Papá, quiero que sea mi mamá romance Capítulo 119

El episodio 2 se grabó en Xiamen, y eran las dos de la noche cuando llegaron a Sradance.

Julieta dejó que Elena y su ayudante se fueran a casa, y se fue a Barrio Lujo con Mateo, aunque normalmente vivía en un lugar de grabación más a menudo.

—Elena, volverás enseguida, no te preocupes por mí —Julieta se despidió de Elena.

—Está bien —Elena se fue.

—Julieta, ¿sigues viviendo en casa de mi tío? —Mateo no podía entender por qué seguía viviendo allí.

Si Julieta viviera en otro lugar, podría ir a su casa más a menudo. Pero tenía miedo de ver a su tío.

—Miguel aún no se ha recuperado, y no le gusta encontrarse con extraños, yo lo cuidaré. —explicó Julieta.

De hecho, tenía más ganas de ponerse en contacto con Hector y salir después de haber establecido una relación de pareja con él.

Entonces, Julieta y Hector fingieron olvidarse de la mudanza y ella siguió viviendo juntos.

—¿Cómo es Miguel? —Cuando se trató de Miguel, el tono de Mateo se volvió suave.

Miguel era el tesoro de toda la familia Velázquez, incluidos Mateo y su madre.

—Ahora está más animado, y no creo que sea educado en el sentido correcto. —Julieta frunció el ceño.

Tardaron 40 minutos en llegar a Barrio Lujo. Durante este tiempo, los dos siguieron hablando, y Julieta estaba muy relajada.

—Yo también entraré —Mateo salió del coche.

—No, ¿y ahora no tienes miedo de tu tío? —dijo Julieta, y la cara de Mateo era divertida cada vez que veía a Hector.

—Es tarde, se ha ido a la cama —dijo Mateo sin considerar las consecuencias.

En cuanto terminó de hablar, Hector abrió la puerta del chalet.

La luz brilló detrás de Hector y por un momento Mateo se estremeció.

Julieta sintió que en este momento, Hector era bastante guapo, si quería ser un ídolo, entonces los otros ídolos no se atreverían a estar al lado de él.

—Sr. Hector, ¿todavía no ha dormido? —Aunque Julieta le llamaba Sr. Hector, seguía exudando su intimidad.

Mateo sólo se fijó en sus palabras y no descubrió su intimidad.

—Tío —dijo Mateo.

—Te estoy esperando —Hector miró a Mateo y luego se dirigió a Julieta con suavidad.

Tal vez había luz, o tal vez Mateo tenía demasiado sueño ahora, y percibió que Hector era cada vez más paciente con Julieta.

La última vez que se había encontrado con Julieta, su mirada no era como la actual. Sin embargo, miró a Mateo como si fuera el rey de los lobos advirtiéndole que no se acercara a su presa, y Mateo se sintió peligroso.

Pero Julieta estaba contenta y se acercó a Hector, diciéndole a Mateo:

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Papá, quiero que sea mi mamá