Mi primera vez (COMPLETA) romance Capítulo 47

y se fue por un pasillo.

—Por Dios, no sé cómo agradecerte, Mate —mamá se acercó a él— Muchas gracias, créeme que esto te lo deberé.

—No se preocupe, señora, eso no es nada y si tengo la oportunidad de ayudar a alguien lo hago. Sin ningún interés a cambio.

—Eres un buen chico, Mate, mereces una buena mujer.

Mate me vio cuando mamá dijo eso.

—Y creo que la tengo.

Bajé la mirada porqués me sentía un poco incómoda, además de que Mate daría una fuerte suma de dinero y la verdad no quería quedar en deudas con el. Ni con nadie.

—Muchas gracias en serio.

—Mate, ¿podemos hablar? —me acerqué a él.

—Claro.

Le hice una seña a mamá de que ya volvía, me llevé a Mate al final del pasillo porque necesitaba decirle algunas cosas.

—¿Pasa algo?

—Sí, ¿por qué haces esto? —me crucé de brazos encarándolo— esa cantidad de dinero es muchísima, no podría pagártela ni trabajando cinco años. Quizás deberíamos de buscar otra opción.

—Alis, no hay opción, tu padre necesita con urgencia ese dinero sino se podría poner peor. ¿Eso es lo que quieres?

—Obviamente no.

—Entonces no te preocupes por eso, el dinero es lo de menos, aquí lo que me importa es que estés bien y que tu familia esté bien.

Dudé por un momento, era cierto que mi padre necesitaba que lo llevaran de urgencia a otro hospital, nosotros no sabíamos dónde conseguir ese dinero. Al menos así de rápido. Pero estaba segura de que se lo pagaría a Mate. A cómo fuera. No me gustaba deberle a nadie ningún tipo de favor y menos dinero.

—Está bien —asentí.

—Alis, —mi madre apareció a nuestro lado— Tu padre ya está en la ambulancia, ¿en que coche nos vamos?

—En el mío, claro está. Vengan, necesitamos ir detrás de la ambulancia para no perderla de vista.

Las dos asentimos y lo seguimos a la salida. Pasamos por la recepción hasta llegar al parqueadero. Allí estaba la ambulancia montando a papá. Iba en la camilla, me sentía tan mal por el y tan triste por lo que pasaría.

Mamá, Mate y yo nos montamos a su coche. Cuando la ambulancia arrancó nosotros también. Teníamos un largo camino por recorrer.

Era de noche en New York, la ciudad siempre estaba iluminada, eran unas luces que por donde quiera que girabas las mirabas. En los edificios altos, etc. La ambulancia se detuvo frente a un edificio mas o menos grande. Tenía la palabra Hospital en rojo y en grande. Afuera al parecer ya estaban esperando a mi padre porque en cuanto la ambulancia llegó habían algunos médicos que ayudaron a sacar a papá y lo llevaron en una camilla dentro. Mate, mamá y yo nos adentramos al hospital. Mi madre había preguntado por papá en la recepción y le habían dicho que estaba en la habitación 300. Los tres subimos en el ascensor hasta llegar a ese pasillo. Pero papá no estaba allí, los médicos lo tenían no sé dónde haciéndole estudios y eso.

Qué cansada me sentía. Y con sueño también. En el reloj eran las once y media de la noche. Había sido un día muy agitado. Mamá y yo estábamos sentadas en unos sofás de la sala de espera, ella no podía dormir. Mate había ido por unos café en la cafetería.

—¿Alis? —mamá se reincorporó y me tomó la mano en donde estaba el anillo.

Genial, ahora viene la preguntadera.

—¿Y este anillo?

—Es solo un anillo, mamá.

—Pero no eres de usar anillos. Además de que se ve súper caro, mira estos diamantes —me miró mal— Alicia Matten, me dirás en este momento qué está pasando.

Suspiré profundo para tratar de relajarme un poco ya que la situación de mi padre me estresaba y ahora mi mamá con su sermón.

