¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 465

Escuchando sus palabras, Eduardo detuvo por un momento y dijo en voz baja -Sé que eres sincero con mi madre, entonces protegerás también a Mateo por ella, ¿cierto? -

De repente Víctor se quedó callado.

-Hombre, sinceramente no me gusta nada tu padre, y te confieso que de tu madre estoy enamorado, si le pasa algo a tu padre, estaré contento. ¿Cómo es posible que lo salve yo? -

Dijo Víctor sin importar lo que pensara Eduardo. De todos modos, él todavía quería a Rosaría.

-Sé que mi madre es una mujer encantadora pero del que está enamorada es mi padre -dijo Eduardo tranquilo.

En vez de Mateo, lo llamó padre en este momento.

-¿Entonces qué? No se sabe ni siquiera su paradero. Si la acompaño a tu madre todos los días, quizás me volverá a amar porque las mujeres necesitan los cuidados especiales, sobre todo en los momentos más frágiles de su vida. Además, con lo guapo que soy, no me rechazará -

Escuchando sus palabras, Eduardo se sintió de pronto incómodo.

"Nunca había visto a una persona tan narcisista como él."

-Está bien si no lo salvas, ¿pero están bien tus brazos?-dijo Eduardo.

-¿A qué te refieres? -

De repente Víctor se puso nervioso.

-Pues he agregado un poco polvo de pimiento en tus medicinas. Sabes cómo será la consecuencia cuando se mezcla con tu herida -dijo Eduardo en un tono relajado.

-¡Maldito seas! Dijiste que me diste para agradecerme por haber salvado la vida de tu madre. ¡Qué cabrón eres! -

Lo gritó Víctor enojado.

"¡No me extraña que sea hijo de Mateo!"

"¡Son los dos tan astutos como zorros!"

-No te miento, que te lo di para expresar mi agradecimiento, y funcionará, pero un poco lento y de manera un poco exagerada. Podré sacar tus fotos cuando lloras por el dolor para luego publicarlas por Internet, así gustará a muchas chicas que las comprarán a un alto precio -dijo Eduardo en un tono tranquilo.

-¡Eduardo González! ¡Te mato! -

Se quedó Víctor muy deprimido.

Nunca había pensado que lo habría jodido un chico de apenas cinco años.

-Ahora dime, ¿lo salvas o no? -sonrió Eduardo con las miradas triunfantes.

-¿No te dará miedo si lo mato en secreto? -

-No lo harás -

Dijo Eduardo en un tono firme.

-¿Y eso por qué? -

-Porque no te va a gustar verla a mi madre quedarse afligida -

De repente Víctor se quedó callado.

"¡Maldito!" Pensó Víctor, "Que me maniobra bien imponente que ni siquiera podré desobedecerlo."

-¿Eres un niño de cuatro años? -

-¿Y tú eres un joven de veintenas años? -

Lo miró Eduardo con los ojos llenos de desprecio que lo podría hacerse loco.

"No podré seguir hablando con él, o me moriría en sus palabras." Pensó Víctor.

-Dime entonces, ¿dónde está Mateo? -

-No lo sé exacto porque en el mapa no existe -

Apenas escuchó sus palabras, Víctor se quedó aún más enojado.

-¿Me estás bromeando? ¿Por qué debería ser yo quien lo salvo si tienes muchos parientes en la familia? Pregunta a Mario. ¿Por qué me pides ayuda? ¿Cómo buscarlo sin saber la ubicación? -

Se lo dijo Víctor casi a gritos.

-Él está ocupado en trabajo estos días, ni siquiera me puedo encontrar con Adriano debido a que lo acompañó a la empresa casi todos los días. Por cierto, sabes que alguien dejó escapar a Cecilia, que según mi parecer, no se debe al descuidado -

Lo miró Víctor con los ojos bien asombrados porque hablaba como un adulto.

"¡Un niño increíble!"

-Escúchame, siendo tú un niño, deberías divertirte con otros niños, no te metas en los líos complicados que los resolverán los mayores -

-Si os hubierais todos comportado mejor, no me habría metido tampoco en los líos -suspiró Eduardo.

Escuchando sus palabras inadecuadas a su edad, Víctor se quedó desalentado.

"Hablar con él es como sufrir el dolor de cabeza."

-Vale, entonces ¿cómo podré llegar al lugar donde está tu padre? -

-Lo he marcado en un mapa con detallada información y lo he guardado en tu celular. Según la indicación, podrás llegar ahí -

Apenas terminó sus palabras, Víctor se levantó saltando.

-¿Cuándo usaste mi teléfono? -

-Nunca lo he usado. Fue Mateo que lo usó antes y yo lo ubiqué después, de ahí te lo envié todo -

Mientras se lo explicó Eduardo con tranquilidad, Víctor se quedó rígido de estremecimiento.

"¿Son demonios los dos?"

-Pero estáis violando mi derecho de privacidad porque lo hacéis sin mi permiso -

-No seas tan serio, Víctor. No me interesan nada las fotos de guapas que guardas en el celular, porque no quería ser castigado por Jesús -

Lidia se rio aún más fuerte que le quería topar Víctor su boca en este instante.

Cuando entró Mariano, lo miró con los ojos asombrados.

-¿Qué te pasó a ti? -

-¡Cállate! -

Lo gritó Víctor enojado.

Mariano se quedó callado.

-Si no dormiste bien anoche, ¿por qué no descansas en casa para asomarte por aquí? -

Escuchando sus palabras, Víctor se sintió aún más enojado.

-¡Nada que ver contigo! Lo único que deberías preocuparte es garantizar la seguridad de Rosaría. Si le pasa algo malo, no te dejaré en paz, ¿me explico? -

-Así lo haré -dijo Mariano.

-¡Mejor que sea así! -

-Rosaría, sabes que te quería acompañar a tu lado todos los segundos, pero tengo un trabajo urgente que necesito ir al extranjero ahora. Si no quieres que me vaya, dímelo y me quedaré a tu lado para siempre -dijo Víctor con los brillos llenando en sus ojos.

Mirando su peinado exagerado y la mirada quejosa, Rosaría casi se rio.

-Para. Tu trabajo es más importante, que hagas lo tuyo tranquilo. Aquí tengo a Mariano a mi lado y los de la familia Suárez, Sara y Lidia, no me pasará nada. Así que descuides -

-¡Qué despiadada eres Rosaría! Sabes que a tu lado quería quedarme por el resto de mi vida -

La miró Víctor con un rostro bien afligido.

Lidia se quedó de pronto desalentada.

-Oye, Víctor, deja de fingir. Delante de nosotros, ¿no te da vergüenza hablarlo con tanto asco? -

-Mariano, por favor llévate a esta actriz con premio a Óscar. O lo echaré yo -

"¡Despiadados los dos!" suspiró Víctor, "¿No deberían retirarse para que me quedara solo con Rosaría?"

-Tranquilos todos. Víctor, sé que estás preocupado por mí, pero no deberías abandonar tu trabajo, aquí te deseo un viaje viento en popa -sonrió Rosaría.

Escuchando sus palabras, Víctor bajó sus miradas suspirando largo y profundo.

Se marchó después de despedirles.

Regresó a la empresa para el equipaje y luego condujo al aeropuerto. Durante el camino, sintió que le estaba siguiendo alguien.

Cuando detuvo su coche en el estacionamiento, Víctor miró por el espejo delantero, y descubrió que el coche sospechoso se marchó precipitado.

"¿Es una casualidad?"

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