Después de decir eso, Magda giró la cabeza hacia un lado, como si estuviera disgustada y no quisiera mirarla ni un segundo más.
Durante todo este tiempo, la expresión en el rostro de Jazmín permaneció serena, sus ojos encantadores reflejaban una calma impenetrable, sin mostrar emoción alguna, como si todo lo que sucedía a su alrededor no tuviera nada que ver con ella.-
Extendió su mano para tomar su celular.
Sus dedos delgados y suaves deslizaron por la pantalla, respondió algunos mensajes importantes, luego bloqueó el teléfono y lo lanzó casualmente en su mochila que estaba a un lado.
Después sacó un antifaz para dormir de la mochila, se la puso, giró la cabeza y cerró los ojos para dormir.
Magda volvió a mirar y al ver esa expresión despreocupada de Jazmín y que se había quedado dormida así sin más, la mirada de desprecio en sus ojos aumentó.
En esta chica del campo no se veía ninguna cualidad, pero los defectos ya se habían acumulado a montones.
Si no fuera porque el maestro adivino había dicho que traer de vuelta a su hija del campo podría mejorar la fortuna de la familia Alcaraz y sería muy beneficioso para ellos, Magda no se habría molestado en llevarla consigo.
De todos modos, solo tenía que esperar para ver si en verdad podía traer buena suerte a la familia.
Si resultaba inútil, encontraría cualquier excusa para enviarla de vuelta a Aguas Cristales.
En el asiento del copiloto, había otra persona.
Era un joven de aspecto extremadamente atractivo estaba con la cabeza baja, la mayoría de su rostro estaba oculto bajo la gorra negra que llevaba puesta. Él había permanecido en silencio desde que Jazmín subió al auto, como si la muchacha que estaba en el vehículo no tuviera nada que ver con él.
*
"La información de Jacinto nunca falla. Pero, Elio, realmente no era necesario que usted viniera personalmente, habría bastado con enviar a alguien para llevarla."
Los fríos ojos de Elio Real se abrieron ligeramente: "Aún así llegamos un paso tarde."
Alguien se había adelantado y ya había recogido a la muchacha.
"Ahora que hemos encontrado a la persona, mandaremos a alguien para seguirla de cerca y en cuanto tengamos la oportunidad, la llevaremos." Dijo el subordinado con respeto.
La fría mirada de Elio se volvió nuevamente hacia la dirección por la que se había ido la camioneta Range Rover y su voz baja se llenó de un aire helado: "Mantén los ojos bien abiertos, no la pierdas."
"Sí, Sr. Elio."
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