¿Por qué eres mi hermanastro? romance Capítulo 43

¿He dicho que odio con toda el alma que el sol me despierte por las mañanas? No sé si es mi avanzado embarazo, ya que ya tengo 8 meses y medio, pero cada día estoy más irritable. Estoy cansada y no puedo dormir mucho. Mis pies y casi todo mi cuerpo está hinchado y es bastante incómodo y, además, agregándole más cosas a todo este caos que hay en mi interior, mi hijo no para de patearme, y mucho menos de noche. Le encanta patearme de noche. Puede que mi hijo en un principio no me haya dado problemas... Nunca me dio nauseas matutinas, creció poco, y se mantuvo escondido de sus abuelos, pero ahora es un pequeño diablo que ama causarme molestias.

Solo espero que cuando crezca no sea así. Tendrá muchos castigos en su vida si es un chico demasiado molestoso.

Cuando abro los ojos, siento que alguien deja una bandeja en mi velador y se acuesta en la cama. No hay muchas posibilidades de personas y más si es día sábado por la mañana.

Me doy la vuelta y quedo cara a cara mirando a mi novio. Al chico perfecto que cuando me lo encontré estaba roto. Algo más que roto si se puede decir. Todo ha cambiado desde el día en que lo vi entrar por mi puerta junto a su padre. Todo es diferente. Nosotros somos diferentes, pero nos seguimos queriendo con incluso más intensidad que antes y espero que eso no cambie nunca. Lo amo y lo seguiré amando para siempre.

-Buenos días- dice acariciando mi vientre y dándome un beso en los labios- Feliz cumpleaños, pequeña.

Sonrío. Se ha acordado. Con todo lo que está pasando en nuestra vida pensé que no se iba a acordar. Universidad y bebé es todo lo que está en nuestra cabeza últimamente y más este último mes. Cuando fui a la cita con el doctor del mes ocho nos dijo que de ahora en adelante tenemos que estar preparados ya que el bebé puede venir en cualquier minuto. Eso dejó a Sergio algo paranoico. Bueno, muy paranoico. Y parece que él todo lo que piensa es en el bebé y en estar listo cuando él nazca.

Es lindo que se haya acordado de mi cumpleaños.

Agarro su playera y lo acerco lo más que puedo a mí, lo que no es mucho ya que a este bebé se le ocurrió crecer todo lo que no había crecido antes en este último mes y mi vientre está enorme. Beso sus labios con pasión. Dios, como amo a este hombre. Es perfecto para mí, ante mis ojos y siempre lo será, pase lo que pase.

Sergio me sigue el beso con la misma pasión y desenfreno que yo le expreso y nos mantenemos así varios minutos, hasta que cierto bebé se le ocurre hacer presencia golpeando mi pobre vientre.

Si, este chico será un gran futbolista

Hago una mueca de dolor cuando siento que el bebé golpea justo en mis costillas. Auch, sí que duele, no puedo creer que un bebé tan pequeño tenga tanta fuerza, aquello no deja de sorprenderme.

Sergio de inmediato se separa de mí con una cara de preocupación enorme en su cara.

- ¿Qué pasa pequeña? - pregunta levantándose de la cama- ¡Ya viene el bebé!

Luego de decir aquello comienza a correr por toda la habitación echando cosas en una maleta. Ropa mía y del bebé, todo en unos segundos.

-Tranquilo, estoy bien, fue solo una patada- le digo, pero parece no escucharme.

Esta tan sumido en sus pensamientos y agarrando, echando y sacando ropa del bolso que no me escucha.

Me levanto de la cama lo más rápido que puedo- sí, con la velocidad de una tortuga- agarro sus hombros y hago que se dé vuelta para mirarme. Me río sonoramente, sus ojos demuestran desesperación pura. Dios, como me gustaría poder sacarle una foto justo ahora. Me reiría mucho después de aquello, aunque no quiero más fotos. Los chicos me llenan de fotos todos los días diciendo que me veo hermosa embarazada cuando en verdad solo soy una bola de fútbol. Tal vez por eso a mi hijo le gusta tanto patearme... es una buena teoría. Al menos tenemos muchas fotos para poner en el álbum.

