ¿sí?

-Claro, adiós, Tony. - le digo- Y gracias.

-Adiós, Cassie.

La llamada se corta y yo me encargo de un bebé muy cabreado porque tiene hambre. No sé cómo funcionan los bebés en general, pero no soportan tener ni un poco de hambre.

Tomo a Matheo entre mis brazos y suspiro. Necesito descansar. Mis ojos me pesan y creo que en cualquier siesta que dé me voy a quedar tan dormida que nada podrá despertarme. Además, necesito estar más despierta para cuidar de Theo y poder estudiar un poco.

No he estudiado nada y mis exámenes para no perder el año son en un mes y medio. Ser mamá demanda mucho tiempo, pero tampoco quiero dejar de lado mis estudios porque así, en el futuro, podré encontrar un mejor trabajo para que Matheo se sienta orgulloso de su mamá.

Si, ese es mi objetivo ahora. Ser una buena persona y mamá para que Matheo se sienta orgulloso de mí.

...

Son las seis de la tarde y le abro la puerta a un muy emocionado Bren que, nuevamente, tiene una bolsa con galletas adentro. Se va a quedar aquí hoy así que también tiene un pequeño bolso que deja en la entrada.

Mi obsesión desde que nació Theo son las galletas. Todo tipo y de todos los sabores. Así que ver esas galletas hace que me sienta mucho mejor y con más ánimo.

-Me encanta que traigas galletas, ¿lo sabes? - le digo mientras me acerco a él y beso cortamente sus labios.

-Es que descubrí que la forma de llegar a tu corazón es a través de tu estómago- dice riendo, pero no bromeando.

Bueno, tiene razón. Aunque él estaría en mi corazón, aunque no me alimentara, pero el que me alimente hace todo mucho mejor.

Sigo a Bren que deja las galletas en la encimera de la cocina y se inclina a ver el monitor de bebé que está sobre ella. Veo como sonríe al ver que Matheo duerme tranquilamente en su cuna.

- ¿Hace cuánto se quedó dormido? - pregunta acercándome a él tomándome por la cintura.

-Unas dos horas, creo- digo mirando el reloj- Dormirá un rato más, estuvo despierto mucho tiempo antes.

- ¿Ya está durmiendo menos? - pregunta mientras me ubica entre sus piernas mientras me abraza por la cintura.

Me encanta esto, no puedo decir otra cosa que esto.

-Tendrá cuatro o cinco siestas al día- le digo encogiéndome de hombros- Lo malo es que no duerme más, sino que permanece más tiempo despierto.

-Tranquila, ya se acostumbrará a un horario- me dice acariciando mi mejilla- ¿Te dije que te veías muy linda hoy?

-No, creo que no me lo dijiste- le respondo entre risas.

-Menos mal, porque no te ves linda. Te ves como la madre más sensual, la más bella y hermosa de este mundo.

-Eres un tonto cursi-le digo entre risas.

-Solo contigo- me responde antes de besar mis labios.

Una cosa que me gusta de besar a Bren es que siempre es diferente. Hay veces que me deja tener la iniciativa y otras que no. A veces me da besos suaves, tiernos, dulces, salvajes, moderados... de todo.

El modo que me está besando ahora es como si quisiera sacarme el alma y me agrada. Me agrada como su boca se junta con la mía, como nuestras lenguas parecieran conocerse de hace tanto tiempo y definitivamente me gusta que me haga sentir como la persona más importante de su vida.

Me gusta cómo me hace sentir y nadie me había hecho sentir del modo en que lo hace Bren. Creo que merezco estar con una persona que me haga sentir así.

Bren me afianza más en contra de él y profundiza más el beso, si es que eso es posible. Mis manos desordenan su cabello y no puedo evitar sonreír mientras el beso continuo. Necesito aire, pero no me importa.

Nos separamos cuando la necesidad de aire se vuelve algo vital. Nos miramos a los ojos y sonreímos. Esto no se siente como algo de adolescentes hormonales... se siente como algo real y profundo. Algo que me hace querer volar con él hacia donde sea, pero al mismo tiempo me trae a la realidad.

Me gusta mi realidad y es porque tengo a Matheo y a Bren en ella.

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