Mi primera vez (COMPLETA) romance Capítulo 38

—Por favor vete de acá, en serio—se tomó de sus cabellos a tal punto que se despeinó—maldita sea, pero empiezo a odiar mi vida, empiezo a odiar a todos—sus lagrimas seguían cayendo, se le notaba lo mal que la estaba pasado.

—No te sientas así, no me gusta verte así—intenté tranquilizarlo, me dolía realmente ver a Nicky en ese estado, nadie merece ser infeliz en las cosas que más le gustan—solo es un ritmo premio, ambos sabemos que tu trabajas fuerte y que el trabajo que has venido haciendo todo este tiempo es bueno, no porque no te hayan premiado te hacen menos, mírame—acuné su cara poniéndola frente a la mía, respira profundo, Alis, tienes que hacerlo sentir apoyado, ya basta de tanto dolor sabiendo que lo deseas—¡Me tienes a mi!—no sabía lo que hacía, pero esta vez tenía que sacar lo que había en mi corazón. Tener contenido esto todo el tiempo me estaba matando.

—¿De qué hablas?—Frunció el ceño desconcertado de lo que le había dicho, pero al menos se había tranquilizado para preguntarme—¿a qué te refieres con que te tengo? Estás con Mate, no soy un ciego, Alis, ya no te burles por favor. Ambos sabemos que soy un asco de persona.

No entendía por qué se trataba con tanto odio a sí mismo.

—Estoy contigo—tomé sus manos y la coloqué en mi pecho—¿sientes esto? Me referí a las palpitaciones de mi corazón—no sé qué me está pasando, pero te he extrañado todo este tiempo, no hay un solo maldito segundo que no piense en ti—me arriesgué en ese momento, sería responsable de lo que venía.

Miré su rostro que estaba dudoso de algo, pero al parecer se estaba debatiendo de decirme algo o no.

—Lo siento, Alis, por más que yo también sienta esas cosas por ti, eres prohibida, no mientras estés con Mate, de verdad que yo también te he extrañado todos estos días, siento que me quitan parte de mi vida cada vez que no estás conmigo—tomó mis manos y las colocó en mi piernas—tengo que irme de acá, necesito mi espacio, solo yo me entenderé—salió echándome una última mirada, era una tristeza profunda, lo último que recuerdo fue cuando se detuvo en el marco de la puerta y negó con su cabeza como si había perdido algo más importante que ese premio.

No comprendía a este hombre, ambos nos estábamos dañándonos, pero también me sentía culpable porque por mi culpa se sentía así. No pude ser que estoy en un triángulo amoroso. Tomé mi cabeza y caí de rodillas a llorar. No sé en qué momento mi vida había tomado este giro, el estar con alguien a quien estoy “aprendiendo a amar” me sentía enjaulada y a mi me gustaba ser libre en todos los aspectos.

NICKY CHANCE.

Todo lo que he hecho todo estos últimos años no ha valido la pena, al parecer cargaré con una especie de maldición toda mi vida, primero me quitan el puesto al mejor empresario y ahora me quitan a la chica que estoy amando. ¿Qué más vendrá para mi? Tomé la avenida principal, esta vez aceleré tanto mi coche que deseaba que se estrellara contra cualquier cosa con tal de parar este sufrimiento. Hoy me di cuenta que el dinero no lo puede todo. Tomé el túnel y solo miraba pasar luz tras luz de los otros coches que me encandilaban.

Llegué a mi lugar preferido, era el puente colgante de Manhattan, acá era donde venía a dehagorme, estacioné el coche en la parte de arriba para bajar.

El agua como siempre estaba serena, se podían reflejar los colores en ella

—¿De qué sirve tenerlo todo si no hay amor?—lancé una piedra que hizo varios saltos sobre la superficie del agua.

—Pareces ser un tipo bueno, pero que ha pasado por una vida dura—giré mi vista hacia atrás y aparecía un sujeto con una vestimenta en mal estado, pude deducir que era un callejero, era un señor de edad bastante avanzada.

Silencio, me quedé en silencio mientras volví a tirar otra piedra.

—Sé que no le dirigirás la palabra a un vagabundo como yo—se colocó a la par—conozco los de tu clase y sé que a nosotros nos ven como simples basura.

Lo único que hice fue verlo de reojo y seguí lanzando piedras.

—No importa—dijo en un tono sereno—al final todos vamos al mismo hueco seas rico o seas pobre, nadie escapa de la muerte. Pero ya que veo que no quieres hablar, te daré un consejo que te puede ayudar con lo primero que te escuché decir.

¿Qué me podría decir este señor a mi? Son personas que no comprenden nada de la vida, están acostumbrado a estar en la escoria.

—Para que llegues a tener ese amor que tanto anhelas te recomiendo a que te despojes de ese viejo hombre qué cargas en tus hombros, solo sé tu mismo, el tiempo pasa y luego te arrepientes, así me pasó a mi, dejé que el orgullo me dominara y llegué a perder lo que más amaba en esta vida, mi esposa. Me dediqué a llevar una vida desenfrenada de alcohol, drogas y sexo, a veces lo mejor está en frente de uno todo el tiempo y no lo notas hasta que ya es muy tarde.

En parte este sujeto tenía razón, ¿pero qué podría hacer para obtener el amor de Alis? El obstáculo más grande que tenía en ese momento era Mate, pero no era como que él desaparecería de la nada.

—Veo que mis palabras te hicieron pensar un poco—el sujeto regresó a su lugar que consideraba su casa, había una especie de vivienda hecho de plástico y cartón, enseguida regresó con un papel en su mano—ten, mira—me dio algo parecido a un trozo de periódico.

Lo tomé y había una portada de un sujeto bien vestido, era uno de los artistas más famosos de Rock. Era considerado un ídolo, pero no entendía para que me lo había dado.

—¿Qué significa esto?—rompí el hielo y le hablé. Al menos no me había intentado asaltar todo este tiempo.

—Mírame a la cara y compara—la verdad todo este tiempo ni siquiera lo había visto a detalle, pero cuando vi el tipo del periódico y lo comparé con el, eran los mismos.

—Tu…—lo señalé con mi dedo índice tembloroso, no lo podía creer.

—¿Sorprendido?—empezó a reírse al ver mi expresión—claro que soy yo, pero eso es lo de menos ahorita. Te vi venir y miré mi reflejo de hace muchos años, un joven exitoso, más sin embargo jamás vemos lo que está frente a nosotros, te recomiendo que luches por lo que quieres, solo hasta ahí encontrarás eso que tanto buscas. No vaya ser que luego te arrepientas—palmeó mi hombro.

—¡Gracias! No tienes idea de lo que acabas de hacer—de suerte andaba mi chequera, tomé un bolígrafo—ten, toma, vístete, compra algo de comer y ponte bonito—le guiñé mi ojo saliendo del lugar, tenía que regresar por Alis.

—¡Oye!—me gritó—no me dijiste tu nombre.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi primera vez (COMPLETA)