Porque Yo lo digo (COMPLETO) romance Capítulo 38

Miércoles 21 de noviembre

A las 6:10 de la mañana Nicholas, se estacionó frente a la entrada del edificio de Danielle, encendió la calefacción y salió del auto a esperarla. Y 10 minutos exactos después apareció ella, envuelta en un abrigo y una bufanda de lana roja.

-Buenos días señorita Ross

-Nic...

Susurró sin aliento, se veía tan perfecto recién rasurado..., además no lo esperaba y esa sorpresa la emocionó

-No te vas a salvar de desayunar conmigo, y esta vez iremos directo

-Bueno, no puedo rechazar una "invitación" tuya cuando te ves tan atractivo con esa arruguita en la frente

Le sonríe señalándolo mientras se acerca para plantarle un suave beso en los labios y un susurro de buenos días de lo más erótico para Nicholas

-Mierda, me vas a matar

Gimió antes de reaccionar y regresarle el beso

-Muero de frío ¿nos vamos ya? -pidió separándose unos centímetros para poder mirarlo a los ojos

-Por supuesto

Satisfecho con su decisión de dejar la calefacción encendida le abrió la puerta de su deportivo ayudándola a subir y el gemido de placer que escuchó escapar de Danielle, le indicó que había hecho bien y se auto felicitó por su iniciativa y por pensar en ella. Tuvieron un tranquilo desayuno lleno de cariñitos y besos mientras Nic, le hablaba sobre todo lo que debían hacer durante el día

  De regreso en la oficina Nicholas, le pidió que hiciera su rutina ya que Danielle, en cuanto salieron del ascensor se dirigió al puesto de la secretaria a encender todo

-¿Tus manos tienen algún problema?

-Me gusta mirarte, vamos llena mi despacho con tu perfume para que así pueda fantasear toda la mañana

-¿Y soñar despierto en horas de trabajo? –bromeó con una dulce sensación en el pecho al saber que le gusta pensar en ella cuando no están juntos

-Para planear todo lo que ansío por hacerte -ronroneó mordiéndose el labio inferior seductoramente

-¿Es una orden?

-Sí, lo es

Negando con la cabeza halagada y a la vez nerviosa, ya que se había convencido que el sexo tan pronto definiría la relación, y no quería que la buscara solo para tener sexo. Quería ir paso a paso para poder conocerlo mejor, no solo al jefe súper atractivo que quiere sexo a todas horas, necesita que sea real porque se siente perdida, perdida en este hombre imperfectamente perfecto y ansia algo más que un capricho de un niño rico que consigue todo lo que quiere, el cliché del jefe y la "aventura" con la asistente, la mortifica que al final sea solo eso.

Sonriente como siempre Danielle, fue a su escritorio, tomó la llave de su cajón privado e hizo todo el recorrido con Nicholas, como su sombra. Y antes de dejarla ir a hacer su trabajo tomó su beso salvaje antes que desapareciera.

Una hora más tarde la llamó a la línea de la secretaria.

-Señor Allen ¿qué puedo hacer por usted?

-Te necesito para responder mi correo, no dejan de llegar mensajitos de los vejetes tomando cartas en el asunto

-Estoy acabando con unos pendientes de la secretaria y me pongo al día con eso

-Te quiero en mi oficina antes de iniciar esta tarea

-Con gusto señor...

-¡Disculpa!

La fuerte y segura voz de una desconocida de pie frente al escritorio sacó a Danielle, de su nube llena de corazones a la que subía cuando Nicholas, le hablaba de ese modo tan peculiar pero cariñoso

-En unos minutos estoy con usted señor

Acabó la llamada y colgó el auricular para prestarle toda su atención a la mujer que demandaba su atención

-Quiero ver a Frida ¿eres tú?

Más que una pregunta aquello le supo a afirmación, una muy grosera ya que ni los buenos días le había dado, con paciencia e ignorando su ausencia de modales Danielle, se presentó

-Buenos días soy Danielle ¿qué puedo hacer por usted?

-Ah no eres Frida -soltó con disgusto

-No lo soy, la señorita Thomas se encuentra con unos días libres ¿la puedo ayudar en algo?

-No, necesito verla a ella y averiguar qué trama el estúpido de mi hermano

Sorprendida por el disgusto en su tono de voz Danielle, la observó con nuevos ojos, ella era Kristall Allen, la hermana menor de Nicholas, y vaya que son hermanos, ese carácter es difícil de ignorar, además es hermosa y todo en ella grita "tengo dinero" es elegante y joven

-¿Le anuncio al señor Allen que se encuentra aquí?

-Sí, sí, ese es tu trabajo

Ignorando a Danielle, la recién llegada sacó su celular y le marcó a alguien. Era incómodo Kristall, se veía como una de esas mujeres realmente odiosas y no quería aceptarlo pero puede que Nicholas, dijera la verdad cuando le describió a su hermana. Así que aterrada con su presencia corrió al despacho, tocó a la puerta y aguardó por su autorización para poder pasar, aunque cuando lo escuchó no hizo más que dar dos pasos en el interior para chocar contra el pecho y los labios de Nic. Fue besada con hambre y desesperación, no permitiéndole apartarse hasta darse por satisfecho, entonces recibió un empujón alejándolo un par de pasos

-¡No! Nic, no puedes hacer eso –chilló sin aliento mirando hacia la puerta para asegurarse que nadie los haya visto

-Estamos en mi despacho, tranquila te ves algo nerviosa ¿qué pasa?

-Tú, tú..., tú hermana está aquí y busca a Frida. Ya sabe de tu mentira

-¿Qué?