—Mamá, lo que pasa es que... —no sabía ni cómo decirle—... Mate me dio este anillo.

Abrió la boca del asombro pero luego la cerró.

—¿Qué? ¿De compromiso?

—No, es un anillo de promesa porque... Mate es mi novio, mamá —confesé al fin.

Ella no pareció sorprendida después, solo me miró como con pesar o con lastima.

—¿Por qué me ves así?

—¿Qué se siente? —fue lo único que me preguntó.

—¿De qué?

—Estar con una persona a quien no amas.

La miré sin entender, mi madre al parecer me conocía mejor que yo.

—Tienes razón —miré para ambos lados cerciorándome de que Mate no estuviera por aquí y me escuchara— Es solo cariño. Además somos solo novios no significa que nos vayamos a casar.

—El anillo de promesa es previo a cuándo te piden matrimonio. Es decir, si tu novio te da un anillo de promesa significa que es contigo con quien se quiere casar. Pero puede ser en algunos meses o en algunos años. El anillo de promesa es previo al de matrimonio.

—Pues Mate me dijo que los novios se dan anillos de promesa —me encogí de hombros.

—Tu padre me dio uno cuando éramos novios. Estábamos en la preparatoria. Llegamos a la universidad y aún lo teníamos. Cuando salimos de la universidad él me dio el anillo de compromiso. ¿Lo ves?

—Pues no creo que pase con todos los noviazgos.

Ahora me sentía un poco indecisa.

—Aquí están los cafés —Mate apareció con tres vasos de café.

—Gracias —mamá tomó uno. Yo tomé otro y Mate quedó con el suyo.

—Deberían ir a descansar. No creo que tengamos noticias sino es hasta mañana temprano.

—No me quiero despegar de mi esposo —respondió mi madre con cierta nostalgia— Si quieres vayan ustedes, yo me quedaré aquí.

—No te dejaré sola, mamá —la medio abracé— Aquí nos quedamos las dos.

—Insisto, pueden quedarse en mi casa si quieren...

Cuando dijo eso lo miré mal.

—O en el departamento de Alis, no está muy largo.

—Pero es que yo no quiero irme, tengo que estar con mi esposo. Es mi deber.

—Está bien, yo solo decía. —en eso Mate recibió una llamada. Sacó su teléfono y miró el remitente— Disculpen, es de la oficina y tengo que contestar —se puso de pie y se fue por un pasillo a contestar.

Mamá y yo nos acomodamos bien en el sofá para poder dormir mejor.

—Deberías de descansar, Alis, mañana tienes trabajo.

—Nicky me dijo que podía tomarme los días necesarios.

—Lo imaginé porque Nicky es una gran persona. Pero no puedes aprovechar que le gustas para que salgas libremente. Creo que tus compañeros de trabajo pueden empezar a hablar.

—En primer lugar, mamá, a Nicky no le gusto. En segundos lugar, no me importa lo que piensen.

—Yo solo decía. Ahora más que nunca tu padre y yo debemos trabajar. Digo, si tu padre está sano y salvo. Porque no queremos deberle nada a nadie. Le pagaremos a Mate, Alis.

Lo pensé. Ella tenía razón. Nosotros éramos un poco orgullosos con respecto al dinero. Y para poder ayudarlos a pagar esa deuda tenía que trabajar más duro. Sé que Nicky me dijo que me pagaría los días que no llegara, pero me parecía injusto.

—Tienes razón, mamá. Le pagaremos. Iré temprano a trabajar pero con la condición de que me digas todo lo que te digan los doctores.

—Eso es seguro.

—Está bien.

Las dos nos acomodamos mejor en el sofá, al parecer esta noche no tendríamos noticias de papá. Mis ojos se sentían pesados. Antes de dormirme pude ver a Mate a lo lejos aún hablando por teléfono. Luego de eso me quedé dormida.

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