Mientras iba en el camino mi celular volvió a sonar en una llamada, pensé que era Nicky de nuevo apurándome pero no, era mi mamá. De inmediato contesté:
—Mamá, estaba por llamarte —medio mentí. Tantas cosas que había pasado hoy que se me había pasado por completo. Me sentía una mala hija ahora.
—No te preocupes, cariño, sé que tienes trabajo. Te quería comentar que tu padre ya salió de la operación. Gracias a Dios fue todo un éxito. Ahorita está dormido pero me dijo el doctor que se recuperará.
Respiré aliviada.
—Qué buena noticia, mamá. Llegaré mañana muy temprano, o no sé si quieres que pase la noche contigo como ayer. Digo, para que no estés sola.
—No es necesario, me quedaré en la habitación de tu padre cuidándolo. Se siente tan bien pensar que se recuperará. Siento que me quitaron un peso de encima.
—Tranquila. Todo estará bien.
—Por cierto, deberías de venir con Mate, tengo que darle las gracias porque sino fuera por él no sabríamos cómo hubiéramos hecho con tu padre —murmuró. Me mordí el labio inferior porque ahora no sabía cómo decirle que había terminado mi relación con Mate, y peor aún, después de que él nos había dado esa cantidad de dinero. Tendremos que pagárselo sí o sí.
—Claro, mañana te cuento. Ahorita tengo que ir a la oficina porque ni jefe me necesita.
—¿Nicky? Salúdamelo mucho por favor. ¿Te conté que hoy estuvo aquí por la tarde?
Fruncí el ceño.
—¿A qué hora?
—Como a eso de las cinco. Quiso venir a ver cómo estaba tu padre o si necesitábamos algo. Me parece tan atento Nicky.
Rodé los ojos.
—Sí, mamá, lo es.
—Bueno, te espero mañana entonces.
—Está bien.
Corté.
Aceleré un poco el coche porque necesitaba llegar donde Nicky lo más pronto posible.
•
Minutos después estacioné el coche cerca, me bajé y me dirigí dentro del edificio, ya casi no había personal solo el señor de la limpieza. Lo saludé animadamente para después adentrarme al ascensor. El subir los pisos se me hizo eterno. Al llegar al piso del jefe la puerta del elevador se abrieron así que salí. En el camino me encontré con Kyle, parece que venía yéndose.
—Vane... te encontré a tiempo —le dije, entregándole las llaves del coche—... gracias, me ha servido mucho.
—No es nada —las tomó, guardándolas en el bolso— ¿como te fue con Mate?
—Pues no lo sé —nos acercamos a su escritorio— Terminé con el, me costó un poco pero pude hacerlo. Me sentí tan mal de haberlo terminado, me sentí una mala persona por haber jugado con el. Me doy cuenta de que solo lo utilicé, ya sabes, estar con una persona para olvidar a otra. Si me hubiera pasado lo mismo me sentiría muy mal.
—Lo entiendo, pero yo sé que estabas dispuesta a enamorarte de él. No es tu culpa.
—Mate se puso muy mal —mordí mi uña— Debe de estar odiándome en estos momentos.
—¿Tan mal?
—Sí, se decía cosas así mismo como que no servía y también se golpeaba o golpeaba cosas.
—Qué fuerte —musitó.
—Ya lo sé. ¿Nicky está en su oficina? Me pidió que viniera.
—Lo está. Pero está con unos señores, no lo sé, parecía importante.
Fruncí el ceño un poco dudosa. Si estaba ocupado, ¿por qué me pidió que viniera?
—Yo me tengo que ir, tengo mucha hambre y no puedo pasarme de las comidas —Kyle se reincorporó.
—Claro, te veo mañana. Gracias por el auto.
—Está bien, cuídate.
Y se fue.
Respiré profundo y avancé por el pasillo hacia la oficina de Nicky, las puertas estaban cerradas obviamente. Se escuchaban voces pero no podía distinguir qué decían. Me quedé recostada en mi escritorio debatiéndome en sí tocar o no. No quería interrumpir una reunión importante del jefe. Pero no sabía cuánto más tardaría. En eso las puertas se abren y de ellas se asoma Nicky.
—Alis, ¿qué haces ahí?
—Esperándote.
—Ven, tengo algo que comentarte —tendió su mano. Se la tomé y avancé a su oficina. Dentro habían dos señores, estaban vestidos de traje o cosas así.
—¿Qué pasa?
—Son del departamento de investigación. Vinieron donde mi porque encontraron una anomalía desde hace algunos años en los premios al empresario del año.
Dudé un poco.
—No entiendo.
—Lo que le quiere decir, señorita —me dice un hombre mayor— Es que alguien compraba los premios. Es decir, para ganar él y no la persona que sí los merecía. —mostró un cuaderno— Estos son los verdaderos resultados. La empresa de Nicky está más alta que todas las demás desde los últimos años. Una persona pagó mucho dinero para alterar los resultados y hacer ver que su empresa tenía los resultados más altos.
—¿Y quién fue esa persona?
El señor miró de Nicky a mi, Nicky le hizo un asentimiento de cabeza así que el señor me miró.
—Mate Russel.
Espera, ¿que?
—¿Qué? No puede ser cierto.
—Pero lo es. Fue quien ganó todos estos años. Ahora sabemos por qué.
No podía creer que Mate hubiera hecho algo tan bajo como eso, pensé que era un hombre justo y leal. Pero ¿adulterar los resultados? Y peor, de su amigo Nicky. Me acordé de cuando Nicky se puso mal en el baño porque pensó que no era suficientemente bueno y que nada de lo que hacía funcionaba. Todo el esfuerzo que ponía. Todo su empeño. Ahora sabía que había valido la pena. Qué él sí era un ganador desde hace mucho tiempo.