-Se encuentra afuera al teléfono, creyó que yo era Frida y..., ustedes son dos gotas de agua –soltó aire con fuerza

-Debiste decirle que si lo eres –dijo llevándose una mano a la cabeza en un gesto de frustración

-No voy a mentir, además ¿por qué lo sabe? No tendría por qué, la reunión fue hace casi dos días y dudo que alguien de la directiva quiera hablar de tu compromiso...

-Mi papá, de seguro habló con mi mamá y ella no se pudo mantener calladita ¡carajo! Que fastidio

-Te anuncio que quiere verte

-Es una burra, sabe que no puede venir a mí trabajo

-¿Quién es la burra Nicholas? ¿Y por qué le hablas de mí a tu empleada?

El ambiente se tensó en cuanto la voz de Kristall, se oyó en el despacho.

-Kristall -da un paso atrás y cuadra los hombros-. No me gustan las visitas personales, lo sabes

-Y -insiste para que conteste su otra pregunta

-Y le hablo de lo que me dé la gana a mi asistente –espetó con mala leche

-Quiero conocer a la tal Frida, ella tiene cara de Frida

Señala a Danielle, con una mueca burlona en dirección a su hermano, como si de una broma interna se tratara.

-Ya basta, señorita Ross, quiero detalle de los correos que han llegado durante la mañana

-Sí señor Allen, enseguida trabajo en eso, con su permiso

Escapando rápidamente Danielle, los dejó a solas con su quemadita de ojos satánica. Kristall, era de temer igual que Nicholas, cuando le entraba el demonio, además de esa personalidad fuerte que desprende poder y respeto solo con su presencia

-¿Quién te dijo que podías venir a interrumpirme en mi trabajo?

-Soy tu hermana no necesito cita para verte

-No tengo tiempo para tus tonterías Kris, vete

Se giró ignorando la mueca de fastidio de su hermana y regresó a su escritorio presionó una tecla del teclado y la pantalla cobró vida, pinchó la pestaña de Gmail y comenzó a redactar un mail para Danielle, mientras su hermana seguía de pie frente a la puerta hablando y hablando, como siempre gruñó Nic, mientras tecleaba con rabia haciendo sufrir a las pobres teclas

-Tú no me vas a ignorar, he venido porque me enteré de la estupidez que quieres hacer –le advirtió señalándolo con el dedo

-Estoy ocupado

-¡Y yo te estoy hablando!

Rojo, estaba seguro que su tono de piel en ese momento era rojo, detestaba que Kristall, estuviera en su despacho, pero lo que le enojaba aún más es el hecho que estuviera enterada y que se haya tomado la libertad de ir y reclamarle cuando no tenía por qué avisarle ni solicitar autorización para NADA.

Golpeó las teclas lo más fuerte que pudo para intentar acallar el odioso sonido de la voz de su hermana

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De: Nicholas Allen

Para: Danielle Ross

Asunto: Hermana odiosa

La patearía fuera de mi oficina si pudiera hacerlo, es tan chillona como un crío de 2 años, tenías que advertirme antes que llegara aquí, para la próxima (y realmente espero que no suceda) dile que no me encuentro. Ojalá tú fueras Frida, necesito ayuda, mucha.

Tuya. Considéralo.

Hablo en serio, siempre fuiste mi única candidata, no permitas que haga una locura cuando puedes detenerme...

Nicholas Allen

Imperio Company

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-Ocupado vas a estar cuando comience contigo, porque todos los años que he intentado emparejarte con alguien a tu altura ¡con clase! que cumpla con tus necesidades sexuales o lo que sea no han sido para que decidas casarte con una empleaducha pobre sin modales, y si es fea te juro que le hago la vida imposible

Nicholas, ni siquiera la miró le dio insistentemente a la tecla para actualizar la página de Gmail, quería un mail de respuesta pero no lo estaba recibiendo.

-¡Nico! Estoy hablando muy en serio, no puedes casarte con una cualquiera

-Me aburres Kris

-Toda tu vida has sido el soltero que todas quieren, incluso esa rusa podrida en dinero nieta de un cliente de papá y ella era físicamente perfecta

-"Toda mi vida" que ridícula suenas, solo tengo 34 años, no dramatices –protestó taladrándola con la mirada, pero su hermana era inmune

-Todas las mujeres de tu libretita roja mueren por un anillo en su dedo

-Y relleno para su interior –gruñó

-¡Hablo en serio! –gritó exasperada

-¿Y cuál es tu punto?

-Que la secretaria es un saco de papas al lado de tus pretendientes

-Estas hueca Kristall, solo has dado motivos superficiales y egoístas, ni un solo "hermanito no arruines tu vida, cásate por amor no por dinero" o una mierda así, pero lo único que te preocupa es que sea pobre y fea, ya lárgate

-¿Estás enamorado de la secretaria?

Boquiabierta se acercó al escritorio de su hermano y apoyó ambas palmas sobre la base mientras lo miraba a los ojos bloqueada por la posibilidad...

-No es asunto tuyo

-La familia no se esconde cosas, si te casas debes decirlo ¡ni siquiera nos contaste que había una novia! –una vez más le sacó en cara que no les decía nada de su vida privada

-¿Necesito autorización?

-Mamá está furiosa contigo –ignoró la pregunta cargada de sarcasmo

-No le he dado motivos

-¡Te vas a casar imbécil! Y no lo hablaste con ella ¡CON TÚ MAMÁ!