- ¡Sergio! - digo aun riéndome un poco- Sólo fue tu hijo pegándome una patada en las costillas. Nada más, aunque viendo cómo estás ahora, creo que no es mala idea hacer un pequeño bolso con cosas básicas para llevar al hospital.

-Claro, claro- dice Sergio respirando con alivio y sentándose en la cama- Tú toma desayuno, yo haré el bolso.

Mi estómago ruge anunciando que a mi bebé y a mí nos agrada la idea de tomar un rico desayuno. Me siento en la cama viendo como Sergio, ya mucho más tranquilo, comienza a revisar en mis cosas algunas prendas de ropa para llevarme. Elije algunas cosas y luego abre el cajón con la ropa que hemos comprado y nos han regalado para el bebé. Toma las cosas más pequeñas que encuentra, junto con un gorro y unos guantes de bebé y mete todo en un pequeño bolso verde que tengo desde hace tiempo.

Cuando termino de tomar desayuno, escucho un llanto de bebé que proviene de la planta baja de la casa. Miro interrogante a Sergio y él me sonríe bajando las escaleras. Cuando vuelve, tiene a un adormilado Tomás en sus brazos.

-Hey, pequeño- digo mientras Sergio lo deja a un lado de mí en la cama- ¿Qué haces tú por aquí?

-Liiiiiiii- dice ya más animado el pequeño bebé de más de un año y medio.

Li, Ma y Tan son las únicas "palabras" que puede decir bien y en verdad son nuestros nombres. Ma es Mila obviamente por mamá y Tan es Ethan. Parece que Sergio, Helena y Alonso aún son muy difíciles para él, pero con Helena lo está intentando llamándola Len.

-Su madre tenía que hacer unos trámites largos y su abuela no podía cuidarlo, así que me ofrecí de pasar el día con él. ¿Te molesta?

- ¿Qué? ¡Cómo me molestaría! Amo a este niño y además es muy obediente- acaricio su cabello mientras él me sonríe comiendo una galleta que me había traído Sergio- Cada vez está más rubio ¿no crees? Su pelo se está aclarando, al igual que sus ojos.

Sergio se queda mirando a Tomás con nostalgia. Creo que acabo de decir algo un poco delicado.

-Si, cada día se parece más a Gabriel.

...

Decidimos que lo mejor para salir a comer es ir a un Burger King. No estoy en plan de comer comida sana. No hoy. Es mi cumpleaños número 17 y de verdad que quiero disfrutar. Es un local gigante con muchos juegos, así que Tomás es el que está más feliz con todo esto.

-Hey, Tommy- lo llama Sergio después de pedir nuestras órdenes y sentándonos en una mesa- ¿Vamos a jugar?

Tomás, o Tommy como lo llamamos últimamente, sale corriendo en dirección a los juegos y Sergio tiene que salir persiguiéndolo. Se quedan en un juego de un caballo que está cerca de nuestra mesa y así puedo ver como juegan. Me gustaría estar allí, pero con mi vientre sería algo imposible.

-Aquí está su pedido señora- dice una chica de unos 15 años dejando una bandeja en la mesa con toda la comida que pedimos.

-Gracias- le respondo con una sonrisa

La chica queda mirando mi vientre y sonríe.

- ¿De cuánto tiempo estás?

-Ocho meses y medio- respondo acariciando mi vientre.

Es algo inevitable de hacer cuando hablan de mi bebé.

- ¿Es tu segundo hijo? - vuelve a preguntar sonrojándose un poco.

-No, no- digo negando con la cabeza- Tommy es el hijo de una amiga. Lo estamos cuidando por el día.

-Oh, lamento la intrusión, disfrute de su comida.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¿Por qué eres mi hermanastro?