obsesionado con mi ex-esposa romance Capítulo 19

En cuanto Carlos habló, se pudo oír a los invitados que respiraban hondo. Todos estaban conmocionados y a la vez sus miradas se posaban en Tania y, luego, en Sonia. «El especialista ha confirmado que el video es original, así que Carlos está diciendo la verdad...» A Tobías también lo tomó por sorpresa, miró a la mujer que estaba de pie frente a él, luego sus ojos se ensombrecieron y preguntó:

-Sonia, ¿por qué no me lo dijiste?

-¿Me habría creído si se lo hubiera dicho? -replicó ella en un tono algo sarcástico—. Presidente Furtado, estuvimos casados durante seis años, pero puedo contar con una mano las veces que conversamos cada día. Solo ve a la señorita García y a nadie más.

Sonia solía ir al hospital a diario a cuidar de Tania; ella sabía cómo había iniciado su matrimonio con Tobías y sabía a quién él quería de verdad, así que quería utilizar la excusa de cuidar a Tania para que él la conociera mejor; no obstante, en los últimos seis años, lo único que obtuvo de él fue indiferencia. Al escuchar eso, Tobías volvió a observar a Sonia, quien tenía labios rojos y llevaba un vestido negro, y a la vez transmitía una actitud ligeramente apática. Se dio cuenta de que esa versión de ella y la mujer virtuosa que solía esperarlo en la casa parecían dos personas diferentes. Entonces recordó que antes de que se divorciaran, él y Sonia apenas hablaban; nunca le preguntaba por su día o por sus amigos. «Parece que nunca llegué a conocerla de verdad...».

Ambos solo intercambiaron un par de comentarios y luego Tobías no dijo más nada. A su lado, Tania se dio cuenta de que el corazón del hombre se había ablandado y parecía querer defender a Sonia. Tania recorrió con la mirada a los invitados rápidamente, luego apretó los dientes con ferocidad y dio un paso adelante antes de inclinarse ante Sonia.

-Señorita Reyes, no esperaba que, durante todos estos años, hubiera ido de forma constante al hospital a donar sangre para mí, ha sido tan amable conmigo... —Tania se atragantó, sus ojos de a poco se volvieron rojos mientras se inclinaba ante Sonia una vez más—. Lo siento... — Cuando levantó la vista, lanzó una mirada significativa a la multitud y luego continuó disculpándose con ella-:

Lamento lo del video, mi padre me quiere demasiado y se cometió un error durante la investigación que nos hizo pensar que fue usted quien chocó conmigo.

-Señorita García, no tienes que ser tan cortés, soy dos meses menor que usted. —Sonia no agradeció su disculpa e incluso miro con serenidad a Tobías.

Resultó que el padre de Tania fue quien filtró el video; al principio, Sonia pensó que Tobías era el que la atacaba de esa manera cruel. Tania bajó la cabeza y frunció sus labios rojo pálido. Enseguida, vio el joyero que el sirviente había llevado; tras recogerlo, se lo entregó a Sonia.

-Señorita Reyes, gracias por cuidar de mí durante los últimos años. Este es un regalo que me hizo mi padre la última vez; ahora se lo doy como regalo de agradecimiento.

Al abrir el joyero, una corona incrustada de diamantes sobre el terciopelo negro brilló bajo la luz.

—¿A-acaso esta es la corona que la princesa Liliana llevó durante su boda?

—¡El presidente García realmente consiente a su hija!

Entre los invitados, los que eran aficionados a las joyas reconocieron la corona y todos exclamaron que, aunque era incomparable con la del Corazón del Océano, era muy lujosa y se lamentaron de lo mucho que ladeo quería a su hija. Cuando este vio la corona, su expresión cambió, pero sabía por qué su hija le regalaba esa joya a Sonia. Al dar un paso al frente con una expresión apática, le dijo a ella en un tono bastante agradable:

—Con respecto al video, la acusé erróneamente, señorita Reyes. Gracias por cuidar de mi hija; por favor, acepte esta pieza.

Sonia se puso de pie con las piernas un poco separadas y echó un vistazo a la corona repleta de diamantes, pero no mostró ninguna intención de tomarla de las manos de lanía.

-Cuando la princesa Liliana se casó, pidió a un diseñador de Van Cleef & Arpéis que la diseñara. Hace muchos años, mi padre lo consiguió en la casa de subastas Sotheby's por sesenta millones...-señaló lanía al ver que no la aceptaba y al continuar, bajó su voz-. También es mi joya favorita. De verdad quiero agradecerle, señorita Reyes, por eso se la regalo.

Los invitados pudieron escuchar lo mal que se sentía Tañía y pudieron ver que la otra no aceptaba la joya; su postura era arrogante, como si estuviera librando una guerra.

—Sonia, no seas irracional. La señorita García ya se ha disculpado.

—Es cierto. El señor García solo quería proteger a su hija y por eso cometió un error tan descuidado, ¿y no se ha disculpado contigo?

-La señorita García te está dando sus joyas preciosas como regalo de agradecimiento y, sin embargo, no las aceptas. ¿Qué más quieres?

Capítulo 19 1

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