El Rolls Royce negro se precipitó, rompiendo la barrera y dando varias vueltas en el aire antes de caer lentamente al mar, creando enormes olas...
"¡¡Vilma!!". Cirilo vio cómo el coche se hundía en el mar como una mota de polvo. Gritó hasta quedarse sin voz y, con los ojos llenos de furia, giró el volante de su coche para lanzarse tras ella, pero chocó contra el grueso pilar de acero del puente elevado y se quedó atrapado entre la barrera y el pilar.
El coche de Vilma se hundía lentamente en el fondo del mar, y todo lo que podía sentir era agua en sus oídos, en su boca, en sus ojos. Una ola grande la arrastró fuera del coche a través del cristal roto de la ventana, y la llevó a la deriva.
Hundida, escuchó la risa burlona de su hermana Betiana en su oído: "Vilma, deberías morir. Solo entonces podré recuperar mi matrimonio. ¿Cómo puedes ser tan desvergonzada, acaparando al hombre que debió ser mío? ¡Ja, ja, ja! ¡Te lo mereces!".
Cerró los ojos y lo único que le vino a su mente fue la cara afligida y llena de remordimiento de Cirilo: "Vilma, no me dejes, prometiste que me acompañarías toda la vida. ¿Acaso lo has olvidado?". ¿De verdad lo había prometido?
Luego vino el rostro de su madre, Camila Soto, llena de lágrimas: "Vilma, debes devolverle su hombre a tu hermana, no puedes comportarte así. ¿Cómo puedes ser tan deshonrosa?". ¿De verdad? Fueron ellas las que hicieron todo lo posible para casarla con ese hombre, y resultaba que ella era la que está acaparando al hombre de su hermana.
"Vilma, ven conmigo, no perteneces aquí. Te llevaré a conocer a tu madre biológica. ¡Ella piensa en ti todos los días!", Leonardo Sheffield le decía con esperanza en sus ojos.
"Vilma, te esperaré para siempre, no importa cuánto tiempo pase. Vilma, ¿acaso aún no entiendes que él no te ama? ¿Por qué estaría con otra mujer cuando estás embarazada? ¡No vale la pena, déjalo!".
Sí, ella no pertenecía allí, y no valía la pena quedarse. Debía irse, pero solo quería estar con su hijo, estaba lista para irse.
Finalmente estaba liberada, iba a ir al otro mundo para estar con su hijo.
Adiós, Cirilo. Adiós, papá. Adiós, Raymundo. Adiós, Leonardo. Su cuerpo se hundió lentamente en el fondo del mar... Le parecía ver a su hijo riendo.
...
Un año antes.
En San Arrecife, los Calderón y los Durango se unieron en matrimonio. Originalmente, el segundo hijo de los Calderón, Brando Calderón, estaba comprometido con la hija de los Durango, Betiana. Pero al final, el compromiso fue cambiado al tercer hijo, Cirilo.
En la Villa de los Durango, la hija mayor, Betiana, lloraba en voz alta. "Papá, ¿por qué? ¿No me iba a comprometer con Brando? ¿Por qué ahora es Cirilo? ¡No me casaré, no voy a casarme con ese cojo!"
"Betiana, no tengo otra opción. Originalmente, Fermín, ese anciano, quería que te comprometieras con su segundo nieto Brando, pero Cirilo de los Calderón de repente propuso casarse contigo, hija, ¿qué puedo hacer?", Sergio Durango dijo con impotencia.
"¡Imposible, no me casaré con ese cojo! Papá, ¿acaso vas a permitir que tu hija se case con ese inútil?", Betiana tenía lágrimas corriendo por su rostro.
La esposa de Sergio, Camila, rápidamente consoló a su hija: "Bety, tu madre nunca permitirá que te cases con ese discapacitado, no te preocupes", y miró a Sergio.
Betiana se lanzó al abrazo de Camila, con lágrimas de tristeza, esta última después de consolar a su hija, se sentó al lado de Sergio: "Sergio, los Calderón están yendo demasiado lejos. Originalmente, el compromiso era con Brando, ¿por qué de repente cambió a ese inútil de Cirilo?".
"Abuelo, ¿por qué quieres casar a Betiana con mi hermano? ¿No prometiste que yo me casaría con la señorita de los Durango?", Brando se paró junto al anciano y lo miró directamente.
"Dado que Cirilo quiere casarse, déjalo hacerlo. Tú ya tienes tanto, solo quiere a una mujer", dijo el anciano con indiferencia.
"Pero abuelo, Betiana y yo nos amamos de verdad, no puedes hacernos esto", las venas en el dorso de la mano de Brando comenzaron a sobresalir.
Fermín Calderón giró la cabeza ligeramente y miró al hombre a su lado con indiferencia.
"Brando, él es tu hermano. Ha estado solo en Isla Alma durante nueve años, sin inmiscuirse en nada. Ahora solo quiere a una mujer para cuidarlo, ¿y tú te niegas? Tu actitud actual me hace dudar, ¿realmente eres un miembro de la familia Calderón?". La voz tranquila de Fermín sonaba suave, pero para Brando era como una ola estremecedora.
"Pero abuelo, hay innumerables mujeres en el mundo, cualquiera podría ser para él, ¿por qué tiene que ser la mujer mía? Sabes que Betiana es mía", la tristeza comenzó a aparecer en los ojos de Brando.
"Ya tienes todo lo que quieres, no pelees con tu hermano por una simple mujer. Estoy cansado, si eso es todo ya puedes irte". Fermín cerró los ojos.
Las manos de Brando se apretaron repentinamente, una luz cruel brilló en sus ojos. Dejó la habitación y salió de la mansión, puso en marcha su coche y se fue. ¡No permitiría que ese inválido le quitara a su mujer!
En la Isla Alma, rodeada de mar por todos lados, el aire era fresco, mezclado con el olor del mar. En una tranquila villa, el sol brillaba cálidamente en el balcón. El hombre en la silla de ruedas tenía un rostro tan guapo que despertaba la envidia de los dioses, sus ojos eran como un lago profundo e insondable.
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