Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 224

Después de volver a la habitación, Doria ya no tenía sueño, se quedó mirando fijamente a la pared un rato y posteriormente desvió su mirada hacia el balcón.

Ya no volvió a escuchar ningún ruido.

“¿Acaso son alucinaciones? A plena luz del día es muy poco probable. ¿Pero por qué Édgar tiene que colaborar con los trabajadores del hotel para engañarme, si es de verdad así, entonces estaré otra vez subestimando los límites de este gilipollas.” pensaba ella.

Doria sacudió su cabeza con fuerza y seguidamente entró al baño para tomar una ducha caliente y relajar sus nervios.

Cuando se estaba secando el pelo después de haberse duchado, escuchó de repente el timbre. Doria no pensó demasiado, creía que era Stefano que venía a llamarla, así que apagó la secadora y respondió, después se vistió rápidamente y, a pasos acelerados, fue a abrir la puerta.

Sin embargo, cuando Doria abrió la puerta vio que era el gerente del hotel, y detrás de este estaba Édgar con una cara seria e indiferente.

El gilipollas tenía la mano en un bolsillo y la mirada mirando a otro lugar fríamente.

El gerente sonrió suavemente, —Señorita, había dicho antes que escuchaba ruidos raros, vengo a comprobarlo.

Doria hizo muecas, —No hace falta, habré sido yo quien lo ha escuchado mal…

Édgar la miró y dijo en tono frío, —Cuando hay un problema, se debe resolver, y no escapar.

Doria se quedó sin palabras.

El gerente continuó, —Señorita, ¿me permite entrar para revisarlo? Si de verdad es problema del hotel, podemos cambiarte de habitación.

Doria se lo pensó y asintió con la cabeza.

“Está bien que lo revisen, si está voz suena de noche otra vez, será de locos.” pensó ella. De modo que retrocedió un paso y les dejó entrar.

El gerente revisó toda la habitación, toqueteó las paredes y seguidamente dijo, —Señorita, por ahora la habitación no tiene ningún problema. Mira a ver si le parece bien esto: le preparo otra habitación, y, respecto a esta habitación, buscaré a otro trabajador más tarde para que lo revise con detalle. Siento las disculpas traídas, y para ello, nuestro hotel le regala una actividad para vista nocturna gratis.

Cuando escuchó eso Doria miró de reojo al hombre que estaba al lado y sonrió, —Gracias, no hace falta, con que me cambie de habitación está bien.

—Em… —el gerente tuvo una idea rápidamente y seguidamente añadió—. Mira señorita, que suceda este problema es totalmente responsabilidad de nuestro hotel, y la recompensa hacia usted es lo debido. El dilema de nuestro hotel es priorizar a cada uno de los clientes, por favor, acepte nuestra recompensa.

Cuando Doria quiso decir algo, el móvil de Édgar sonó, mientras cogía la llamada salía de la habitación, —¿Qué?

No se sabía qué se estaba diciendo al otro lado de la llamada, pero Édgar respondió tranquilamente, —Dile al chófer que espere un poco, dentro de diez minutos partimos.

A medida que Édgar salía de la habitación, Doria poco a poco desvió su mirada.

El gerente la miraba con impotencia, —Señorita, mira a ver si…

—¿Se va a ir? —interrumpió ella.

—Sí, el señor Édgar esta noche regresa a la Ciudad Sur.

Doria apretó su mandíbula, y no se sabía qué estaba pensando.

El gerente añadió, —Señorita, la vista nocturna es una de nuestras actividades populares, usted…

—De acuerdo, pues muchas gracias.

El gerente no esperaba que aceptara tan rápido, de modo que no reaccionó y se quedó aturdido durante unos segundos, pero seguidamente respondió, —Vale, de siete a ocho es la hora perfecta para la vista nocturna. Queda poco para eso, ¿mando llevarle allí ahora?.

Doria contestó, —No hace falta, dentro de un rato voy yo sola.

Hizo una pausa y volvió a decir, —¿Puedo llevar a algún amigo?

El gerente se quedó dudoso, —Pero…

—Si no se puede, entonces déjalo, apenas noche también tengo miedo de que no sea seguro, pues…

—No, no, no —el gerente se limpió el sudor frío de la frente y pensó que este trabajo era más difícil de lo que era—. Puede llevar a un amigo, por supuesto que sí, usted manda.

Doria sonrío y dijo, —De acuerdo, gracias.

El gerente tosió y continuó, —Le ayudo con las maletas, la nueva habitación está arriba.

—No hace falta, lo puedo hacer yo misma.

Doria no tenía muchas cosas, casi no tenía que recoger nada, simplemente las dejaba dentro del bolso y se podía marchar.

Cuando salió del ascensor dijo el gerente, —Por aquí señorita.

Cuando abrió la habitación, Doria miró alrededor del interior, después levantó el brazo y se rascó la ceja. Dijo, —Por favor, dame otra habitación, esta es demasiado grande.

El gerente respondió, —Señorita, siento decirle esto, pero nuestro hotel está lleno, solo queda esta habitación, perdone las molestias.

—No diga eso, no estoy molestada.

En esa habitación VIP podía caber unas cuarenta o cincuenta personas, sentiría miedo pasar la noche ahí.

El gerente añadió, —Tengo algo que hacer, me voy, si necesita algo contacte a la recepcionista.

Cuando acabó la frase, el gerente se marchó y cerró la puerta rápidamente, como si temiera a que Doria lo rechazara.

Ella se quedó de pie en el mismo lugar y suspiró profundamente.

Ella tampoco quería hacerse ilusiones, pero cada cosa que había pasado hoy era extraña. Ahora solo podía fingir que todo aquello no tenía nada que ver con Édgar, y que simplemente había sido casualidades.

Pero si él aparecía en la vista nocturna, entonces era como lo que ella había adivinado.

“El gilipollas no tenía pensado parar de molestarme, simplemente ha cambiado de manera para hacerlo.”

Ella dejó las cosas y bajó. Cuando llegó al pasillo, vio justamente a Stefano salir de su habitación para buscarla.

Doria le llamó suavemente, —Stefano.

Él se giró y se sorprendió un poco, —Doria, ¿cómo que ha salido de ahí?

Ella hizo un resumen, —La habitación de antes tenía algunos problemas, y el hotel me ha cambiado a otra.

Cuando escuchó eso, Stefano entrecerró los ojos y pensó que seguramente había sido idea de Édgar. El no preguntó nada más, tendió su mano y sonrío hacia ella, —El evento está a punto de empezar, vámonos.

Doria dudó unos segundos, pero finalmente puso su mano lentamente sobre su brazo.

El evento se celebraba en el salón central del hotel, cuando Doria y Stefano entraron, atrajeron la atención de muchas personas.

Doria llevaba un vestido negro y largo, su maquillaje estaba a la perfección, se veía hermosa y muy atractiva, la gente que la veía no podía desviar su mirada.

Doria estaba cogiendo del brazo de Stefano y tenía una sonrisa suave sobre su rostro. Los dos parecían que formaban la pareja perfecta.

A la otra punta, un hombre dijo de repente, —¡Recuerdo dónde la he visto!

La persona que había al lado preguntó, —¿La señorita Doria no era la diseñadora de Joyería SG? ¿Dónde más la has podido ver?

El hombre contestó, —Creo que en una fiesta, no recuerdo el lugar exactamente, pero creo que es… es la mujer del señor Édgar del Grupo Santángel.

Cuando se pronunció aquellas palabras la gente de alrededor se asombraron y miraron hacia él sorprendentemente, —¡¿Quéee?!

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