Peligrosa 21+ (COMPLETA) romance Capítulo 43

Dante Vivaldi.

Hay ocasiones en las que te ves tan acorralado que no sabes que está bien o que está mal, ni siquiera sabes que decisión debes tomar ante esas situaciones que terminan destruyéndote el alma.

Poso mi mirada en el vaso con whisky que tengo en mi mano derecha, mientras varias lágrimas se deslizan por mis pómulos. Aprieto mis puños con fuerza, no queriendo ser débil, no queriendo dejarme llevar por los condenados celos.

Desvío mi mirada hacia la exuberante cena que le tenia preparada a la rubia, sorbiendo mi nariz al perpetuar el ramo de rosas, la botella de champán y la caja con el anillo que tenía reservado.

Todo esto es una mierda, porque cuando más me lanzo a por todas termino fracasando, dejando que mi odio y lado dominante acaben con la persona que hasta ahora me ha hecho desear ser alguien mucho mejor, alguien que en realidad la merezca como debe ser.

Me deshago de la chaqueta del traje, para de un solo trago terminarme el vaso de alcohol que descansa en mi mano, soy un cabron; lo sé y respeto el odio que muchos destilan hacia a mi, pero verlo en esos iris azules casi verdes me ha destruido, me está consumiendo desde lo más profundo.

Su perfume está impregnado en cada lugar de esta habitación, incluso en mis ojos está plasmada su triste mirada cargada de desprecio.

—¡AHH! —grito liberando lo que me cala el alma, porque hay algo que si no puedo soportar y es la forma en la que mi alma se está consumiendo internamente de una forma que ni hasta el golpe más duro se compararía con este.

Me empinó la botella de whisky, sintiendo como quema y hace mi garganta arder, provocando que cierre mis ojos por unos diminutos instantes que se vuelven eternos ya que la imagen de una hermosa Pia sonriendo me calma.

Relamo mis labios, acomodando mi cuerpo musculoso encima de la suave cama de la rubia, dejando que más lágrimas se deslicen por mis pómulos, afligiendo mi ser.

Miro mi reloj, captando que ya son más de las cuatro de la madrugada, pero que me es imposible caer totalmente dormido sino tengo idea de donde está, si está a salvo, si a comido, o si estará pensando en mi; ¿lo estará haciendo?

Mi mente se atiborra con imágenes de ella sonriendo, solo que no está sola, eso es lo que más calma mi ser porque no la puedo tener solo para mi mientras solo tenga en mi mente hacerle daño.

Siento la vibración de mi teléfono móvil, provocando que de manera casi descabellada lo saque de mi saco, terminando desparramado en el suelo alfombrado de la habitación.

Mis ojos se quedan fijos en la pantalla parpadeante, mostrando el número de alguien que solo sabe acabar con mis pequeños momentos de felicidad.

Descuelgo, sabiendo lo que quiere y el porqué de su llamada.

—No tengo tiempo para tus sermones —demando caminando en dirección al balcón donde se visualiza la hermosa ciudad repleta de maravillosas luces.

Escuchó varias voces al otro lado de la línea, supongo que está en alguna discusión con alguien y eso solo me hace querer saber más.

—Vienes a Rumania y debo enterarme por alguien más —masculla, sé que solo me ve como una máquina de dinero y esto solo es otro de sus absurdos juegos para cumplir lo que llevo años huyendo porque ya todo está planeando, pero mi corazón ya le pertenece a otro, lo lamentable es que eso le dé igual a quien se hace llamar mi padre.

—Mi intención no era que lo supieras —aclaro, deslizando las manos por mi cabello con frustración.

—Me da igual lo que digas Dante, llevas años queriendo apartarte de lo que sabes que debes hacer, pero ya basta y como los dos estamos aquí es momentos de que lo asumas —su voz rasposa por los años sigue teniendo ese tono neutral.

Varias carcajadas salen de mi, ya que, el alcohol ha hecho más efecto del pensando, a llevado acabo lo que no quiero y es hacerme decir lo que no debería, algo que sé por las palabras que menciono antes de pensarlas.

