Perdida Ficticia, Amor Genuino Redescubierto romance Capítulo 5

Leila miró con cierta cautela al hombre que se acercaba lentamente hacia ella, escuchó su voz grave resonar sobre su cabeza, "Aplica la pomada."

Después de decir eso, Rubén dejó la pomada en la mesa de café junto al sofá de Leila.

La zona que había sido aplastada por la moto dolía de verdad, y Leila no quería torturarse más. Así que tomó la pomada y se dirigió al baño.

Rubén miró la puerta del baño cerrada, con una mirada seria.

Además de la parte superior del muslo, Leila también sentía dolor en la espalda, probablemente fue donde la moto había caído.

La herida en la pierna no dolía tanto como la espalda, por lo que Leila se quitó la falda, preparándose para aplicarse la pomada primero en la espalda, pero no podía alcanzar el lugar herido, frunció el ceño. Tomó un hisopo de algodón, lo impregnó con la pomada, justo cuando iba a aplicarlo, la puerta del baño fue abierta por Rubén...

La cara de Leila se tensó, antes de que pudiera reaccionar, Rubén arrebató el hisopo, luego giró su hombro, haciéndola mirar de frente al espejo. Luego vino un escalofrío desde donde dolía la espalda.

Sabía que era la sensación de la pomada cayendo sobre la herida.

Leila reaccionó, de repente se volvió y agarró la mano de Rubén.

Rubén la agarró del hombro, empujándola nuevamente hacia el espejo, dijo ligeramente, "No te gires, no quiero ver tus pechos."

Leila se dio cuenta de que ahora solo llevaba un sostén negro...

El siguiente segundo, se cubrió rápidamente el pecho. Vio su reflejo en el espejo, su rostro se sonrojó en algún momento. Aunque lo odiaba en su corazón, su expresión era increíblemente honesta.

Hubo un toque de enojo en los ojos de Leila, mirando a Rubén en el espejo, dijo, "No necesito tu ayuda."

Rubén no le respondió, sino que se concentró en aplicarle la pomada en la herida de la espalda.

Leila se paró en el piso de mármol del baño, luciendo increíblemente sexy. Rubén, estaba detrás de ella, él era muy alto, sin zapatos, apenas llegaba a sus hombros. Le gustaba abrazarlo desde atrás, sintiendo que él era todo su mundo.

Un torrente de ira subió instantáneamente a su cabeza, Leila se volvió enojada, pero no esperaba que Rubén se inclinara de repente.

Como resultado, sus labios rojos, involuntariamente rozaron los suyos.

Esta acto inesperado tomó a Leila por sorpresa, sus ojos brillantes, reflejaba la expresión de asombro del hombre, obviamente él tampoco esperaba que esto sucediera.

Leila parpadeó rápidamente, luego cuando se dio cuenta, se volvió para evitar la respiración caliente del hombre.

Sin embargo, él de repente la agarró de la barbilla y, bajo la gran fuerza del hombre, Leila tuvo que enfrentarlo nuevamente, pero antes de que pudiera hablar, vio al hombre inclinarse de repente, bloqueándole la respiración.

Él apoyó sus manos en el lavabo, sus brazos la sujetaban firmemente en su abrazo estrecho y cálido, sus labios se pegaron con fuerza a los de ella, separándolos con firmeza, succionando sus labios suaves y el dulzor en su boca.

Su mano cubrió la de ella sin esfuerzo, el pulgar acariciaba suavemente su palma, causándole un escalofrío en la nuca. Cuando su conciencia se volvió borrosa, apenas sintió la otra mano, con una temperatura ligeramente cálida, moviéndose lentamente hacia su cintura.

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