—¿Como se enteraron? —quise saber.
—Ha ganado los últimos cinco años, nos pareció raro así que decidimos investigar. Nos tomó un rato pero dimos con la falla. —se pusieron de pie— Si nos permiten, iremos por Mate Russel.
—¿Qué le van a hacer? —me asusté.
—Solo lo llevaremos a la delegación para que nos brinde su testimonio. Si es culpable... —hizo una mueca con la boca. Eso solo me dio a entender de que sí Mate era culpable... iría a prisión quien sabe por cuánto tiempo.
—¿Irá a la cárcel?
—Es probable, el fraude que hizo fue en contra de Nicky Chance, si el lo denuncia irá a la cárcel pero si no lo hace quedará libre.
Miré a Nicky, este se miraba pensativo. Debe de estar debatiéndose en qué es lo que hará con su amigo... o con su ex amigo. No lo sé.
—Si nos disculpan nos tenemos que ir. Pasen buenas noches —los señores se dirigieron a la salida y se fueron. Miré ahora a Nicky, no sabía ni qué decirle.
—Nicky... —empecé diciendo.
—No puedo creer lo que me hizo —musitó.
—Deberías de hablarlo con él y preguntarle por qué lo hizo.
—Es la verdad, Nicky —me crucé de brazos como niña chiquita.
—Está bien, en algún momento me tendrás que decir.
Asentí.
No sabía si ahora éramos novios o no sé qué.
—¿Para eso me habías llamado? —miré mis uñas— Para decirme lo de Mate.
—No, pero aproveché para eso.
—¿Y entonces para qué era?
—Luego te cuento, lo que quiero ahorita es estar contigo —me volvió a abrazar así que le correspondí el abrazo. —¿Me acompañas a la comisaría?
—Está bien —asentí, cuando íbamos a salir de la oficina escuchamos un pitido proveniente de algún lugar. Miré a Nicky con desdén porque no sabía lo que era. Aunque en el fondo me lo imaginaba. —¿Nicky?
—Agáchate —Nicky me cubrió con su cuerpo en el momento en que escuchamos una explosión proveniente de la puerta principal. Grité un poco y cerré mis ojos. —Alis, ¿estás bien? —me inquirió Nicky. Cuando abrí los ojos la oficina estaba en llamas.
—Nicky —me asusté. Él me tomó de la mano para ponernos de pie. Nos habían puesto una bomba en la entrada, si hubiéramos estado más cerca... creo que los dos no estuviéramos aquí ahorita. Tomé del brazo a Nicky y me aferre más a él.
—Tranquila —se dirigió a su mesa que estaba partida en dos. Tomó armas de debajo de ella, al parecer estaban adheridas. Él me tendió una. —¿Sabes usarlas?
Asentí. Tomé la pistola y la cargué.
—¿Quienes son?
—Los hombres de Antonio —me llevó a una esquina— Tengo que terminar con esto de una vez por todas —abrió la puerta del baño y me adentró.
—¿A donde vas? —quise saber porque me quería dejar sola en el baño.
—¡Nicky! —escuché un grito desde el pasillo. Sí, era la voz de Antonio.
Nicky se adentró al baño y se dirigió a la ducha.
—Alis... —me llamó. Me acerqué a él, en la pared había una puerta secreta. Cualquiera hubiera pasado por alto esa puerta— Vete por aquí, estas escaleras te llevarán a la salida de la puerta trasera. Afuera siempre hay dos coches esperando. Necesito que tomes uno y te vayas para el hospital donde tu madre. Llamaré a mis hombres para que resguarden el hospital —me dijo haciendo el amago de sacar su teléfono.
—No te dejaré solo, Nicky —demandé con voz fuerte.
—No seas necia, Alicia , no quiero que esta gente te haga daño. Yo me las arreglaré solo.
—Han de ser muchos contra ti.
Sentí miedo por el. Miedo de que le fueran a hacer algo.
—No importa, puedo con ellos —me quiso adentrar a la puerta. Yo accedí entrando.
—¿Me prometes que vendrás detrás de mi?
—Te lo prometo —se acercó, me tomó de la nuca y me besó. Solo esperaba que no fuera un beso de despedida— Te lo prometo —repitió. Al separarnos me adentré más al pasadizo. Nicky me dio una ultima mirada para después cerrar la puerta. Me había quedado sola en esta oscuridad. Saqué mi teléfono y encendí la linterna. Bajé unos cuantos escalones hasta llegar a una especie de bodega. Me sorprendí al ver cajas y tacos de algo. Me acerqué a ellos y rompí uno. Lo que me temía. Ese polvo blanco era droga. Nicky era igual que Antonio. De seguro de eso era lo que estaban hablando la otra vez, cuando Antonio le reclamó sobre una mercancía incompleta.
En la pared había como otra puerta secreta, al parecer daban a algún lugar de la empresa. La abrí con cuidado y me asomé. Era el pasillo cerca de la oficina de Kyle. Miré a hombres ahí armados, custodiando. En eso escuché disparos.
Nicky.
Tenía que hacer algo por el.
Saqué mi mano y apunté al primer hombre con mi arma. En este momento agradecía que mi padre me hubiera enseñado a disparar hace mucho tiempo con un rifle. Aunque dispararle a los pájaros no era una buena idea. Tenía que ser rápida porque cuando le dispare a uno el otro me verá y querrá matarme. ¿Cuán rápida puedo ser? Respiré profundo y me relajé, todo sea por salvar a Nicky. Apreté el gatillo y le disparé al primero, dándole en la espalda, cerca de su cuello. En eso, el otro se giró para donde mi, pero fui más rápida y le disparé en su pecho.
Los dos cayeron al piso, muertos.
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