-Suficiente de meterse en mi vida, te puedes retirar AHORA

-No trabajo para ti –golpeó la mesa con la palma

-Por suerte, ya estaría en quiebra

-Tenemos que resolver esta situación

-Mi situación la resuelvo yo, gracias por venir. Adiós, ya sabes cómo es una puerta

-¿Me acabas de correr?

-No estoy jugando aquí

-Esta no es gratis, entérate que estoy furiosa contigo. ¡Y también mamá!

Refunfuñando y haciendo sonar los tacones se fue del despacho de su hermano y se dirigió al escritorio de Danielle, le exigió la dirección de Frida y ella le dijo la verdad, que no sabe dónde vive

-¡No sirves para nada! ¡¡Aaaah!!

Gritó la versión femenina de Nicholas y se marchó haciéndole saber a quién se le cruzara que estaba molesta. No. FURIOSA.

-Señorita Ross, a mi oficina

La voz de Nicholas, la distrajo de su sorpresa ante la personalidad de Kristall Allen. Miró a su jefe y este también observaba a su hermana marcharse de la oficina, solo cuando subió al ascensor ambos se movieron, Danielle, caminó adelante, mientras que Nic, la seguía muy de cerca

En el interior ella se detuvo frente al escritorio y lo observó dirigirse a su lugar, tomar unos documentos y extendérselos.

-Son los documentos de Kobayashi, veamos si se dignan a leerlos, están actualizados

-Enseguida los llevo –extendió la mano para recibir la carpeta

-No

-No le estoy entendiendo –murmuró confundida ¿tenía o no que entregarlos?

-Que Hoggard, mande al asistente a buscarlos no eres mensajero

-Como usted diga

-Bien

Asintió y la observó girarse para dejar la oficina. Pero no pudo evitarlo y la detuvo

-Danielle

-Sí..., Nicholas -lo miró sobre su hombro

-El rojo te queda increíble -halagó su traje de dos piezas

-Lo sé ¿necesitas algo más?

-Esa no es una pregunta adecuada en estos momentos

-¿A no? –preguntó con fingida inocencia 

-Siempre necesito algo de ti

-Vaya..., el antiguo Nicholas, jamás habría admitido eso

-Revisa mi último correo -pide conteniendo las ganas de sonreírle

-Claro

-Y quiero una respuesta buena

-Como siempre, señor

Guiñándole siguió su camino de regreso a su mesa de trabajo e hizo lo que le pidió, llamó al despacho de Hoggard, y en respuesta su asistente le pasó el llamado a su jefe ya que este no le permitía moverse de su puesto.

-Si quieres enviarme algo levanta tu traserito de la silla y haz tu trabajo niña

Sin permitirle decir una sola palabra cortó, así que a Danielle, no le quedó más remedio que avisar a Nicholas, que iría ella misma asegurándole que no tenía problema en hacerlo. Pero a Nicholas, no le gustó la actitud de Marc, y el demonio salió de su cueva

-¿Quién se cree ese mala clase? No puede cortarte la llamada

-Está bien, todos ellos están molestos por la reunión

-Conmigo, no tienen por qué tratarte así –no quería que nadie la tratara mal

-Trabajo para ti, no me importa, no es personal

-Esta mierda se complica a cada paso que doy –comenta frustrado

-Voy a llevar el archivo y regreso hay un par de correos de la asistente del señor Kobayashi, que deberías leer

-Ven a penas regreses, tenemos que trabajar en eso 

-Claro

-Quiero que me leas

-Como usted diga señor Allen

Lista para enfrentar al odioso Marc Hoggard, Danielle, tomó los documentos y fue hasta su despacho. En su escritorio su asistente tomaba nota de lo que fuese que su jefe le dictaba muy de cerca lo cual no se veía muy bien

-Señor Hoggard

Saludó Danielle, para llamar su atención, pero no se movió un solo centímetro del espacio personal de su asistente

-Miren quien salió de su escondite

-Traigo el archivo del proyecto Kobayashi –le informó incómoda con su mirada

-Entra en mi despacho -señaló la puerta alejándose de su asistente

-No creo que sea necesario, solo vengo a entregarle los documentos -dijo intentando sonar calmada, su expresión era lúgubre estaba más allá de molesto

-Entra ahora, tenemos que hablar

-¿Hice algo mal? Porque suena a que estoy en problemas -se maldijo por su respuesta, pero no quería que la interrogara por los asuntos de Nicholas

-Adentro, no me hagas perder el tiempo –caminó amenazadoramente lento hacia ella

-¿El señor Allen sabe de esto? Porque no creo que le guste enterarse que vine a su despacho sin su autorización

Sabía que Nicholas, no estaba enterado y esperaba que el mencionarlo lo hiciera recapacitar. No fue así.

-Creí que eras más inteligente

-No me insulte señor Hoggard, por favor tome los documentos

-Entra AHORA

Y Marc Hoggard, no esperó respuesta, la agarró del codo y la jaló de mala manera, a la fuerza hasta su despacho ignorando las protestas de Danielle, pidiéndole que la soltara

-¡¡Señor Hoggard!!

Alzó la voz Jordan, que trabajaba en ese mismo piso

-¿QUÉ?

Incómodo pero muy pendiente de lo que ocurría lo enfrentó, puede que fuese un chismoso de primera pero notó el tono hostil con que Marc, le hablaba a Danielle, así que decidió intervenir

-Señor, no creo que esa sea manera de tratar a una mujer –se había levantado de su escritorio y avanzado hacia donde se encontraba Marc

-¡Cierra la boca y haz tu trabajo! Para ayer era el balance de Richards

-Insisto Señor, o tendré que reportarlo a recursos humanos

-Imbécil ¡estoy rodeado de imbéciles!

