A más o menos la una de la tarde, Jorgelina regresó con una expresión seria.
Tomás jugaba un videojuego, y al ver a su madre, le preguntó de forma casual:
-Madre, ¿quién te hizo enojar esta vez?
Jorgelina tiró su bolso sobre el sofá y se sentó enojada.
—¡Es todo culpa de esa maldita Sonia!
-¿Quién? -Tomás enseguida dejó la consola de videojuegos, y se acercó-. Madre, ¿fuiste a verla?
-¿Por qué me iba a encontrar con ella de forma deliberada? Me topé con ella en la plaza de marcas lujosas hace un momento. Ella y sus dos amantes se completaron y me acosaron. No sé lo que hicieron, pero cuando fui a comprar con mis amigas hoy día, el guardia de seguridad no me dejó entrar y dijo que me había puesto en la lista negra. —Jorgelina casi se rompió los dientes por el enojo, y continuó con furia—: Había entre cinco y seis mujeres en total, y dejaron entrar a todas excepto a mí. ¡Qué inaudito! No viste la forma en la que me miraban, como si fuera una persona inferior. ¡Aargh! Odio tanto a esa zorra de Sonia.
Tal vez porque el tono de su voz era demasiado fuerte, Tobías y Sonia bajaron juntos.
-¿Qué sucede?
Tobías se abrochó los botones de las muñecas, lucía muy elegante con su camisa gris azulado.
Tañía también estaba bien vestida. Tenía puesta una falda blanca, lo que la hacía parecer muy delicada.
Jorgelina enseguida le contó lo que había sucedido.
Tobías frunció un poco el ceño.
-Ya me divorcié de ella, así que no deberías provocarla sin motivos.
Sonia no era tan simple como la gente creía. Conocía muy bien el carácter de su madre, y solo se lo recordó para que se mantuviera alejada de problemas en el futuro.
Tras escucharlo, Jorgelina se molestó aún más y frunció los labios.
-Ella fue quien me provocó primero, ¿sí? -Hizo una pausa. Al ver que los dos estaban por salir, enseguida miró a Tañía, y le preguntó con una sonrisa-: Tañía, ¿adonde vas?
—Abuela, aquí hay suplementos nutritivos que preparé especialmente para usted. Por favor, acéptelos. -Tañía se comportaba como una mujer sabia, como si cada movimiento estuviera ensayado a la perfección.
La anciana estaba recostada de costado sobre el diván; su expresión era indescifrable.
-Es muy pronto para llamarme abuela, y solo me llamarás así después de que te hayas casado. Además, soy vieja y débil, así que no me atrevo a beber nada que me regalen los demás. Deberías llevártelo.
lanía sintió un poco de vergüenza, y se mordió el labio mientras miraba al hombre a su lado, como pidiendo ayuda.
Al verla, Tobías la ayudó.
—Abuela, es un gesto amable de Tañía.
Después de todo, Rosa era alguien que había pasado por mucho en su vida. Le echó un vistazo a Tañía, y enseguida supo lo que pensaba.
-Bueno, sin dudas es considerada, al punto de forzar a mi nieta política para que se fuera.
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