Mientras Ariadna estaba absorta en sus pensamientos, algunas mujeres de la alta sociedad se le acercaron de forma amistosa.
—Señorita Morales, luce muy bonita en persona. ¿Seamos amigas?
—Señorita Morales, tiene una muy buena figura. ¿Le molestaría compartir algunos consejos para mantenerse en forma?
—Deberíamos intercambiar contactos. Ya que está de regreso en Distrito Jade, deberíamos mantenernos en contacto con más frecuencia.
Esas mujeres parecían ser muy amistosas y estar muy interesadas en ser amigas de Ariadna. Sin embargo, ella podía percibir con claridad sus verdaderas intenciones, pero fingió ignorancia y asintió con una expresión inocente.
—Por supuesto, me encantaría hacer amigos aquí.
Mientras las mujeres de la alta sociedad se juntaban alrededor de Ariadna, y conversaban con ella con entusiasmo, Soledad, quien estaba arriba, por fin se despertó. Vio a Cintia, quien le sostenía la mano con fuerza, preocupada, mientras que Hipólito parecía distraído como si no estuviera preocupado por ella. Soledad manifestó el resentimiento de inmediato. «Todo es por esa zorra de Ariadna que mi padre ya no me ama». Como se sentía ofendida y frustrada, comenzó a llorar.
—Madre.
—Cariño, por fin despertaste. No llores, no llores. —Cintia consoló a su hija y podía sentir su dolor.
Después de comprobar que Soledad estaba bien, Hipólito les dijo a las dos mujeres que tenía que bajar.
—Todavía hay muchos invitados abajo. Voy a ir a entretenerlos —dijo el hombre.
Antes de que la madre e hija pudieran responder, Hipólito ya se había dado vuelta y se había marchado. Después de que cerró la puerta, Soledad ya no pudo controlar la frustración y tiró una almohada contra la puerta.
—Madre. Solo mira a padre. Ya no puedo soportarlo. Quiero que Ariadna desaparezca ahora mismo.
Cintia también estaba enfurecida. Se suponía que era la celebración de la fiesta de cumpleaños de su querida hija. Sin embargo, Ariadna se había robado toda la atención. Cintia suspiró profundo para calmarse, y en cambio, trató de consolar a su hija.
—Cariño, no nos apresuremos. Si algo malo le sucede justo después de haber regresado al país, tu padre sin dudas sospecharía de nosotras. Como sabes, tu padre es muy machista y odia cuando las personas no lo escuchan. Entonces, debes tener paciencia y no actuar de forma impulsiva.
—Entonces, ¿qué deberíamos hacer ahora? —Soledad se tapó el rostro con las manos y comenzó a llorar de forma desconsolada—. Mi fiesta de cumpleaños está arruinada. Todos van a empezar a burlarse de mí. La actividad preferida de esas mujeres es chismosear a las espaldas de otras personas.
Justo cuando Cintia estaba por responder, Jana golpeó la puerta y entró a la habitación.
—Tengo excelentes noticias, señora Sandoval, señorita Soledad, ¡hay otro motivo especial para celebrar! —exclamó la niñera, quien sostenía un sobre.
Soledad no estaba interesada en saber lo que era y miró para otro lado.
—No hay nada para celebrar, todo está tan arruinado. Hoy es el peor día de mi vida.
No hacía falta mencionar que Ariadna había sido el centro de atención durante toda la fiesta, y que Soledad se había desmayado frente a todos. ¡Vaya a saber lo que comentaban esas mujeres de la alta sociedad! Mientras tanto, Cintia permaneció serena, y le preguntó a Jana:
—¿Cuáles son las buenas noticias? ¿Qué tienes en la mano?
—Acabo de recibir un documento para la señorita Soledad. Tiene el emblema de la Real Academia de Baristas —explicó Jana caminando hacia ella con entusiasmo.
—¿De verdad? —Cintia enseguida tomó el sobre de la niñera.
Después de abrirlo, y ver el contenido, sujetó la mano de Soledad con entusiasmo y exclamó:
—Soledad, ¡son buenas noticias! Has salido primera en la Competencia de Baristas de la clase alta.
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