Le dio un último tirón al brazo de Danielle, y cerró de un portazo su puerta, la arrastró hasta los asientos frente a su escritorio y la hizo sentarse advirtiéndole que no se moviera hasta que acabara. Se acomodó en el borde de su mesa de trabajo muy cerca de ella, casi rosándola con sus rodillas

-Dime la verdad

-No debo estar aquí, permita que me marche

-Quiero la verdad, habla si no quieres problemas –exigió taladrándola con la mirada

-Señor, sea más específico porque no sé a qué verdad se refiere –le asustaba lo furioso que se encontraba

-El puto de Allen, tu jefecito se casa o no con la rubia esa

-No..., no estoy autorizada para hablar de la vida privada de mi jefe

-¡Responde!

-Es a él a quien debe preguntarle –murmuró nerviosa, era pésima mintiendo 

-No te hagas la inocente, sé que te revuelcas con tu adorado jefecito tan atractivo y podrido en dinero

-...no sé de qué habla... –intentó no sonar aterrada ante la idea de alguien descubriendo que ella y Nicholas, estaban iniciando algo...

-¿Qué me dices del numerito de esta mañana en el estacionamiento? –mencionó con superioridad

-Sigo sin saber de qué habla -mierda alguien si ve las cámaras de seguridad

-¡Dime ahora! -golpeó la mesa con fuerza harto de que negara todo

-Es al señor Allen a quien debe hacer este tipo de preguntas..., a no ser que le tenga miedo –contuvo la respiración, quería salir corriendo de allí ¿Por qué no pudo quedarse callada y esperar que se hartara?

-Dime tu precio

-No tengo

-¿Cuánto quieres por soltar todo lo que sabes?

-No estoy en venta

-Dime algo que tu jefecito perfecto haga mal y te aseguraré un puesto en la empresa cuando ese prepotente se quede sin trabajo –ofreció cada vez más inclinado hacia ella. Sentado en el borde del escritorio se sentía superior, poderoso mirándola hacia abajo

-Señor Hoggard, basta de presionarme para que le hable de nuestro jefe, lo que usted está haciendo ahora mismo es acoso laboral además intenta sobornarme para armar un complot contra el gerente general de la compañía para la que ambos trabajamos

-Nómbralo y lo tendrás, lo que sea, lo que quieras –insistió con el pecho hinchado de poder

-Me está ofendiendo

-¡Vamos! No eres más que una simple asistente, la gente pobre siempre quiere algo

-Conservar el trabajo –contuvo las ganas de gritarle algún insulto

-Estúpida puta ¿qué te da el tarado que te gusta tanto?

-No voy a responder a sus groserías, no es correcto

-¿Hace cuánto que le abres las piernas?

-Pero... ¡quien se cree que es! –intentó levantarse de la silla pero con un solo empujón Marc, la regresó a su lugar

-Te paga más de lo debido ¿cobras por favorcitos sexuales?

Boquiabierta por lo que acababa de insinuar, los insultos que tenía para él, se atascaron en su garganta y nada salió salvo indignación y miedo a que alguien más que él, pensara eso de ella y su sueldo generoso.

-Debe tener un miembro generoso para tenerte tan contenta

-Basta

-¿La zorrita quiere llorar?

Eso fue todo se levantó de la silla furiosa y cuando intentó retenerla lo empujó haciéndolo caer de espaldas sobre todo lo que se encontraba sobre su escritorio. Danielle, fue directo a la puerta y antes de salir se giró a ver el patético intento de Marc, por obtener algo incriminatorio de Nicholas, para poder pedir que lo sacaran

-Jamás lloraría por los insultos de un hombre tan envidioso como usted, en cuanto a mi decisión de no hablar de mi jefe, se llama ética laboral y para que le quede claro de una buena vez el señor Allen, no incumple absolutamente ninguna norma de la empresa o legal –siseó furiosa

-Estas enamorada de tu jefe ¡qué cliché! –soltó una carcajada de lo más falsa

-Ya basta

Ahora sí que quería llorar ¿por qué existían hombres tan despreciables? Lo observó bajarse del escritorio y mirarla con esa expresión sucia que le provocaba escalofríos

-También soy bueno en la cama

-Lo felicito, dígaselo a alguien que le importe

Agitada lo fulminó con la mirada advirtiéndole que no la volviera a tocar y finalmente abrió la puerta

-Voy a reportar este incidente

Si conocía a Nicholas, sabía que su reacción no sería "pacifica" y la expresión en su rostro tranquilizó de cierto modo a Danielle, pero como el hombre está en plan conseguir lo que cree le pertenece no supo guardar silencio y dejarla simplemente irse

-Si lo haces hago que te corran por insolente –amenaza petulante

-No le he faltado el respeto en ningún momento

-Es tu palabra contra la mía

-Que así sea entonces, SEÑOR HOGGARD

Caminó echa una furia, corrió hasta el baño a intentar calmarse. Se paseó frente al espejo de un lado a otro planeando distintas maneras de cortarle la lengua a ese..., ese HOMBRE sin escrúpulos

-¿Danielle, va todo bien?

-¡Tamara!

Pegó un salto al escuchar su voz, aparentemente el baño no estaba vacío. La observó acercarse para lavarse las manos mientras Tamara, no dejaba de observarla a través del espejo

-Te ves algo agitada ¿tiene algo que ver con Marc Hoggard? Jordan, me llamó hace unos minutos para reportarlo

-Oh...

-Dice que fue agresivo y que te jaló del brazo ¿me quieres contar?

