Mi primera vez (COMPLETA) romance Capítulo 53

manos estaba muy apretado. Mate se miraba cómo un loco, estaba despeinado y desarreglado, no parecía el tipo de antes.

—La policía fue a buscarme ayer —murmuró, paseándose de un lado a otro— Suerte que logré escaparme a tiempo. Cuando llegué a la empresa de Nicky estaba hecha un desastre, los hombres de Antonio me contaron lo que había pasado. No puedo creer que ahora seas la jefa.

—Yo no soy ninguna jefa —escupí— Ese tipo merecía morir, además, sino lo asesinábamos nosotros él nos mataba. Era supervivencia nada más.

—Es igual. Pero si yo te asesino a ti... quedaré al mando —me señaló. Genial, ahora tendría que lidiar con este loco, y pensar que lo apreciaba. Son un asco.

—Hazlo —lo reté— de todas formas no tengo nada que perder.

Mate se acercó y se agachó frente a mi.

—Pero antes haré lo que siempre quise hacer —dijo, mirándome el cuerpo descaradamente. Sabía a lo que se refería. No sabía dónde estaba, quizás era una granja vecina, pero estábamos dentro del establo así que no podía ver el exterior— Hacerte mía.

—No te atrevas —demandé. Me sentía sola, ni mis padres sabían dónde estaba. Nadie lo sabía. Así que si no lograba salir de aquí Mate... él abusaría de mi. Y eso no lo podía permitir.

—Al final de cuentas yo seré quien gane la apuesta —sonrió de lado. Mate se había convertido en un monstruo. O quizás siempre lo fue y nunca quise darme cuenta. ¿Cómo pude ser tan ciega? Se acercó, queriendo tocarme el pelo, pero me aparté.

—No quisiera forzarte, Alis, pero me hubiera gustado que fuera voluntario. Te hubiera tratado tan bien. Si hubieras estado conmigo lo hubiera hecho. No te hubiera faltado nada. Pero decidiste irte con Nicky.

—Yo no me fui con Nicky —le dejé en claro— Con ninguno de los dos, son un... —iba a decir "basura" pero aunque Nicky me hubiera hecho tanto daño no me gustaba tratarlo de esa forma. Para mi desgracia lo quería, no lo quería, lo amaba y eso no es algo que se puede quitar de la noche a la mañana.—... unos mentirosos.

—Como sea, —se acercó más— Lo que te dijo Nicky fue cierto: fue idea mía lo del contrato. Le aposté que tú estarías conmigo de primero, eso le ardió a Nicky así que me quiso demostrar que no. Le propuse una competencia. Al principio estuvo dudoso pero terminó accediendo.

—Siempre le jugaste sucio a Nicky —espeté— Con los premios, el trabajo sucio y conmigo.

—Como dices: es un juego. Pero basta de tanta habladuría, tengo muchas ganas de ti, Alicia —me tomó de los hombros y me puso de pie.

—¿A donde me llevas?

Mate me cargó y me llevó al otro extremo del establo, ahí había una sábana encima del pasto, habían dos almohadas y una colcha más. Miré a Mate con horror, no podía creer que fuera capaz de violarme.

—Mate, no lo hagas.

Mate me lanzó encima de la sábana y se empezó a quitar la faja de los pantalones. Entré en pánico en ese momento, me removí en el mismo lugar intentando zafarme, cuando logré sentarme quise ponerme de pie pero Mate no me dejó, estaba muy atada y los nudos estaban muy apretados, tanto así que me dolía la piel si me seguía removiendo. Podría cortarme.

—Mate, te meterás en problemas si haces esto —lo miré mal.

Mate se quitó sus pantalones. Solo había quedado en bóxers, luego se abalanzó hacia mí.

—Por supuesto que no, serás mía al fin —me manoseó los pechos y todo.

—¡No, Mate! —exclamé, me estaba tocando sin mi consentimiento. —¡Por favor no! —incluso sentía unas lágrimas bajar por mis mejillas.

Mate me besó el cuello, sentí su lengua pasar por él, me tocó mis nalgas e incluso manoseó mi zona íntima. Intenté cerrarme lo más que pude para evitar que me siguiera tocando, pero era inútil.

—¡Mate! —grité después— ¡ayuda, por favor alguien que me ayude! —grité más fuerte.

—Grita todo lo que quieras, cariño, aquí nadie te escuchará —me empezó a quitar la camisa, pero como mis manos estaban atadas no podía salir— Mierda —maldijo sin saber que hacer. Sabía que si me soltaba yo escaparía. —Alis, no hagas nada indebido porque sino te irá peor.

—Mate, por favor, tú eres más que esto —lo quise convencer, de nada servía que me desatara las manos sino podía correr con mis pies atados. Tenía que convencerlo de una forma. Mate parecía del tipo que se dejaba convencer rápido, digo, por parte de mujeres. —Si querías esto solo tenías que pedírmelo de una buena manera —mentí, mi tono había sonado más pasivo. Mate me miró indeciso.

—¿Como?

—Así es, jamás me dijste "quiero ser el primero en tu vida" solo me decías otras cosas lindas y ya.

—Entonces... ¿también querías? —dudó.

—Así es —respondí asintiendo.

—No te creo, Alis —achicó los ojos con desconfianza.

—¿Por qué no? —me acerqué— ¿olvidaste la vez de la cabaña? Estuvimos a punto de hacerlo, pero preferiste irte.

Mate pareció convencerse más y más.

—¿Puse objeción esa vez? —levanté una ceja.

—No —respondió.

—¿Entonces? —elevé una mano y le acaricié la cara— No perdamos el tiempo. Solo estamos tú y yo aquí, solos, alejados de los demás. ¿No te gustaría? —mordí mi labio inferior. Mate estaba cayendo poco a poco. Y era eso lo que quería.

—Claro que sí. He soñado con este momento todo este tiempo —me sobó el pelo— Te confieso, Alis, que me masturbo cada mañana recordándote. Te tengo muchas ganas.

—No perdamos el tiempo entonces —me acerqué—También he soñado con este momento. —pasé la punta de la lengua por su mejilla. Mate cerró los ojos sintiendo un poco de placer— ¿sabes que me gustaría?

—¿Qué?

—Atarte y hacerte de todo.

—Eso suena tan excitante.

Es tan tonto que no se lo imagina.

—¿Y qué esperamos? —cuestioné, llevé mi mano al cierre de su pantalón y se lo bajé.

Mate me desató los pies, mis manos las tenía libres. Estaba en brazier.

—No hagas locuras —me miró como sentenciándome.

—Locuras haré pero contigo —hice de toda mi fuerza de voluntad para besarlo, tenía que creérsela.

—Eso me gusta —Mate se quitó la camisa y el bóxer, dejando ver su miembro duro y erecto— Estoy listo para penetrarte. Quítate la ropa —mandó— te quiero ver.

No quería hacerlo pero si no lo hacía sospecharía, así que me quité el pantalón, solo quedando el ropa interior. Mate me hizo una seña que me quitara la ropa interior también. Con desconfianza me quité el calzón y el brazier, ahora había quedado completamente desnuda frente a él.

—Hazme de todo, Alis —Mate se miraba muy ansioso.

—Como quieras —me monté encima suyo sin sentarme y tomé un trozo de trapo. Le vendé los ojos. —¿Tienes ganas? —quise meter platica.

—Muchas.

—Así me gusta.

Mate acarició su pene, cosa que me desagradó. Tomé una cuerda y empecé a amarrar sus manos de unos tubos.

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