—Amo a otra —suelto, dándome cuenta tarde de que la he cagado—. Por eso no voy a casarme.

Repite lo que digo a quienes sea que estén con el, sonriendo con carcajadas fuertes que demuestran el problema en que he metido a Pía.

—¿Y crees que eso me importa? —espeta, evidencia en su voz el cólera recorriendo sus venas—, cuando me casé con tu madre crees que la amaba, para mi nunca ha existido esa mierda; es para débiles que no saben lo que quieren y tú no lo eres así que mañana mismo terminarás lo que llevas año posponiendo.

Cierro mis manos en puños, apretando mi mandíbula hasta sentir mis dientes castañear y crujir por la fuerza.

—¡He dicho que...

—Me da igual lo que digas o pienses, lo harás porque me apetece y espero no tener que destruir la vida de esa chica que tanto dices amar, porque sabes que en un abrir y cerrar de ojos puedo acabar con ella como siempre se hacer, no huirás de tu promesa, porque eres un maldito Vivaldi, mi viva copia; así que o te pones los cojones y actúas o acabare con eso que tanto dices amar —su amenaza no puede ser más dura de lo que ya es, y no soy capas de destruir la vida de la joven Pia con el solo hecho de amarla, porque antes de verla sufriendo conmigo, prefiero verla odiándome.

Trago en seco, soportando el nudo que se ha creado en mi garganta, aguantando la rabia que me carcome  y dejando que mi voz se quiebre por primera vez, sufriendo por no poder tener a la persona que me vuelve loco solo por algo que prometí cuando tenia solo unos dieciséis años, siendo manipulado por quien se hace llamar mi progenitor.

Acelero, lo hago dándome igual si me estrello o si muero en manos del mismísimo Lucifer porque ya viéndola feliz sé que puedo acabar con esto que me está carcomiendo desde adentro.

Nunca comprendí eso de que los dolores del alma no son nada comparados con el físico, pero Justo ahora soy le vivo ejemplo de que esto es así, porque como me siento ahora no es nada a un puñetazo o una buena patada por los cojones; no, es muchísimo peor de lo pensando y es que duele mucho más el que hubiera sido, que lo que fue.

En esta vida sólo he conocido 3 caminos para triunfar: ser el mejor, ser el primero o ser el único.

Ser el mejor es muy difícil. Llegar a serlo no es imposible, pero mejor sólo hay uno. Un Rafa Nadal, un Ferran Adrià, un Cristiano Ronaldo. Además, el mejor sólo lo es hasta que viene otro y le quita el puesto.

Con el primero pasa todo lo contrario. Si eres el primero en algo, lo serás para siempre. Vendrán otros, pero no serán los primeros. Eso sí, es casi tan difícil como ser el mejor, pues siempre habrá alguien que esté por delante de ti: descubrimientos científicos que llevan toda una vida, empresas que dedican millones de euros a I+D...

Sólo nos queda una opción, la más accesible para cualquier ser humano, la única que nadie nos vende porque no hay manera de venderla: ser el único. Ahí hay siempre todo un mundo por explorar. Porque de los cientos de miles de millones de personas que han pasado por la tierra, tú y sólo tú tienes algo especial que ofrecer. 

Lo difícil no es tenerlo...

Lo difícil es descubrirlo a tiempo...

Puede que se pregunten a qué viene este pensamiento, y es que tal vez no sea el primero en darle lo que se merece, pero si estoy seguro de que si he sido el único que se lo ha dado.

Y tal ves el mío ni siquiera lo he descubierto, o tal ves soy bueno destruyendo personas, o simplemente estoy tan ciego que no me quiero dar cuenta de que si soy bueno en algo, que soy extraordinariamente bueno dándolo todo por ella; puede que de una manera más que extraña, pero insuperable.

Sin embargo, a pesar de todo el daño que creen que ocasione por simple maldad, mi boca se enamoró de sus labios, mis ojos de su mirada y mis manos de su cuerpo.

Pensando y dejándome llevar por todo, termine como menos lo esperaba... Estrellándome contra el oscuro vacío de la verdad...

La amaba... tanto que hasta hacerlo dolía.

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