Inconscientemente se tocó el codo, no sabía si decirle, lo último que quería era montar un escándalo y si Nicholas, se enteraba...

-¿Estamos hablando de trabajo o...?

-No, Danielle y Tamara... ¿se lo vas a decir a Nicholas?

-Yo..., no lo sé, creo que su reacción no sería buena en estos momentos

-Tal vez tengas razón, pero si te tardas demasiado en contarle puede ser peor, su temperamento es... "delicado" explota fácilmente

-Ya pude verlo

-¿Necesitas que hable con Marc?

-No, no quiero que nadie más se entere, es detestable

-Háblame si vuelve a ocurrir y esta vez será asunto de trabajo

-Espero que no, pero gracias

Tamara, le dio su espacio y la dejó sola. Aún agitada se miró en el espejo y sintió alivio al llevar el pañuelo porque si Marc, hubiese visto la marca en su cuello las cosas habrían sido un pelín más ruidosas

-¿Danielle?

Una voz masculina seguida de unos suaves golpes en la puerta le indicaron que ya era hora de regresar al trabajo, así que tomando una larga respiración fue hasta la puerta y descubrió que la persona que la buscaba era Jordan

-Hola ¿qué pasa?

-¿Todo bien?

-Si yo..., estoy bien, gracias..., por, por lo de hace un rato -tartamudeó nerviosa, no sabía que decir

-Traje este documento, es un balance que Marc, debía entregar hace varios días

-Gracias...

-Mantente alejada de Marc

-Por supuesto, no quiero problemas

-Es un patán, su asistente ha renunciado hace unos días, solo está acabando el mes

-Ya veo porqué, es un cerdo

-¿Te hizo algo?

-No solo... –chismoso pensó Danielle-. Solo..., fueron palabras

-Avísame si tienes que regresar, puedo ir contigo

-Gracias Jordan...

-Regresa con el jefe antes que se enfade

Tomó la carpeta y regresó a la oficina. Se quitó la chaqueta del traje, tomó su libreta lista para el trabajo y fue hasta el despacho, tocó a la puerta y entró, no esperó a que Nicholas le autorizara

-Tardaste una eternidad ¿todo bien?

Se preocupó al ver la extraña expresión en el rostro de Danielle. Él, se encontraba de pie frente al gran ventanal con su celular en el oído escuchando sus mensajes de voz

-Tengo esto para ti, un balance –dijo para no responder a su pregunta

-Una semana tarde –negó cansado

Al ver que no se movió de su lugar Danielle, se acercó para darle la carpeta pero en lugar de recibirla Nicholas, la tomó de la muñeca atrapándola con su brazo libre la atrapó contra el ventanal y su cuerpo aplastándola con suavidad, ansiaba su cercanía, sentirla pegada a él

-¿Por qué tardaste tanto? ¿Te dijo algo ese tarado? –insistió serio y con una expresión de fastidio difícil de pasar por alto

Dudosa Danielle, lo observó con cautela no estaba segura si debía decirle o no lo que ocurrió, Nicholas, era tan explosivo..., y aun no conocía bien sus reacciones o como se iba a tomar lo de Marc.

-¿Estás al teléfono? -susurró nerviosa por su cercanía

-Son solo mensajes -contestó mientras le quitaba el pañuelo del cuello para poder mirar su marca

-Trabajo, hay trabajo que hacer

La mirada seca sin expresiones que tenía Nic, sobre ella era un perfecto rompecabezas ¿estaba enojado? ¿Sabía lo que acababa de ocurrir con Marc? Estaba tan serio y concentrado en lo que sea que escuchaba en su buzón de voz que le asustaba, pero cuando su dedo índice que recorría los contornos de la marca en su cuello descendió por el cuello de su blusa jalando desde el centro para conseguir que se soltaran un par de botones dejando al descubierto sus pechos perfectamente sostenidos por un brasier negro de encaje, el sonido de un jadeo que escapó de Nicholas, le hizo saber lo que iba a ocurrir..., y no estaba segura de querer hacerlo en ese lugar precisamente, además era primera vez que le veía los pechos de ese modo..., el rubor en sus mejillas se volvió chillón en un segundo

-Basta

Pidió Danielle, sin nada de convicción así que cuando sintió la mano libre de Nicholas, paseándose por su falda hasta llegar al dobladillo y meterse debajo intentó no demostrar que también lo deseaba, quería y necesitaba que fuera algo más "clásico", conocerse bien antes del sexo, para auto convencerse que no era solo eso, sexo. Pero los dedos curiosos de Nic, llegaron al lugar que buscaban, el centro de sus piernas. Comenzó a masajear la zona sobre las medias provocando una fuerte fricción que la enloqueció y desesperó

-No..., no me gustan..., no me..., los..., estos juegos a, a mediasss...

-¿A medias? –preguntó con una media sonrisa victoriosa

-Para, no sigas... -jadeó intentando contener el gemido que ansiaba salir atascado en su garganta

-Me deseas, yo te deseo no puedes negarlo –respirando con fuerza ejerció más presión y más

-No lo..., niego, pe..pero

-¿Pero qué? –sonrió descaradamente, sabía que lo deseaba todo su cuerpo temblaba de deseo

-Ya, ya...

-Tienes que ser más clara

-Ya haz..hazlo de una vez, pero deja los juegos

Aun con su expresión seria en el rostro y el celular en el oído quitó su mano libre de la entrepierna de Danielle y con prisa se desabrochó el cinturón y luego el pantalón. No le quitó la mirada de encima a la que en sus pensamientos llamaba su chica, le encantaba como se mordía el labio inferior levemente, como si quisiera ocultar lo ansiosa que está por ver como mete la mano en el interior de su pantalón para liberar su erección. Esos ojos azules expectantes y chispeando en deseo lo hacían sentir como nunca una mujer lo había hecho antes. Querido. Importante.

