¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 49

Sin embargo, a Mateo no le importaba lo que estaba pensando Mariano. Creía que lo más importante era Eduardo, incluso la revelación de la información clave de la compañía tampoco no era relevante.

-Señor Mateo, ¿qué tenemos que hacer con la revelación de nuestra información clave? -preguntó el asistente.

Mariano finalmente pudo recuperar la consciencia, pero ahora estaba un poco vacilante. Antes había decidido a resolver el problema a través de la ayuda de la policía. Sin embargo, parecía que ya era imposible. Para los demás, la situación era tan compleja que no eran capaces de comprender.

Mateo bajó la cabeza, reflexionó un rato y dijo -Ahora necesitamos patentar nuestras tecnologías nucleares para que los que nos han robado no puedan usarlas. No importa cuánto dinero gastaremos porque el problema es el tiempo. Toma el equipamiento y los documentos para solicitar la patente. Olvida la información irrecuperable. Todavía somos una gran compañía. Si realmente fue Eduardo quien causó este problema, tampoco no lo regañaré porque fue una práctica especial, ¿no? -

Al escuchar el tono indiferente del jefe, Mariano se quedó ansioso.

Si Eduardo fue el hijo de Mateo, según la actitud tan mimada que tenía Señor Mateo con este chico, sería posible que la Familia Nieto se decayera.

Por supuesto, Mariano no se atrevió a preguntarlo. Se retiró apresuradamente para hacer lo que Mateo le había ordenado.

Después de que Mariano se fue, Mateo se puso extremadamente ansioso. Deseaba saber la relación que tenía Eduardo con él ahora. Entró al dormitorio de nuevo, miró el informe médico de la prueba de Rosaría y se quedó muy feliz.

Sin embargo, Rosaría no sabía lo que este hombre estaba pensando. Sentada en la cama del hospital, estaba comiendo felizmente con Eduardo y Lidia.

-Mamá, se dice que la comida terapéutica sirve mucho, por lo que le pedí especialmente a Lidia que comprara huesos del muslo. Tómatelos -dijo el chico.

Eduardo los cogió, los puso en el tazón de Rosaría y la miró cordialmente.

La mujer le tocó de la cabeza y respondió felizmente -Qué majo mi hijo -

-Eso sí. Soy un chico muy sensato -contestó Eduardo.

Él estaba muy feliz.

-Sí, lo eres y Laura también -

Estas palabras hicieron que Eduardo se pusiera algo deprimido.

El chico preguntó -Mamá, extraño a Laura. ¿Puedo hacer una video llamada con ella? -

En este momento, aunque había la diferencia de hora con los Estados Unidos, no era muy tarde allí. Al ver la expresión de su hijo, Rosaría se sintió un poco preocupado. Eduardo llevaba bastantes años cuidando de Laura. La razón por la que él vino a esta ciudad fue porque estaba preocupado por su madre. De hecho, echaba mucho de menos a ella.

-Claro, pero no podemos hablar mucho tiempo, ¿de acuerdo? -dijo la mujer.

-Vale -respondió el chico.

Eduardo felizmente tomó el teléfono y envió directamente a Laura un mensaje.

Después de un rato, el rostro bello de Laura apareció en la pantalla.

Gritó -¡Eduardo! -

La voz de Laura era muy nítida y encantadora, haciendo que Eduardo se sonriera.

-¿Tomaste la medicina siguiendo las instrucciones de doctor hoy? -preguntó Eduardo.

-Por supuesto, soy tan obediente. Eduardo, ¿cuándo vas a volver? ¿Cómo es la Ciudad H? ¿Saliste con mamá? Recuerda enviarme más fotos luego -contestó la chica.

Aunque Laura estaba enferma, no se había puesto deprimida y siempre llevaba sonrisas.

Eduardo sonrió y dijo -Llegamos aquí poco antes y acabo de salir de la guardería. No he tenido tiempo de dar un paseo. Iré al zoológico y al jardín botánico luego. Tomaré fotos y las enviaré. ¿De acuerdo? -

La chica dijo -¡Bien! ¡Eduardo es el mejor! -

Pero se podía notar la decepción que tenía ella.

Siguió diciendo -Sería genial si pudiera ir yo misma. He oído hablar de que la Ciudad H es muy hermosa. Desafortunadamente, ni siquiera he podido viajar por las ciudades famosas de los Estados Unidos. ¿Crees que puedo recuperarme? -

Al escuchar estas palabras, Eduardo frunció el ceño ligeramente y susurró -Claro. Confíame. Cuando te recuperes, te llevaré a donde quieras ir, ¿de acuerdo? -

- Bien. ¡No lo olvides! ¡Es nuestro compromiso! -dijo Laura.

La chica extendió el dedo meñique, queriendo tocarse las manos con Eduardo a través de la pantalla.

El chico también levantó el dedo, pero con los ojos llenos de lágrimas, mientras intentó controlarse.

Al verlo, Rosaría se quedó triste cuando tomaba la comida.

-Laura, Volveremos después de que terminemos el trabajo. Si nos echas de menos, envíanos una videollamada. Comporta bien con tu padrino, ¿vale? -dijo la mujer.

-Sí. Mamá, ¿tú también estás en el hospital? ¿Por qué vi la botella de infusión? -preguntó Laura.

Laura estaba muy atenta. Frunció el ceño y se quedó muy preocupada.

Rosaría sonrió y dijo -No te preocupes. Solo tengo un resfriado. Todavía no estoy acostumbrada a vivir en este lugar. Me recuperaré pronto -

-Entonces deberías tomar la medicina a tiempo y seguir las instrucciones del médico. Aunque ponerse la inyección duele un poco, hará que te recuperes rápido -dijo la chica.

Laura habló con un tono que usaban los adultos, haciendo que Eduardo y Rosaría se quedaran tristes de nuevo.

-No te preocupes. Estoy cuidando de madre. No dejaré que nadie dañe a mamá -dijo el chico.

-Sí, creo en ti. ¡Eres el mejor! -contestó Laura.

La adoración de su hermana hizo que Eduardo se sintiera muy satisfecho.

-Laura, se está haciendo tarde. Acuéstate. Ahora tenemos que comer -dijo él.

-Vale, Eduardo. Adiós, mamá. -respondió Laura.

Después de que la chica colgó el video, Rosaría ya no pudo contener sus lágrimas, se cubría la boca y empezó a llorar.

Lidia le dio unas palmaditas en la espalda y la consoló diciendo -No te preocupes. Laura es tan linda que Dios le bendecirá. Se recuperará -

-Tengo toda la culpa. No cumplí mi responsabilidad. Si hubiera sido capaz de proteger bien a ella, no se habría quedado en el hospital al nacer. Sé que Laura envidia a esos niños sanos porque ni siquiera ha salido de la puerta del hospital -dijo Rosaría.

-Rosaría, ese hombre maldito es el culpable y esto no tiene nada que ver contigo. Has hecho todo lo posible. Quizá no deberías haberse quedado enamorado de él. Ahora eres madre y necesitas ser fuerte por el bien de tus hijos, ¿no? -dijo Lidia.

La mujer asintió con la cabeza al escuchar esto.

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