Notas de un asesino. romance Capítulo 1

❝ ¿Sabes? Cada vez que veo como lloras por los golpes de tu padre me dan ganas de volverme loco, aunque ya lo estoy❞

Cansada de llorar, así se sentía ella. Cuando tienes personas a tu alrededor que se sienten bien haciéndote daño duele y más cuando estas personas son parte de tu vida cotidiana. Casi todas las personas a su alrededor le hacían daño, su padre, madrastra y su hermanastra Megan. Era muy jodido que la chica la cual te hace la vida imposible en la escuela te la haga también en tu casa.

Dolía mucho más el hecho de que su padre sobrevalorar a Megan a quien no era su hija. Cada que Megan le hacía algo a Lennox, esta se defendía diciendo que la que en realidad lo hizo era la víctima. Megan era la hija de la mujer con la cual su padre estaba. No podía siquiera ir a otro lugar porque no tenía a nadie que diera cara por ella, su madre murió en el parto y por ello el daño verbal de su padre hacia ella es demasiado constante.

Tal vez ella sí tenía la culpa, tal vez ella sí fue la culpable de todo eso, de todo lo que pasaba.

Su intención nunca fue nacer, de hecho, ella pensaba que hubiese sido mejor que la que muriera fuese ella, y no su madre. Era obvio que su padre era un ignorante porque él aportó al hecho de que hoy en día ella tuviera vida.

De sus ojos cafés caen lágrimas sin consuelo por su tristeza, por lo que ella sentía, por la impotencia. Ella está acostumbrada al maltrato y nadie debe acostumbrarse a ello, nunca jamás.

Estaba acostumbrada a levantarse casi todos los días, siempre debe irse sin desayunar porque su madrastra hace desayuno para todos menos para ella. Muy jodido. No es bienvenida a la mesa y cuando le toca comer lo hace en la cocina.

En algún momento dado un chico había robado su corazón, su primer amor tal vez.

Megan al darse cuenta trató de dañar todo aquello, contra viento, sol y marea.

Megan al principio no sabía quién era el chico y cuando se enteró ¿imaginas lo que hizo? Hizo que Lennox, viera como ellos dos tenían relaciones sexuales.

Su padre tenía a Megan en un pedestal, y eso dolía. Megan era una de las chicas menos indicadas para decirle santa. Aunque su padre pensaba todo lo contrario.

Dando vueltas en la cama, así estaba Lennox en ese momento. Sabía que pronto sonaría una alarma así que no volvió a cerrar los ojos y se centró en el frente que tenía. Un cielo azul.

Al sonar el despertador ella se levantó como un resorte de su cama y se metió al baño de inmediato, logrando así hacer un poco de tiempo. Al estar frente al espejo se fijó en sus ojos «Mis ojos que no tienen una pizca de luz en ellos, mi cuello lleno de marcas en él, mi pelo está hecho un etcétera e imaginen lo demás» esos fueron sus pensamientos, tristes sí, pero eran su triste verdad.

Se vistió con un vestido bajo las rodillas y sobre este se colocó un suéter que le iba bien. Unas zapatillas de piso y el pelo que cayó sobre sus hombros. Salió de su habitación y se caminó a la cocina, al llegar a ella tomó una manzana verde, y fue al refrigerador para tomar un Yogurt, al hacerlo comenzó a desayunar perdiéndose así en sus pensamientos.

Se puso frente a la ventana, dejando irse por los árboles, y pensando en que todo estaría bien. Muy optimista. Así era ella, pensaba que, aunque las cosas no estaban bien lo iban a lograr estar.

Todos sentimos eso en un momento de crisis.

Pasando los minutos noto algo extraño, dado que de un momento a otro sintió una vibra extraña, por lo que salió de la cocina al jardín y se empezó a sentir un poco ofuscada ya que sintió la sensación de estar siendo observada. Se quedó mirando hacia al frente hasta que ve bien a una figura frente a ella.

Juraría que la miraba a ella, era demasiado obvio. La persona levanta un poco la cabeza y sobre sus labios se posa una sonrisa. Esto era extraño.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Notas de un asesino.