-Tengo muuuchas ganas de ti. MUCHAS

-Deja de hablarrr

Protestó Danielle mirando el celular aun en su oído. Y sin perder el tiempo el costoso móvil voló por los aires y Nicholas, cayó de rodillas a sus pies, la miró unos segundos hacia arriba diciéndole con la mirada lo que haría, entonces llevó ambas manos a ese trasero que tanto le gusta mirar, lo acarició con un par de movimientos circulares en cada nalga y luego arrastró las manos por sus caderas buscando el cierre de la maldita falda con desesperación. ¡Era invisible! A jalones comenzó a bajarle la prenda cuando unos golpes en la puerta mataron el fogoso momento.

-¡Hijo de putaaa!

Bramó Nicholas, pero no hizo nada. Se congeló aun con los puños arrugando la tela de la falda de Danielle.

Volvieron a tocar.

Nicholas, seguía inmóvil así que fue Danielle quien le apartó las manos y comenzó a subirse la falda y abotonar los botones de su blusa mientras él, parecía no querer moverse del piso

-¡Muévete!

No lo hizo. Estaba aturdido.

-Nicholas, ve al baño AHORA

Dejando caer su cabeza derrotado se metió su dolorosa erección igual de lista que hace unos minutos en el pantalón y como niño castigado arrastró sus pies hasta el baño. Danielle, se arregló la ropa una vez más y recogiendo su pañuelo voló a la puerta, cubrió su marca y finalmente abrió la puerta

-Señor Emerson, buen día

-Quiero ver a tu jefe

-Claro, en estos momentos está encargándose de un asunto pero si gusta puede pasar y esperarlo –ofreció con gentileza

El hombre mayor la miró con desconfianza pero igualmente decidió entrar en el despacho. Danielle, lo siguió rápidamente y le señaló dónde tomar asiento (de espaldas a donde se encontraba el baño) recuperó el celular de Nicholas, del piso y se dirigió al pequeño pasillo detrás del escritorio de su jefe...

Tocó a la puerta y aclarándose la garganta le habló

-Señor Allen, el señor Emerson, está aquí

Con cautela Nicholas, abrió la puerta y le susurró a Danielle...

-Ofrécele algo de beber y regresa aquí inmediatamente

-¿Te sucede algo? –contuvo las ganas de reír al ver la cara afligida de Nic

-Sí, tengo un GRAN problema entre manos así que date prisa

-No voy a...

-Ve

-Bien..., espera ¿el señor Emerson, sabe que detrás de esta pared se encuentra tu baño? Porque era amigo de tu abuelo ¿no?

-Esa pregunta justo ahora Ross?

-Genio si me ve entrar al baño contigo luego que les escupieras en la cara que estás comprometido con la secretaria esto lo pondría a dudar como loco

-Hoggard, era su amigo...

-Wow, eso explica mucho –murmura pensando en la actitud de Marc

-Ve

Hizo lo que le pidió, fue con el señor Emerson y le ofreció algo de beber del bar privado de Nicholas, le aseguró que su jefe pronto estaría con él y en cuanto pudo regresó al baño pero ni siquiera tuvo la oportunidad de tocar a la puerta, fue jalada al interior y besada eufóricamente mientras la manoseaban por todo el cuerpo hasta posarlas donde tanto le gustaba, su trasero.

Pero Danielle, no le permitió continuar, sabía lo que pretendía y ni loca iba a dejar que la usara para calmar su calentura, menos cuando había un hombre sentado esperado por él, a escasos metros

-¿Qué crees que haces? -lo miró de pies a cabeza-. Aún tienes los pantalones abiertos

-Vamos a acabar con lo que iniciamos cariño

-¡Ni lo pienses! El señor Emerson, está esperando –baja la voz luego que se le escapara un gritito

-Es en lo único que puedo pensar..., tú

-Sexo

Sin dejar de devorarla con la mirada ahora que había dado un vistazo a su ropa interior comenzó a quitarse toda la ropa.

Corbata fuera.

Camisa fuera.

Pantalones fuera. Bien lejos

-Solo quedan los calcetines y el bóxer

-No sigas –pidió ruborizada pero con la mirada clavada en ese torso tan perfecto

-En cuanto esté desnudo vamos a tener mucho sexo y no me importa que todos escuchen como te hago gritar

-Nicholas, ya basta

-Quiero desnudarte, mirarte, ver lo que hay debajo de tu ropa de asistente sensual

-Nic..., yo, yo..., no soy como las mujeres con las...--

  Intentó explicarle que se sentía algo insegura pero la detuvo en cuanto se dio cuenta de lo que estaba por decir. Tenía que estar bromeando...

-¿Qué dices? No puedes estar hablando en serio, eres preciosa

-No soy tan delgada como Vanessa o las mujeres con las que te relacionas...

-Me gustas tal como eres... -afirmó casi molesto-. Dani, llevo fantaseando contigo más tiempo del que me gustaría reconocer –dio un par de pasos hacia ella buscando su mirada

-Tú no necesitas fantasear

-Oye tenerte sentada a unos metros es difícil, sobre todo si me atraes del modo que lo haces –le habló con voz suave intentando convencerla

-Solo es sexo para ti

-Sí y contigo así que esta tarde nos vamos juntos a mi casa para demostrarte lo mucho, mucho que me gusta tu cuerpo así como es –tomó su rostro con ambas manos forzándola a mirarlo a los ojos

-No voy a tener sexo contigo, además tengo cosas que hacer

Con suavidad le bajó las manos y dio otro paso atrás, el ultimo, estaba delante del lavabo.

