Miserable Matrimonio (COMPLETO) romance Capítulo 39

Marcus observaba a Liviana, esperando que ella dijese alguna palabra, no había hecho ni una expresión desde que le confesó todo lo que sentía. Solo miraba un punto fijo de la habitación sentada en una orilla de la enorme cama.

—Liviana por favor di algo… estoy nervioso, necesito que digas si me perdonaras, o si volverás conmigo a nuestro hogar.

—Sí, te perdono Marcus, porque realmente no sirvo para albergar odio y rencor en mi corazón. — respondió Liviana mirándolo, y pudo ver la hermosa sonrisa que formaban sus labios al escuchar sus palabras — Pero no volveré contigo, ni a tu hogar, Marcus.

A Marcus se le borró la sonrisa inmediatamente al escucharla.

—¿Por qué? — fue lo único que pudo preguntar —

—¿Crees que por venir aquí y entrar en mi habitación clandestinamente a decirme esas palabras bonitas volvería? —estaba sorprendido por la pregunta formulada por su esposa — No Marcus, ya sufrí mucho a tu lado, aguanté todos tus desplantes, tu indiferencia hacia mí, tus infidelidades, y lo peor de todo tu odio y rencor, cuando yo lo único que hice fue amarte.

—Liviana yo…

—¿Y tú que hiciste? Despreciaste mi amor. Lo rechazaste solo porque no era suficiente para ti.

—Pero ahora lo eres todo para mi Liviana, eres mi vida, tú y nuestro bebé. Sé que cometí muchos errores contigo, pero podemos seguir, podemos ser felices, porque estoy seguro de que todavía me amas, Liviana. — dijo él arrodillándose frente a ella y tomando sus manos —

—Y no lo voy a negar Marcus, yo, muy al contrario de ti, nunca negaría mis sentimientos. — respondió Liviana —

—Lo sé, tú eres mejor que yo, en todos los sentidos, y sé que no te merezco, pero quiero ser egoísta  y ser feliz a tu lado. — Liviana sonrió tristemente recordando tres años atrás cuando lo besó por primera vez, solo por ser egoísta había obtenido tanto sufrimiento —

—Tiene gracia, lo mismo pensé yo hace tres años cuando te besé en el jardín de la residencia de tus padres, pensando que con el tiempo tú podrías llegar a amarme como te amo yo. —  dijo y Marcus llevó sus manos a las mejillas de Liviana rozándolas levemente —

—Y lo lograste cariño, tanto así que mírame aquí, arrodillado ante ti, suplicándote que me perdones y que regreses conmigo. Solo tenemos que darnos la oportunidad de ser felices.

Liviana sonrió débilmente mientras que algunas lágrimas rodaban por sus mejillas, tomó las manos de Marcus que aún la sostenían y las apretó sin querer soltarlo, pero tenía que hacerlo si realmente quería ser feliz, las apartó de su rostro y se alejó de él.

—Demasiado tarde, Marcus.  — respondió, Marcus negaba con la cabeza sin querer aceptar la decisión de Liviana  — No volveré a tu hogar, ni contigo, mantendremos lo que planeaste desde un principio, separarnos, yo…

—¡Nada! — Gritó Marcus sobresaltando  a Liviana — Tú y yo seguiremos siendo marido y mujer, continuarás siendo mi esposa y yo tu esposo. Volverás como lo que eres, mi esposa y la duquesa de Agnes, mi hijo nacerá aquí, seremos una familia, pero una feliz, aunque me cueste lograrlo, haré que vuelvas a confiar en mí, y principalmente que vuelvas a amarme.

Liviana lo miraba sorprendida, no pensaba que Marcus reaccionaría de esa forma, pero por una parte estaba feliz, esas eran las palabras que ella quería escuchar, aunque aún faltaba una y la más importante.

—¡No me puedes obligar Marcus!

—Claro que puedo, soy tu esposo. Y te prohíbo rotundamente que salgas de la ciudad, en unos días volveré por ti y será para que regreses conmigo a nuestro hogar. — dijo Marcus muy cerca de Liviana, sus ojos demostraban lo furioso y asustado que estaba — Que no se te ocurra salir de Londres, porque te juro Liviana, que soy capaz de seguirte y traerte de vuelta. Es una promesa.

Y Liviana estaba más que segura que la cumpliría, sus ojos lo decían.

Y antes de salir de la habitación de Liviana y marcharse, la tomó de la cintura y la pegó a su cuerpo, miró sus ojos y bajó a sus labios para luego besarla apasionadamente, quería quedarse y hacerle el amor, pero no quería empeorar la cosas, así que cuando el aire le  hizo falta y antes de caer en la tentación que Liviana representaba para él, se marchó, dejándola totalmente boba por aquel beso. Cuando recuperó sus sentidos, sintió que su corazón volvía a latir, no podía creer que Marcus había hecho y dicho todo aquello, pero tenía que mantenerse firme, tenía que mantener una postura seria que le indicara a Marcus que no sería tan fácil volver a tener lo que había perdido tan cobardemente.

Después de eso, tomó el baño que Marcus había retrasado y luego cayó en su cama como un angelito.

Marcus por su parte, en vez de ir rumbo a su residencia se desvió y llegó a la residencia de sus padres. Era un poco tarde, pero sabía que ellos estarían despiertos aún, y más su madre, con quien precisamente necesitaba hablar.

Al entrar a la residencia se dirigió justamente al lugar donde sabía que encontraría a su madre, la biblioteca, lady Lilian todas las noches antes de dormir leía un libro en la biblioteca mientras esperaba a su esposo. Y esa noche no sería la excepción. Sigilosamente entró a la habitación y la vio sentada en el sillón con un libro en sus manos, la observó por varios segundos hasta que decidió acercarse.

—Buenas noches, mamá. — saludó haciendo que lady Lilian saltara en su lugar por el susto que su hijo le había provocado —

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