¿Por qué eres mi hermanastro? romance Capítulo 38

Ya faltaban pocos días para que nuestros padres volvieran a casa, tres para ser exactos. Hemos disfrutado estos días de tranquilidad, de verdadera tranquilidad. Aunque con la universidad de Sergio, mi colegio e ir a visitar a Kathy, Liam y Lucas... aquella tranquilidad se transforma en un poco de estrés, pero puedo soportarlo con tal de llegar a casa y estar sola con Sergio y poder dormir con él y lo mejor de todo despertar con él, cosa que no podíamos hacer cuando nuestros padres están en casa.

Justo ahora nos estamos preparando para dormir. Cada vez que me pongo mi pijama no puedo dejar de mirar mi vientre de 5 meses y medio que ya está bastante crecido, pero no tanto como debería estar. Tengo que engordar un poco antes de la cita con el médico o me regañará.

Nos acostamos con Sergio a las diez de la noche ya que mañana tenemos clase y debemos levantarnos temprano. Me acomodo en su pecho para dormir como solemos hacer siempre que podemos y el sueño comienza a invadir mi cuerpo, pero antes de quedarme dormida puedo escuchar a Sergio decir:

-Te amo.

Pero no tengo suficiente fuerza como para decirle que lo amo de vuelta y me quedo profundamente dormida

...

La luz de mi habitación se prende de pronto despertándome. Siento que Sergio también se remueve a mi lado y comenzamos a desperezarnos. Intento abrir los ojos, pero la luz es demasiado fuerte y apenas abro los ojos, ésta me ciega y tengo que cerrarlos nuevamente.

- ¡¿Qué significa esto?!- escucho un grito que proviene de la puerta de la habitación.

Abro los ojos inmediatamente al igual que Sergio. Él se levanta de la cama, pero yo estoy lo suficientemente consciente- a pesar de estar un poco asustada- de que no puedo levantarme de la cama o quien quiera que esté en la puerta se dará cuenta de mi embarazo y algo me dice que eso sería nuestro fin.

Sergio está inmóvil al lado de la cama mirando a la persona que está en la puerta. Tomo un poco de aire y valentía para mirar a la persona que está en la puerta y averiguar quién es, aunque ya tengo mis sospechas ante la parálisis de Sergio. Giro mi cabeza 90° para poder ver quien nos ha descubierto y mis sospechas eran ciertas. Roberto- el padre de Sergio- está mirándonos desde la puerta con cara de endiablado. Pareciera que sus ojos echan fuego mientras mira a su hijo. Sergio lo mira desafiante a su vez, pareciera como si estuvieran luchando con los ojos.

Roberto comienza a acercarse a su hijo. Sergio no se aleja y puedo ver que está en la convicción de luchar con él. Roberto toma a Sergio por la playera que tenía puesta y lo empuja hacia una pared con mucha fuerza. Puedo ver como la cabeza de mi novio rebotó en la pared y no puedo evitar soltar un gemido. Estoy asustada, no sé de lo que es capaz aquel señor.

- ¿Cómo te atreves a meterte con tu hermana? - le dice Roberto a Sergio.

-Lía no es mi hermana- le responde él- No tenemos la misma sangre, Roberto. No puedes decir que ella es mi hermana cuando en verdad no lo es. No hemos hecho nada malo.

- ¡¿Qué no han hecho nada malo?!- grita Roberto y lo único que quiero decirle a Sergio es que no arruine más las cosas, pero mi voz no sale. Estoy paralizada- Esto podría considerarse incesto.

Sergio comienza a reírse y lo único que provoca en Roberto es que le pego aún más a la pared.

-No seas ignorante, padre- dice Sergio, escupiendo la última palabra con odio- El incesto se produce entre familiares con la misma sangre. Ya te lo he dicho, Lía y yo no tenemos la misma sangre ni parecido. Eres un idiota al llamar lo que Lía y yo tenemos a incesto.

Se puede ver como Roberto está echando humo por las orejas de lo enojado que está. Puedo ver como levanta su puño a la altura de la cabeza de Sergio y lo golpea fuertemente en ese lugar y después, sin dar tiempo a que Sergio responda el golpe, Roberto le da un puñetazo en el estómago, haciendo que todo el aire que tenía Sergio en los pulmones escape, dejándolo sin respiración.

- ¡No! - grito viendo como Sergio sangre de la boca y la nariz y se retuerce de dolor en el suelo- ¡Por favor deja a Sergio tranquilo!

Por primera vez, Roberto pareciera notar mi presencia en la habitación. Está furioso, se le puede notar en todo su cuerpo. Se acerca a mí con paso lento y estoy tan en shock que no puedo moverme para alejarme de él. Cuando ya llega hasta donde estoy yo, con una sola mano, toma mi cuello y me levanta de la cama. Me está asfixiando.

-Tú no digas nada pequeña perrita- dice con mucho odio- Eres igual que tu madre ¿no?

Me estoy quedando sin aire. Me cuesta mucho rescatar un poco de aire, la mano de Roberto es demasiado fuerte para mí. Puedo sentir como la vida se me está yendo. Inconscientemente llevo mis manos a mi vientre, allí donde mi bebé también se está quedando sin aire. La mirada de Roberto se fija en el lugar en donde están mis manos y abre los ojos como platos. Listo, se ha dado cuenta de mi embarazo.

Cierro los ojos para que no vea como la vida se me va, pero luego siento como caigo a la cama y me siento liberada. La mano de Roberto liberó mi cuello y comienzo a toser para recuperar el aire que he perdido.

Cuando ya estoy un poco más recuperada, abro los ojos y veo que Sergio está sobre Roberto y lo está golpeando en el suelo. Veo la sangre de Roberto esparcida por toda la alfombra. Aún está consciente y no sé cómo ya que Sergio no para de golpearlo.

- ¡Para, Sergio! ¡Lo vas a matar! - le grito parándome de la cama y yendo hacia él.

Pongo mis manos en sus hombros y parece relajarse ya que deja de golpear a su padre que está muy machacado ya en el suelo. Me mira y me abraza. Parece revisar con la mirada el que esté completa y luego me envuelve en sus brazos nuevamente.

-La embarazaste- escuchamos la voz de Roberto- Juro que ese bebé suyo no va a vivir por mucho tiempo el momento en que nazca. Les juro que haré todo lo posible para que ustedes no sean felices. No se acostumbren a la idea de ser padres, porque si no les quito ese bebé ahora, lo haré en algún momento. Y lo mejor de todo, es que los dejaré vivos a ustedes para que puedan vivir el sufrimiento de perder a su hijo. Juro que ese niño morirá por mi mano y la de nadie más.

Llevo mis manos a mi vientre. No puede estar hablando de esa manera, es su nieto. Por dios, es su nieto. No puede estar amenazándonos así. Sergio hace que me levante del suelo en donde estábamos y lleva sus manos a mi vientre junto con las mías que ya estaban allí. Roberto nos mira y luego cae en la inconsciencia.

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