Mi primera vez (COMPLETA) romance Capítulo 44

NICKY

—Por favor, puedes elegir el lugar que quieras para comer—dijo seguro, saliendo del edifico, no quería que ella se sintiera incómoda solo por llevarla a lugares caros o lujosos—yo voy tranquilo donde sea que tu vayas—asentí para hacerla sentir cómoda.

—¿Estás seguro?—frunció el ceño aún no creyendo en mi palabra.

—Si. Si te lo estoy diciendo es porque si y ya, Alis,—nos adentramos a mi coche—Ah. Por cierto, sé que todos estos hombres que ves acá te deben de poner nerviosa o incómoda, sé que no estás acostumbrada a ver esto, pero es por tu seguridad.

—Lo sé y créeme que aún no me hago la idea de tener gente así cerca de mi—se abrochó el cinturón—pero tenemos que hablar algo muy serio—me dijo fulminandome con su mirada, en el fondo sabía a qué se refería, pero no quería nada de mentiras entre nosotros, de esa forma terminaría lo poco que he ganado con ella.

—Esta bien, pero hablamos más tarde, no quiero que estés pensando en otras cosas—sonreí para salir del tema incómodo, arranqué el coche y salimos.

—Nicky—preguntó con su mirada al frente—¿por qué eres muy serio en algunos momentos después que quizá hemos pasado algo bonito? He notado que siempre haces eso—ella era bien analítica, más de lo que imaginaba—¿acaso no te gusta verte vulnerable en ese momento?

—Solo soy un hombre muy reservado, Alis, en la vida me han pasado tantas cosas que mejor soy precavido con ciertas cosas que pueden crecer, yo me conozco muy bien y sé que si le doy mucha importancia a eso me veré en una situación peor de la que he estado—giré a la izquierda, en realidad yo no me quería entregar en su totalidad a Alis aún sabiendo que ella siente cosas por mi, pero es que ella está con Mate y hasta ese entonces no puedo hacer nada por más que quiera.

—Ok, si tú lo dices...—encogió sus hombros

—Por cierto ¿Dónde es que iremos a comer?—llevaban rato girando por acá y por allá esperando a que ella tomara una decisión—si quieres vamos ahí—señalé y se miraba un lugar de esos clase media, nunca en mi vida había comido en esos lugares, pero quizá no tenía nada de malo.

—No, ahí no—negó con su cabeza rápidamente—te guiaré al lugar que iremos—pisó los labios en una sola línea como tratando de idear algo.

—Está bien, yo solo sigo tus órdenes—qué raro me había sentido al decir eso.

Conducí por al menos veinte minutos, en ese transcurso iba hablando con Alis de todos un poco, nos estábamos conociendo cada vez más y a medida que ella se expresaba yo solo tenía los ojos puestos en su rostro, en esos labios y en ese cuerpo por supuesto, tenía tantas ganas de hacerla mía que si fuera posible en el micro coche lo hubiera hecho. Todo este tiempo me he contenido de no hacer cosas imprudentes con ella, pero este deseo me estaba matando, ya no tenía dominio sobre el. Desde que me levanto hasta que me duermo me sigue, incluso puedo confesar que me masturbé, lo sé, suena un poco pervertido, pero es que no puedo estar con ninguna mujer si no es con ella. Aunque no sea mi novia, decidí pertenecerle a ella, solo ella tenía el derecho de poner sus manos en mi cuerpo y la verdad no me importaba si al final se quedara conmigo, para mi ella siempre será la mujer de mi vida.

—Listo, es acá—me hizo salir de mi estado de trance y volví a ver hacia el lugar donde decía Alis.

—¿Esto no se supone que es un mercado común?—habían gente caminando de arriba hacia abajo con bolsas, este lugar era de esos que hay de todo en su interior, creo que hasta la piratería existe—¿esta segura que quieres comer acá?—insistí para hacerla entrar en razón, no sé por qué, pero yo sí me sentía incómodo acá, el lugar no combinaba con mi ropa y ni con mi clase.

—Así es, pero yo quiero comer acá—se acercó de manera acechante—¿hay algún problema?—noté su sarcasmo, creo que ella me conocía lo suficiente como para no saber que yo no frecuento estos lugares, pero si la señorita quería eso, pues eso le íbamos a dar.

—No hay problema—nos adentramos al lugar. Habían mesas de dos personas frente a los locales, era gente muy común, vi pasar a unos tipos cargando cosas y ofertándolas, algunos animales colgados en ganchos, y muchas personas dentro. No sé en qué momento me llegue a meter acá, al momento que íbamos caminando, la mayoría de las personas nos quedaban viendo, cómo si al tal no encajáramos en este lugar.

—Este lugar se ve bien—se detuvo, tomó una silla y extendió su mano ofreciéndome la otra—vamos, Nicky, no seas tímido, solo es un lugar común y corriente, el hecho que no veas los cubiertos lujosos y esas decoraciones no quiere decir que la comida sea pésima, al contrario, verás qué bien se come acá.

—Esta bien—me senté, pero antes pasé mi mano encima del asiento para cerciorarme si había polvo o no—¿frecuentas este lugar?—quise saber, porque si no ha sido por ella yo jamás hubiera conocido un lugar como este.

—No vengo muy seguido, pero de vez en cuando lo hago—observaba a su alrededor, para ella parecía tan normal—la comida de acá es diferente a la que te venden en los centros comerciales o en los restaurantes, acá siento que la comida me hace recordar la granja, los míos...

—Hablando de eso. ¿Cuándo iremos de nuevo?—eso si me interesaba mucho, no puedo negar lo bien que me sentí esos días—me gustaría llevarle algunas cosas a tus padres y a tu abuelo que me cayó tan bien.

—En su momento, Nicky, en su momento... mira—señaló a una muchacha que venía con su delantal.

—¿Qué desean ordenar?—traía un bolígrafo y un talonario.

Ni siquiera había un menú acá, solo había una pizarra acrílica situada encima de la pared del lugar, eché un vistazo y no conocía nada de lo que se estaba ofreciendo.

—Yo comeré lo mismo que tu—me adelanté, creo que sería una buena idea.

—Bueno, de ser así tráigame el número tres—asintió viéndome.

—¿De tomar qué prefiere?—preguntó la muchacha y con respecto a las bebidas si podía conocer más o menos las cosas que estaban ahí.

—Yo quiero un batido de leche y granola—puse mis labios en una sola línea.

—Yo quiero este—señaló Alis—¿pero qué lleva?

—Bueno, ese batido lleva zanahoria, jugo de naranja, jengibre.—le explicaba con amabilidad.

—¿No podría añadirle pepino?—sugirió Alis.

—Perfectamente—asintió la muchacha.

—Bien, entonces por favor añádale eso—poco tiempo la muchacha se retiró.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi primera vez (COMPLETA)