Mi primera vez (COMPLETA) romance Capítulo 43

—¡Sujétate! —exclamó Tom acelerando más la moto. Mientras iba agarrada fuertemente a su cintura él manejaba y a veces disparaba para atrás. Yo no podía creer que me encontrara en esta situación, tenía tanto miedo de que una bala me diera en la espalda o en la cabeza. Como venían detrás ni cuenta me daba. Quizás íbamos como a mitad de camino, a lo lejos pude ver algunas luces, no podía distinguir bien por el agua que me nublaba la vista. —¡Creo que vienen lanchas ahí! —me hizo saber.

Cuando las lanchas se acercaron, Tom aminoró el paso.

—¿Por qué paras? —inquirí.

—Creo que reconocí a alguien.

En eso, de las dos lanchas que estaban cerca de nosotros salieron un montón de hombres armados y empezaron a dispararle a los tipos que venían detrás de nosotros. Me cubrí los oídos por el ruido que hacían los disparos, pero no sé qué pasó que me caí al agua. Estaba fría. Al salir a la superficie, Tom también estaba en el agua.

—¡Alis! —exclamó alguien desde la lancha. Era Nicky, venía vestido todo de negro y traía una pistola en mano— ¡nada hacía acá, Alis, yo te cubro!

Empecé a nadar hacia la lancha de Nicky lo más rápido que pude. Tom venía detrás de mi. Cuando estaba en la orilla de la lancha Nicky me tendió la mano y me ayudó a subir. Estando arriba me sentí a salvo, en los brazos de Nicky me sentía así. Él me abrazó como si no hubiera un mañana, me abrazó fuerte de manera protectora.

—Niña, ayúdame aquí —escuché que me había dicho Tom. Me giré a él y, cuando le iba a tender la mano, escuché un disparo y luego sangre en el pecho de Tom. Grité un poco al ver la escena. Miré cómo Tom caía de espaldas al agua y se perdía en el océano. Nicky me atrajo a su pecho para que me tranquilizara.

Pobre Tom...

—Tranquila, Alis, ya pasó todo —me sobó el pelo— Vámonos de aquí —les dijo a sus hombres. Ya no se escuchaban disparos ahora, todos estaban muertos— Siéntate conmigo, Alis —los dos nos sentamos en los sofás de la lancha mientras ésta arrancaba. Lloré un poco por todo lo que había vivido hoy. Había sido demasiado para una chica común y corriente como yo.

—Fue horrible... —susurré.

—Perdóname, esto fue mi culpa —me besó la sien— Solo culpa mía.

Negué con la cabeza.

—No, fue mi culpa por entrometida —en eso nos quedamos viendo a los ojos un poco, luego nuestra vista pasó a nuestros labios. Yo mordí mi labio inferior... quería, no, necesitaba besarlo. Era como una necesidad dentro de mi, algo que no podía evitar.

—Alis... —susurró— Si me sigues viendo de esa manera creo que no me resistiré.

—¿De hacer que?

Silencio. Su mirada era de súplica, de retos.

—Esto —en un rápido movimiento me tomó la nuca con una mano y me besó salvajemente. Sentía que mis labios necesitaban de los suyos. Su lengua se encontró con la mía. Me monté encima suyo sin importar que el chico que manejaba la lancha nos viera y le seguí el beso. Tiré de sus cabellos salvajemente e incluso se me escaparon unos cuantos gemidos.

—Nicky... —murmuré su nombre entre el beso. Sentía que no podía seguir negando lo que sentía, no podía seguir ocultándolo o evadiendo esos sentimientos—... Yo...

—¿Tú qué?

—Yo te... —estaba apunto de decir la frase menos esperada, pero la voz del chico nos interrumpió.

—Jefe, ya llegamos —la lancha se detuvo— Los hombres de Antonio no nos siguieron.

Me separé de él y me puse de pie, sintiendo un poco de vergüenza por la posición en la que estábamos.

—Sé que Antonio no se quedará tranquilo, él querrá vengarse. —Nicky se puso de pie.

—¡Alicia ! —escuché el llamado de alguien. Mate venía casi corriendo por el muelle, saltó a la lancha y me abrazó. Todo pasó tan rápido que apenas y lo asimilé. Ni siquiera me había acordado de Mate. —¿Como estas? ¿Te hicieron algo? Ese maldito de Antonio me las pagará. Tu, Nicky, ¿por qué mierdas no me avisaste que irías por Alis? Siento mucho no estar ahí —negó con la cabeza. En realidad se miraba muy preocupado, me sentí mal por el. Y recuerdo lo que me había dicho a mi misma hace unas hora cuando estaba en el cuarto encerrada, dije que hablaría con Mate. Pero ahora no era el momento.

—Estoy bien, Mate, solo ha sido el susto.

—Alicia tiene que descansar, pero es peligroso que se quede sola en su departamento —Nicky se acercó a mi, parecía molesto que Mate estuviera aquí. Y no es para menos.

—Yo me quedaré con ella —se apresuró a decir Mate.

—No es necesario —me apresuré a decir yo.

—Entonces yo lo hago —ahora me dijo Nicky.

—No es necesario —repetí— Yo estaré bien, le diré a Graciella que me acompañe —salí de la lancha. Estaba mojada y tenía frío.

—Bueno, entonces mis hombres se quedarán cuidándote —dijo Nicky— Habrán fuera del edificio y fuera de tu apartamento—ellos también salieron de la lancha.

—Pondré a trabajar a los míos también —siguió Mate. Rodé los ojos porque parecía más bien una competencia de quien hacía más cosas. Ni siquiera se ponían a pensar en lo que yo sentía. Necesitaba descansar, había pasado el peor susto de mi vida. Casi muero, escapé de la mansión de un mafioso y me alié con otro. Sentí lástima por Tom.

—Hagan lo que quieran, solo no actúen como si yo no estuviera aquí. Si quiera pregúntenme a ver si yo estoy de acuerdo.

—¿Estas de acuerdo? —me siguió la corriente Nicky.

—Solo quiero llegar a casa.

—Está bien, vamos en mi coche —Nicky abrió la puerta del copiloto.

—No, vamos en el mío —ahora Mate abrió la puerta del copiloto del suyo.

Me sentía rara, dos hombres guapísimos y exitosos peleándose por mi. Esto jamás de los jamases me hubiera pasado a mi.

—Pónganse de acuerdo —me llevé una mano a la cabeza— Ni siquiera sé qué hora es.

—Son las cuatro de la mañana —murmuraron los dos al mismo tiempo.

—Solo quiero dormir —zapateé. Estaba actuando como niña chiquita pero me sentía estresada y con ellos dos no se podía.

—Está bien, Alis —Nicky se acercó— Vete con Mate si quieres, yo me encargaré de la seguridad, ¿esta bien? Lo que más me importa es que estés bien y que te sientas cómoda. Tranquila.

—¿Estas seguro?

—Claro, iré detrás. No te dejaré sola ni un momento.

Le sonreí a Nicky, al menos había actuado de manera sensata cosa que agradecí. Me subí al coche de Mate, este se subió después y arrancó. Detrás venía Nicky y los demás.

Cuando llegamos a mi departamento me adentré un poco pero me giré a Mate.

—Gracias por traerme, estaré bien —le di un medio abrazo para no parecer desagradecida.

—¿Estas segura de quedarte sola? —me inquirió.

—Claro, estaré bien. —señalé a los tres tipos armados que venían por el pasillo. —Y abajo quedaron más —me encogí de hombros. A decir verdad me sentía protegida.

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