El humor de Soledad mejoró de forma considerable después de saber que era la ganadora de la Competencia de Baristas de la clase alta. Después de arreglar su apariencia, bajó con Cintia de nuevo.
Una vez que bajó, comenzó a buscar a Valentín, pero el hombre no estaba por ningún sitio. Justo en ese momento, vio a otra mujer de la alta sociedad de la que era amiga y le preguntó:
—¿Viste al señor Navarro?
—El señor Navarro se fue hace mucho.
—¿Dijo algo antes de irse? —insistió Soledad.
—No paraba de hablar con tu hermana. Tenía guardaespaldas a su alrededor, y no pude escuchar la conversación, pero no parecían muy contentos —respondió la mujer después de pensarlo por un momento.
—¿No lucían contentos? —El rostro de Soledad resplandeció, y continuó preguntando—: ¿A qué te refieres?
—No estoy segura. Al final, el señor Navarro se fue sin decir nada. Tu hermana lo persiguió, queriendo continuar la conversación, pero sus guardaespaldas la detuvieron.
—Eso quiere decir que ella y el señor Navarro no son tan cercanos después de todo —analizó Soledad.
—Bueno, por supuesto ese es el caso. Sin importar cuán bonita sea tu hermana, sigue siendo una campesina. Dado el estatus de la familia Navarro, ¿cómo es posible que una chica del campo pueda tener conexiones con él? Sole, no te desanimes, ¿sí? Sin dudas eres la única en todo el Distrito Jade lo suficientemente buena como para el señor Navarro —dijo la mujer, asintiendo.
Feliz tras escucharla, Soledad levantó las cejas, y dijo:
—Me agradas mucho. Le diré a mi padre que haga más negocios con tu familia.
—¡Eso es maravilloso! Gracias, Sole.
Mientras las dos mujeres conversaban, Soledad, de repente, escuchó a algunas mujeres de la alta sociedad burlarse de ella a la distancia.
—No puedo creer que Soledad tenga el descaro de bajar. Incluso se desmayó cuando vio lo hermosa que es su hermana.
—Exacto. Si fuera ella, me escondería en casa por al menos tres años, y solo saldría cuando todos se hayan olvidado del incidente.
Furiosa, Soledad estaba por discutir con ese grupo de mujeres antes de detenerse de forma abrupta. «¡No! No debería hacerlo». Sabía que esas personas eran oportunistas que se iban a posicionar con quien las iba a beneficiar. No merecían su esfuerzo en lo más mínimo. Si discutía con ellas, solo iba a dañar su imagen como mujer de la alta sociedad. En breve, el Distrito Jade solo iba a tener una sesión de valoración para todas las mujeres de la alta sociedad de la ciudad e iban a tener en cuenta cada una de sus acciones.
En ese momento, la prioridad de Soledad era lidiar con Ariadna. Siempre y cuando sacara a Ariadna del camino, no iba a haber nadie más que se robara la atención. En consecuencia, esas personas también iban a dejar de chismosear sobre ella. En ese momento, Soledad comenzó a idear un plan. Necesitaba deshacerse de Ariadna lo más pronto posible. No debía escuchar a su madre ni esperar. ¿Quién sabía lo que Ariadna tramaba si perdía más tiempo?
A la noche, después de que todos los invitados se fueran, las empleadas habían arreglado el salón, y se habían ido a acostar. Ya le habían preparado la habitación a Ariadna. Hipólito se había adjudicado una habitación con un balcón anexado al de ella. Tal comportamiento también evidenciaba cuánto la valoraba. Por supuesto que Ariadna estaba al tanto de que ella no era lo que Hipólito valoraba, sino los beneficios que ella podía brindarle.
Al mismo tiempo, Ariadna también se dio cuenta de que una de las empleadas la había estado espiando desde la segunda mitad del evento. Como tal, aunque Ariadna ya se había higienizado y se preparaba para ir a dormir, tenía la intención de permanecer en alerta. Después de todo, existía la posibilidad de que cualquiera en la mansión estuviera complotando para hacerle algo.
Por otro lado, Soledad daba vueltas en la casa sin parar mientras pensaba una forma de lidiar con Ariadna. De repente, se le ocurrió una idea.
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