¿Por qué eres mi hermanastro? romance Capítulo 39

Son las 10 de la mañana y aun no llego a casa de la abuela de Sergio. Me fui de aquí aproximadamente a las 5 de la mañana, es decir, llevo 5 horas viajando. Estoy muy incómoda y preocupada. Con la rapidez con la que sucedieron los hechos olvidé sacar mi celular. No puedo contactarme ni con Sergio ni con nadie. Ni siquiera pude llamar a la policía, cosa que se me ocurrió cuando ya estaba en el bus.

No he podido dormir nada en todo el viaje. Siento mi cuerpo tenso y me duele bastante el cuello, pero tengo que ignorar todo esto y mantenerme atenta. Tengo miedo de que me encuentre Roberto, no tanto por mí, sino que por mi hijo. Su amenaza me hiela la sangre cada vez que me acuerdo de sus palabras y lo peor es que no puedo sacarlas de mi cabeza tampoco. Apenas cierro los ojos la imagen del cuchillo aparece en mi cabeza y mi imaginación me juega la mala pasada y me crea una imagen de aquel cuchillo siendo enterrado en el estómago de Sergio. No puedo pensar, no puedo hacer nada. Me siento inútil. Solo quiero ver a mi novio ¿Es mucho pedir? Solo quiero verlo de nuevo y que él esté bien. Sano y a salvo a mi lado acariciando mi vientre como antes.

Quiero a Sergio a mi lado, pero ya.

Sé que es imposible por ahora, pero aquello no me quita las ganas de verlo. Necesito tenerlo a mi lado. Hasta ahora mi único consuelo es pensar a que esté en la estación de buses, en el cementerio o en la casa de su abuela, esperando por mí.

Pensando en él, cierro mis ojos y en vez de ver el cuchillo, veo a Sergio. Veo su cara, su cuerpo. Todo. Veo su sonrisa cuando me ve a mí o cuando vamos a la cita con el médico y escuchamos el latido de su corazón. Recuerdo cuando me besa y cuando me acaricia el cabello. Cuando me dice te amo y cuando me hace el amor. Todos los momentos que he pasado con él me pasan por la cabeza y con esas imágenes logro por fin quedarme dormida.

...

Siento unas manos en mi hombro sacudiéndome un poco. Abro los ojos de inmediato pensando que puede ser Sergio o Roberto, pero no. Es solo una señora de ya edad bastante adulta- por no decir anciana- que me mira con ojos llenos de ternura.

-Llegamos a la estación de buses, dulzura- me dice ella.

Yo solo asiento con la cabeza y le doy una sonrisa bastante falsa. Comienzo a levantarme de mi asiento y miro la hora que está puesta en un reloj digital en el bus. Son las 12 de la mañana.

Cuando bajo del bus, siento que no he dormido nada a pesar de haber dormido casi 2 horas completas. Tomo la maleta y comienzo a caminar. No sé llegar directamente desde aquí a la casa de la abuela de Sergio, pero sí sé llegar desde el cementerio, así que allí me dirijo. Es una larga caminata. Casi una hora caminando, pero no sé llegar de otra forma y no estoy de ánimo para pedir indicaciones.

Al momento que llego puedo calcular que ya son casi las una de la tarde. Es un día muy nublado y estoy segura de que en cualquier momento se va a poner a llover... y eso sería la guinda de la torta en este día de mierda.

Comienzo a ver el estacionamiento para ver si está el auto de Sergio, pero en vez de su auto veo otro que se parece mucho al auto de Helena. Pensando en que puede ser ella, o Ethan, entro al cementerio y me dirijo a la tumba de Erick.

Voy corriendo desesperada. Creo que ese es el sentimiento que ha reinado mi cuerpo desde que el padre de Sergio nos descubrió. Estoy desesperada, angustiada. Sólo quiero ver a alguien conocido, quiero ver a Sergio, a mi hermano, a Helena o a Mila. Sólo quiero ver a alguien que me pueda ayudar a salir de esto. Que me ayude a encontrar a Sergio.

Cuando llego a la tumba de Erick mis sospechas se vuelven realidad. Helena y Ethan están allí, junto a la tumba de mi otro hermano. Agrega otra razón a mi angustia. Por primera vez me doy cuenta de que mi hermano está muerto y que estoy visitando su tumba. Genial, este día no puede ser más mierda de lo que ya de por si es.

Ethan es el primero que me ve y saca una gran sonrisa de sus labios, pero al fijarse bien en mí, su sonrisa desaparece inmediatamente y se acerca a mí con clara preocupación en sus ojos.

Lágrimas de alivio recorren mis mejillas. Por fin me encuentro con alguien conocido.

Mi hermano me envuelve en sus brazos y yo caigo al suelo, pero gracias a su agarre no me sucede nada. Veo que Helena se acerca a nosotros con velocidad y se coloca junto a Ethan. Veo en los ojos de ambos una preocupación evidente. Odio que la gente se preocupe por mí, pero está vez, tienen razón de sobra para estarlo.

-Lía- escucho que me llama Ethan- Hermana, ¿Qué pasó? ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué estas así?

-Ethan- le dice Helena- tiene marcas en el cuello

Los ojos de Ethan se mueven a mi cuello y se abren como plato. Veo a Helena y una lagrima corre por su mejilla. Debo tener muy mal aspecto si están así de preocupados por mí.

- ¿Quién te hizo eso, Lía? - me pregunta con la mayor tranquilidad que supongo que puede Ethan.

Me cuesta hablar. No sé porque justo ahora siento que las palabras no salen de mi boca. Mi garganta arde, pero hago el mayor esfuerzo para decir, aunque sea un nombre. La respuesta a su pregunta.

-Roberto

Ethan y Helena cierran los ojos al mismo tiempo, en señal de dolor. Deben estar sacando conclusiones de lo que ha pasado para que esté en este estado y que el culpable sea mi suegro.

- ¿Dónde está Sergio, Lía? - pregunta está vez Helena que ya se encuentra un poco más tranquila.

Nuevamente tengo que hacer acopio de todo mi esfuerzo para contestar a su pregunta

-No lo sé

Al decir aquello mis ojos se llenan de lágrimas y comienzo a llorar desconsoladamente. No sé dónde está mi novio, no lo sé. Puede que hasta esté muerto y yo esté aquí.

-Tranquila, hermana- dice Ethan mientras me toma en brazos y se levanta del suelo con mi cuerpo. Puedo ver que Helena está tomando mi maleta y nos viene siguiendo- Ahora estás a salvo. No dejaré que nadie te haga daño.

Dicho esto, siento un peso menos en el cuerpo. Mis ojos comienzan a cerrarse y por más que lo intente no quieren volver a abrirse. Escucho la voz de Ethan a lo lejos, sé que está diciendo algo, pero no entiendo nada de lo que dice.

-Por... no.... duermas.... quédate...hermana...te quiero.

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