Rivera frunció las cejas.
—No sé de qué hablas. Todos los negocios del Grupo Collazo pasan bien, ¿a qué se refiere la deuda que dijiste? Se lo entrego a ella porque es mi hija, y debe heredar el Grupo.
En este momento, Édgar salió de algún sitio y se les acercó. Dijo en un tono indiferente:
—¿Por qué no vi a la Señorita Briana esta noche? Un acontecimiento como el aniversario del Grupo Collazo, ella debería carecer de razón para no asistir.
Rivera se paraba con las manos cruzadas a su espalda.
—Briana no se encuentra bien, ahora está descansando en el cuarto por arriba.
—¿Es así? Entonces dejas que alguien le llame bajar, justo tengo algo que querer preguntarle.
Rivera lo miró de reojo.
—Ya lo dije, se siente incómoda.
Édgar dijo:
—¿Es real que ella se siente incómoda? O es que no puede aceptar que es falsa su posición de la princesa del Grupo Collazo, y que la consiguió robando cosas de otros.
—Adopté a Briana, y ella no sabe en absoluto tales cosas. Admito que se lo debo algo a Doria, pero ya le doy el Grupo, ojalá Señor Édgar no me acuses por razón ilógica.
—¿Ahora qué ha pasado al Grupo Collazo, me hace falta repetirlo otra vez?
Justo en cuanto Rivera iba a hablar, de pronto apareció un video en la pantalla en la tribuna.
En el video, se mostraban todas las informaciones en lo referente a aquel incidente que había ocurrido al Grupo Collazo hacía unos pocos meses.
La mayoría de los invitados que vinieron esta noche eran las personas sensibles a las finanzas y cifras, que detectaron el meollo de problema solo después de ver unas páginas.
Eran equivocadas las cifras de este proyecto, que tenían entre sí demasiadas diferencias, y desapareció una gran cantidad de dinero.
Además, un proyecto tan importante como eso, sin el apoyo de enorme capital, podía seguir funcionando como de costumbre, lo que podía verse cuánta mala la calidad de los materiales que se usaban.
En las fotos mostradas sucesivas, había las transacciones financieras y una gran cantidad de desglose sobre los materiales, en todos los que había la firma de Rivera
Por tanto, este incidente resultó completamente desigual que lo que había dicho el Grupo Collazo, que el problema fue causado por ciertos funcionarios de alto nivel. Cualquier detalle del proyecto, se había procesado por Rivera.
Al mismo tiempo, se metieron en la multitud algunos periodistas en desconocido momento, sacando rápido las fotos con la cámara apuntada a la pantalla.
Otras personas también se hallaban en duda. ¿Quién sería el que había fotografiado cosas tan privadas?
—Fue mi papá quien las tomó. Es el director del proyecto, después de descubrir esas cosas, finalmente tuvo la oportunidad de filmar las evidencias. Lamentablemente, antes de que pudiera revelarlas, fue matado por Rivera, e incluso ellos declararon abiertamente que mi papá moría porque había salido mal ese proyecto. ¡Pero la verdad es que él mató a mi papá!
Sonó de repente una voz infantil en la sala de banquetes y un muchacho señalaba con el dedo a Rivera. En su cara inmadura llenaban los rencores.
Cuando miró hacia dónde vino el sonido, Doria se dio cuenta de que este niño era exactamente el que Claudia había conocido en Internet.
Rivera retiró la vista y miró hacia William. El odio en sus ojos ya no se disimuló más.
—De verdad eres tú.
William dio una sonrisa.
—Solo porque tengo la relación de cooperación con el Grupo Collazo, y para garantizar mis propios intereses, fui a investigarlo. Pero inesperadamente, encontré que el Grupo conta con una laguna tan grande. Enfrente a tal condición, estoy preocupado mucho, entonces vine a preguntarte, presidente Rivera.
—¡Quién eres tú!
—¿Yo? Soy nada más que un comerciante serio.
Rivera lanzó un sonido de desdén.
En este momento, Vicente se les acercó.
—Señor Édgar, está todo arreglado.
Édgar asintió levemente con la cabeza y luego dijo:
—Hay una buena noticia para ti, presidente Rivera. Se apagó el fuego en tu casa. Solo se destruyó quemado un sofá, no sufres de pérdida grave. En cuanto a la caja fuerte que acababa de mencionarse, ¿ahora si podemos demostrar que está en tu habitación?
Rivera se rio fríamente, dando atrás unos pasos.
—Muy bien, muy bien. No tengo nada que decir.
De repente, sonó una enorme explosión desde las lámparas suspensas por arriba de la sala, y en seguida, se apagaron todas las luces y cayeron todos los lados en una plena oscuridad.
Surgieron en serie los gritos, nadie sabía quién era ante los ojos.
Doria desconocía dónde estaba apretujada por las masas. El sentimiento de recibir un golpe fuerte en la espalda le dio una sacudida a su cuerpo. En el instante en que estaba a punto de caerse al suelo, ella sintió caer en los abrazos cálidos y familiares. Al mismo tiempo, alguien cogió también su muñeca.
El que la abrazaba, era Édgar. Entonces, ¿quién sería el que le sostenía la muñeca?
Pocos segundos después, se encendieron las luces de emergencia. Doria sintió que se retiró la mano que la tomaba, y al momento en que se iluminaban las luces, ojeó vagamente marcharse a la figura de William.
Vino la voz de Édgar desde arriba.
—En este momento, deberías mirar hacia mí con ojos llenos de amor y agradecimiento. ¿A qué estás mirando?
Ella no lo respondió.
Siempre que ese gilipollas hablara, desapareció al instante el ambiente originalmente romántico.
No obstante, cuando todos retiraron sus pensamientos, se dieron cuenta de que Rivera… no, Marcos ya se perdió a la vista.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO
Quiero el finall...