-¿Qué cosas, con quién?

La agarró de la cintura pegándola a su torso desnudo todo posesivo y atractivo.

-La ropa Nicholas –trató de empujarlo pero no se movió un solo centímetro

-No hasta que me respondas

-Vístete ahora, la cosa es cuando yo quiera no cuando tú digas

-¿Acabas de amenazarme? –suelta incrédulo

-¡Sí! Amenazarte, advertirte, como quieras llamarlo –gruñó intentando apartarlo nuevamente, su desnudez la cohíbe

-Mierda, acabo de correrme –sonríe radiante

-¡Basta!

-Eres tan sexy... -nuevamente con su índice acaricia el camino a su discreto escote

-Nicholas Allen, controla tus hormonas y ve a hablar con el señor Emerson, de una vez

-Tú vas conmigo, te prohíbo que te separes de mí el resto del día

-¿Ya volviste a ser mi jefe?

-No, pero tienes que decirme por qué no quieres tener sexo conmigo cuando está más que claro que me deseas

-Solo es muy pronto..., acabamos de "comenzar" a conocernos y no quiero creer que es todo lo que soy para ti..., sexo

Eso tenía sentido.

Fue lo que la expresión en el rostro de Nicholas, decía al escuchar lo que necesitaba oír. Inclinándose depositó un suave beso en los labios de Danielle, antes de dar un par de pasos atrás para recoger sus pantalones y comenzar a vestirse en silencio mientras pensaba muy bien en sus siguientes palabras para no meter la pata

-Voy a esperar..., pero quiero que sepas que nunca quise que la primera vez que estuviéramos juntos fuera del modo en que sucedió, un impulsivo y desesperado arrebato en un mugroso baño. Quiero más que eso para nosotros

Nosotros... que linda sonaba esa palabra en boca de este complicado hombre, suspiró aliviada.

-Será mejor que vaya con el señor Emerson..., no tardes

-De acuerdo

Mientras Nicholas, se reunió con el señor Emerson, Danielle, tomó asiento en el escritorio de su jefe y leyó su correspondencia, normalmente suele hacerlo desde su propio puesto de trabajo pero hablaba en serio cuando le dijo que no quería separarse de ella en todo el día.

Para la hora de almuerzo Nic, le permitió a Danielle, ir a conseguir algo de comer, protestó porque no quería que fuera sola pero finalmente accedió cuando una llamada de Emerson, lo dejó amarrado a la oficina.

Por la tarde trabajaron en los correos de la directiva exigiendo disculpas, citas con abogados, incluso acusaciones sobre un testamento falso por parte de Hoggard, padre. Pero eso ya no le producía preocupación a Nicholas, no, el correo de la asistente del señor Kobayashi, fue lo que realmente lo puso tenso. Solicitaba una reunión en persona, en Japón.

-Esto es malo, si quiere que viaje al otro lado del mundo debe ser porque tiene malas noticias que darme

-Nic, Kobayashi, ya firmó un acuerdo contigo donde se comprometía a invertir en tu proyecto... -le recordó para calmarlo-. Ahora es tú proyecto

-Ya lo tengo amarrado ¿no? –trató de sonar como de costumbre pero no dio resultado

-Tienes todas tus cartas sobre la mesa, ahora es turno del japonés

-Necesito un trago ¿vamos?

-Hoy no puedo ir contigo ¿recuerdas?

-¿Qué?

-Te lo dije Nic

-Creí que estabas bromeando –se recostó en el sofá junto a ella

-No, tengo cosas que hacer

-Esa respuesta no me gusta –gruñó con la cabeza colgando hacia atrás

-No podemos pasar día y noche juntos

-Noches juntos aun no pasamos

-Voy a ver a mi tía, voy a cenar con ella y probablemente esté Aaron –explica ignorando su insinuación

-No

-Calma los celos, te estoy contando para que confíes en mí

-¿Por qué lo invitas a tu apartamento y con tu tía? –ahora si la miraba fijamente

-Somos amigos, quiere hablarme de algo

-¿Segura que no van a estar solos?

-Segura

-Bien –se levantó y caminó de regreso a su escritorio

-¿Qué vas a hacer tú?

-Tal vez cene con Vanessa

Uy, aquello la enfadó, pero no dijo nada a diferencia de lo que buscaba Nicholas, que era provocarla para tener una nueva discusión, pero Danielle, simplemente dio media vuelta y se marchó, tomó sus cosas y caminó al ascensor

-¡Oye! ¿Qué fue eso? ¿Te vas sin despedirte?

Detuvo las puertas del ascensor con su arruga usual en la frente.

-Adiós

-¿Y mi beso? –exigió de buena gana

-Pídeselo a Vanessa

Se cruzó de brazos sintiéndose ridículamente celosa, pero tenía sus motivos Vanessa, le dijo que es la novia y él mismo Nicholas, ha dicho que son muy amigos, recuerda muy claramente cómo se negó a hablarle de esa mujer en su gran pelea y la sensación era tan amarga que le producía nauseas.

-¿Segura que te vas así? –la provocó aguantando las ganas de reír por su arrebato

-¿Puedes dejar retener la puerta, por favor?

-No seas celosa

-El burro hablando de orejas

-No me llames burro –la regañó el vanidoso

-Disculpe señor, no se volverá a repetir

-Cena conmigo

-No puedo, tengo planes

-¿Me cambias por un amigo?

