PECADO DEL DESEO romance Capítulo 37

Me quedo mirándole aturdida, sin saber qué decir.

Él no muestra ninguna expresión, y después de un largo rato, simplemente vuelve a repetirlo en voz baja.

—¡Vete de la familia Santalla si no estás feliz!

Estoy un poco asustada.

¿Qué quiere decir con eso? ¿No siempre me había impedido huir? ¿No me había dicho que me quiere a su lado para siempre? Si la última vez que me escapé, hizo todo lo posible para atraparme. ¿Por qué me viene con esto ahora?

—¿No querías ver cómo me castiga el karma? —Me río impotentemente— ¿No has estado sospechando que tengo algo que ver con la muerte de tu hermana? ¿Por qué ahora quieres convencerme de dejar esta casa?

—Selena, puedo ver cómo te castiga el karma en donde sea que estés —me dice—. Pero eso no tiene nada que ver. Por supuesto que voy a averiguar lo que le pasó a mi hermana, ¡pero no quiero verte viviendo así con Kenneth!

—No te entiendo. —Aparto la mirada, sintiendo una amargura en mi interior—. ¿Te doy pena? ¿Te doy lástima? Ja, ja, Clyde, no has aprendido nada... ¡cómo puedes sentir pena por un juguete!

—Bueno, toma como si me das pena. —Lo dice con sarcasmo—. Ya sabes, ¡hasta se le puede coger cariño a las mascotas con el tiempo!

—Así que mascotas... —Siento una decepción, de verdad que no significo nada para él, supongo que Sheila es a quien ama.

—Volvamos. —Tengo en la mano una botella llena de agua—. Kenneth sospechará si volvemos tarde, y a tu prometida tampoco le gustará eso.

—¿De verdad vas a pasar el resto de tu vida con Kenneth?

—¡Clyde! —Inconscientemente subo mi tono—. No vuelvas a preguntar algo así... Es asunto mío con quién pasar el resto de mi vida o cómo pasarlo. No es de tu incumbencia y tampoco tienes derecho a entrometerte.

Me voy del arroyo antes que él. De repente, siento que no pertenezco a ninguna parte de este mundo tan grande. Con Kenneth, siento miedo, y con Clyde, siento dolor en el corazón.

¡Qué fracaso es mi vida!

El día de excursión termina sin ningún imprevisto, y después de todo el día, lo que he podido ver fue a Sheila y Clyde mostrando su afecto delante de mí.

¡A saber si han actuado a propósito para mí!

En el camino de vuelta, todos están dormidos, menos yo. No puedo dejar de pensar en los recuerdos que tengo con Clyde.... No tendremos futuro. Lo sé. Mi padre ha matado a su hermana. Aunque no fuera por eso, Clyde y yo también somos personas de diferentes mundos.

Él es tan brillante, allá donde esté destaca en la multitud. Es como el sol. Y yo ni siquiera me puedo considerar una estrella. Una humilde e insignificante como yo solo puede admirarle.

¡Mi amor por él no puede exponerse a la luz! ¡No me lo merezco!

Le digo al conductor que se desviara del camino porque quiero pasar por el apartamento. Me gustaría volver a verlo. Desde fuera puedo ver la habitación iluminada. Se lo agradezco a Clyde, ya que es el primero que ha convertido mi imaginación en realidad.

¡Tal vez también sea el único!

Preparo algo de comida por la noche. Cuando Kenneth ya se ha ido a la cama, veo que la luz del estudio de Clyde sigue encendida. Entonces me planteo llevarle un poco de comida. Sin embargo, al acercarme a la puerta, escucho una conversación.

—Puede que tu sospecha sea cierta...

Me sorprendo. Es la voz de Ian. Me apresuro a poner la oreja y seguir escuchando.

—¿Qué?

—Puede que… Selena tenga algo que ver con lo que le ocurrió a tu hermana. Sospecho que no fue secuestrada.

Un zumbido suena en mis oídos y apenas puedo sostener el plato.

—¿Tienes alguna prueba de eso?

—De momento no. Ahora solo es sospecha. Pero quiero que le prestes atención. ¿Te acuerdas que te dije que hemos atrapado a un sospechoso?

—¡Espera, no sigas! —Clyde le interrumpe.

El sonido de pasos se acerca a la puerta. Mi corazón palpita a toda velocidad. Cuando pienso en dónde esconderme, Clyde abre la puerta de un tirón y se sorprende al verme.

—¿Qué haces?

—Ah... —Me asusto—. He preparado unos fideos. He visto que tenías la luz encendida y...

Una vez más, estoy dispuesta a entregarme a él.

Me besa en el lóbulo de la oreja, despertando mi deseo. Yo le respondo de una forma más apasionada. Esta vez es gentil, a diferencia de lo rudo que era en las veces anteriores. En el momento que me penetra me ha parecido sentir su apasionado amor vertiéndose en mi cuerpo.

—Selena, Selena... —murmura en voz baja. Mientras sus manos rozan mi cabello, me habla al oído—: Te amo...

Mi cuerpo tiembla violentamente. Por un momento veo fuegos artificiales delante de mis ojos.

A menudo recuerdo esa noche y a Clyde susurrándome «Te amo». A veces me pregunto si le he escuchado mal, porque es normal que una persona padezca de alucinaciones en momentos como este, igual que cuando veía lástima y compasión en su mirada.

Esa sensación de duda aumenta más cuando los veo a él y a Sheila juntos mostrando cariño.

En fin, solo es una fantasía que mi cabeza se ha creado porque lo anhelo tanto, pero nunca sucedería de verdad.

¡Es imposible que Clyde me ame! ¡Solo soy su juguete!

Mantengo esta relación clandestina con él. Aunque me siento culpable después de tener sexo con él, esta relación es como una droga que, cuanto más intento dejarla, más me engancho.

Pero la preocupación también me tortura. Ian viene frecuentemente a casa y se pasa mucho tiempo hablando con Clyde en el estudio. Encima la última vez le dijo a Clyde que me prestara atención.... Aparte tengo a Kenneth, que últimamente se ha vuelto más raro aún, y discutimos por cualquier tontería.

Todo lo de esta casa me está deprimiendo.

¿Qué razón tengo de seguir aquí? ¡Quizá sea por Clyde!

Pero a la vez es la persona que más temo de esta casa.

Mi estada de ánimo cae en picado. Recuerdo con frecuencia mi infancia. La escena en que mi padre le corta la lengua a Katherine me tortura en las pesadillas.

Tengo un presentimiento de que algo va a suceder.

Creo que tengo que buscarme un trabajo. Al menos para tener algo con lo que mantenerme después de abandonar la familia Santalla.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: PECADO DEL DESEO