Su cuerpo se movió a su lado y sintió que estaba a punto de despertar, su pelo rubio claro se veía desordenado dándole un toque de sexy al hecho de que estaba dormido, sus labios estaban entre abiertos y eso solo hizo que sus ganas de besarlo fueran más intensas.
El abrió sus ojos y ella se perdió en ellos, luego de que habían terminado de tener relaciones sexuales los dos se fundieron en un largo sueño, ella despertó más rápido que él y se quedó contemplando todo su cuerpo.
—Mikhail, sé que es muy pronto para esto, pero quiero que me prometas algo. —El la miró a los ojos y los vio fríos, tenía miedo de que reaccionara de una mala manera, tenía miedo de que se vaya y la deje allí.
Se hizo un ovillo en el lugar en el que estaba y se alejó de él, él la mira con ojos interrogantes y se acercó más a ella. Comenzó a besar su cuello con dificultad y eso hizo que ella se fuese poniendo derecha.
Sus besos bajan hacia sus pechos y es cuando se alejó, el la miró enojado y ella solo le da igual su reacción.
—Quiero que me prometas algo, Mikhail. —El la mira con una ceja arqueada y sintió que eso no sería suficiente. Añadió: —No me tocaras si no me lo prometes. —Esas palabras fueron que le que hicieron que el cediera.
En ese momento su mirada cambió a una de indignación y sus gestos se volvieron furiosos. El la mira con el ceño fruncido y es ahí cuando se enteró de que haría uno de sus estúpidos comentarios. —No eres quien para prohibir que te toque.
—Pues como no soy nadie, no me tocaras, y así felices los dos. —Ella se levantó de la cama completamente desnuda y de inmediato tomó la ropa de Adler, que tenía y se la colocó. Mikhail vió la escena embobada y ella solo pudo darse cuenta de que sí. Si se lo iba a prometer.
—A ver, Lennox ¿qué quieres que te prometa? —Habló el rendido.
—Quiero que no vuelvas a matar. —Él la mira como si fuese que estuviese haciendo una broma, y soltó una carcajada, ella por su parte mantuvo una postura totalmente sería y no cedió.
—Estás muy loca si piensas que dejaré de matar, es mi diversión por el amor de Dios, Lennox. —Al terminar de decir eso aún seguía con la carcajada y esta toma un tono triste, el la visualiza y encendió que no estaba de broma tomó una postura sería y habló.
—No sé qué responder. — Es pregunta fue más para ella que para él, aunque esta salió de sus labios. Él se acercó hacía ella y tomó su rostro entre sus manos, Y la besó de una manera dulce.
—Dime que sí. —Y es ahí en ese lugar en que me doy cuenta que debo de ser feliz en mi vida por una sola vez y que no debo permitir que nadie me arruine esta oportunidad.
No quiero que pase como paso con Megan, no quiero que Candy me robe al chico que quiero y que deseo con todo el corazón.
Seamos sinceros, no hay absolutamente nada que perder y al yo unirme a Mikhail tengo la certeza de que él y yo estaremos juntos para siempre.
—Sí, Mikhail. —Nos miramos a los ojos. —Si acepto unir mi vida con la tuya.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Notas de un asesino.