-Nicholas, no te he cambiado a diferencia de ti que te vas con esa mujer

-Me enciende que te pongas celosa

-Ya suelta la puerta antes que alguien te vea

-Cariño siempre somos los últimos en dejar la oficina

-Cámaras de seguridad

-Me importan una mierda, ven sal de esta caja de espejos baratos

-Las miran, Marc Hoggard en especial –murmuró recordando su encuentro con ese hombre

-¿Qué? –preguntó sorprendido por su comentario

-Voy a llegar tarde

-Yo te voy a llevar

Sin esperar su autorización la sacó del ascensor y la llevó de la mano a su despacho, buscó sus cosas y apagó la computadora. De regreso en el ascensor descendieron al estacionamiento mientras la hacía hablar no le gustaba para nada saber que le había ocultado algo

-¿Qué te dijo el tarado ese?

-Insinuó que sabe que tú y yo..., vio lo del estacionamiento

-¿Y se puede saber por qué no me lo dijiste de inmediato?

-Estabas ocupado metiéndome mano –intentó distraerlo

-Danielle

-Estabas muy serio yo solo..., no quería que reaccionaras mal

-¿Te hizo algo?

-Solo insinuaciones desesperadas

-¡Mierda! Tienes que decirme las cosas cuando suceden ¿qué más? Y no te guardes nada

-No me hables así, es desagradable...

Y para demostrar su disgusto se alejó de él, apoyándose en el extremo opuesto sin dirigirle la mirada. Pero por supuesto que Nicholas, no se lo permitió, clavó las manos en el espejo rodeando a Danielle, atrapándola con su porte alto e intimidante

-¿Quieres que averigüe lo qué pasó yo mismo? Porque te aseguro que eso no te va a gustar para nada

-No me hables con ese tonito ya no estamos trabajando no puedes llamarme la atención por preocuparme por ti, no te lo dije porque no quería que tuvieras más preocupaciones, porque te he visto agobiado..., aun no me cuentas lo qué pasó con tu papá y SÉ que te afectó, aunque no quieras aceptarlo, aunque tu orgullo te impida darle la razón a otra persona

-¿Te tocó?

-No fue nada, te aseguro que ese perro no muerde solo ladra, tiene envidia, odia que seas tú y no él

-Dímelo

-Solo me tomó del codo para que entrara en su despacho

-Voy a tirarle los dientes a ese hijito de papá

-No, no vas a hacer tal cosa

-No me pidas que no te defienda –la taladró con su mirada oscura

-No es necesario, solo está desesperado él y el resto de la directiva, van a perder el poder de decirte qué hacer..., excepto el señor Emerson, que parece estar recapacitando

-No confíes en él, es muy pronto

-Puedes alejarte un poco, quiero aire

No se alejó como se lo pidió en su lugar se inclinó y la besó con rabia, fuerza, luego retrocedió un par de pasos y la miró con culpa por su actitud

-¿Te puedo llevar a casa?

-Me encantaría –consiguió decir recuperando el aliento

-Esto es difícil

-¿Llevarme? No tienes que hacerlo, no es una obligación Nic –le aseguró sintiéndose algo rechazada

-Las relaciones, solo quiero mandar pero cuando me desafías me vuelves loco y solo quiero tocarte, besarte me enciende que no dejes que te diga qué hacer

-¿Dices que te calienta discutir?

-Creo que si

Ambos compartieron una risa antes de volver a besarse y bajar de una vez del ascensor que ya estaba parado en el subterráneo. Caminaron en dirección al auto de Nicholas, pero no se tocaron. En el trayecto Danielle, le contó todo lo que había dicho Marc, y para no enfadar más a la bestia se burló de todo lo que decía y funcionó. Cuando llegaron al apartamento Nic, no quería dejarla ir y acabó acompañándola hasta su puerta en donde el beso de despedida fue tan intenso que sus jadeos se escucharon en todo el edificio.

-Necesito que estemos solos de una maldita vez

-Ya te dije que quiero esperar –le recuerda en voz baja

-¿Esperar qué? No juegues con eso, me duele de tanto aguantarme, más ahora que conozco tu ropa interior

-Dedos largos, la última vez iniciamos con sexo y no salió muy bien

-Pero se sintió increíble

-Mi papá me dijo que siempre tengo que esperar a estar segura, no importa cuánto tarde, el cuerpo es mío y yo mando

-¿No vamos a echar uno rapidito antes que llegue tu tía? –puede que su expresión haya sido su usual cara de póker, pero estaba tomándole el pelo

-¡Shhhh! Ya debe estar adentro, le gusta ordenar mi desorden

-¿Y tú amiguito?

-Es mi amigo, te lo voy a presentar algún día

-Ahora

-Aún no llega

-Quiero saber cuándo llega y cuando se va –hablaba en serio

-Si eso te deja tranquilo puedo hacerlo

-Gracias -suspira sin ganas de marcharse

-Te veo mañana

-Lo mejor de la mañana

-¿Solo de la mañana? –le sonríe agitando las pestañas

-No...

-Conduce con cuidado y que esa mujer no te toque

-¿Cómo lo sabrías? –la provoca

-Lo voy a saber y no te conviene

Un último beso y se marchó, no quiso tomar el ascensor era una trampa mortal con su chirrido del terror así que bajó por las escaleras.

Suspirando como adolescenteDanielle, entró al apartamento y se encontró con su tía en el medio de la salamirándola con una expresión de "loescuché todo" provocando que se ruborizara. Pero el grito que soltó luegole indicó que quería detalles

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