Porque Yo lo digo (COMPLETO) romance Capítulo 41

Lunes 26 de noviembre

Eran apenas las 7 de la mañana cuando Danielle, llegó a la oficina, se sentía impaciente por ponerse al día con todo lo que quedó pendiente después de la trampa de Nicholas, el jueves por la tarde. Organizó todo el trabajo pendiente y se puso manos a la obra de inmediato. Miró su celular de vez en cuando a ver si Nicholas, le enviaba algún mensaje pero no había nada, solo hubo un "OK", como respuesta al mensaje que le envió avisándole que se iba temprano al trabajo.

A las 8 de la mañana en punto apareció Frida, en la oficina radiante y más arreglada que de costumbre, se había retocado el cabello y estaba muy bronceada.

-Buenos días Danielle ¿qué tal tu fin de semana?

Una sonrisa instantánea apareció en el rostro de Danielle, al pensar en su fin de semana con Nicholas.

-Maravilloso ¿te sentaron bien estos días libres?

-Solo mírame, estoy como nueva, perfecta

-Que bien ¿tu hijo está bien?

-¡Mejor imposible!

-Me alegro, bueno pendientes solo hay en la bandeja de salida, debes entregarlos a primera hora y abastecer la sala de descanso, el resto ya está listo

-Sí jefa

Ignorando su tono condescendiente Danielle, regresó a su mesa de trabajo para sacar la llave del despacho de Nicholas, aún no preparaba la oficina y llegaría en cualquier momento así que corrió. En el interior encendió la calefacción, revisó el aseo y finalmente se fue hasta el escritorio, a preparar la computadora antes de revisar los documentos en la bandeja de salida, por algún motivo se sentía nerviosa por verlo..., el fin de semana habían pasado tantas cosas, tuvieron su primera cita, cenaron en el restaurante favorito de Nicholas (el que no era para nada lujoso) hablaron, y hablaron mucho y ninguno acabó enfadado. Tuvieron su primera borrachera juntos, fueron a un club y se divirtieron, en algún momento de la noche vieron a Jim, también se toparon con Amanda, pero Danielle, decidió ignorarla, seguía muy enfadada con ella. Se amanecieron hablando de la vida, Danielle, insistió en que su tía debía tener un pacto con el diablo para poder cocinar como lo hace, su lasaña es como darle un mordisco a Italia, o al menos así se lo describió. Nicholas, habló de lo mucho que le gustan las películas de terror, el suspenso, el gore (es realmente una obsesión) y sus autos...

Se sentía como haber pasado al siguiente nivel. Pero sus nervios no eran solo por volver a verlo, eran porque temía haberlo hecho enfadar al enviarle ese texto por la mañana. Estaba tan inmersa en sus pensamientos que dejó caer una carpeta tirando todos los papeles al piso

-Señorita Ross ¿qué hace allí abajo?

Saltó del susto al escuchar su voz, la tomó completamente desprevenida recogiendo los documentos literalmente debajo del escritorio. Se golpeó la cabeza

-¡Ouch!

Intentó levantarse sin parecer una boba, pero ya estaba roja como un tomate, lo sabía, le ardía el rostro. Se puso de pie a toda prisa, estirando su pantalón y haciendo malabares con los papeles con ayuda de su mano aun con la muñequera

-Danielle

Suspiró su nombre soltando el aire pesadamente, frustrado, no podía enfadarse porque no le permitió recogerla, era la cosa más dulce justo en ese momento tocándose la cabeza en la zona del golpe ruborizada y confundida

-Hola..., buenos días ¿señor Allen?

Lo miró a los ojos mientras torpemente intentaba acabar con la tarea de meter todo de regreso en la carpeta y sin poder dejar de pensar en cómo debía llamarlo, era incómodo.

-¿Te encuentras bien? –acabó con la distancia y se acercó a ella

-Sí, solo me sorprendiste... -murmuró mirando los papeles en su mano

Ocultando su sonrisa ante lo mucho que le gustaba cuando se ruborizaba Nicholas, le quitó los papeles que sostenía con delicadeza, los dejó sobre la mesa para poder tomarle la cara y dirigirla en un tierno y suave beso de buenos días

-Te extrañé esta mañana, me estaba acostumbrando a que seas la primera persona que veo al despertar

-El domingo no cuenta, nos amanecimos y estábamos borrachos –cuchichea con complicidad, halagada y llena de emoción por su confesión

-No tanto

-Nic, usaste un Uber por primera vez y me hiciste la ley del hielo por toda una hora porque yo pagué el viaje, borrachito gruñón

-¿Necesitas hielo? –preguntó evitando eso último

-Solo necesito otro de esos besitos tuyos de buenos días

-No vuelvas a irte sin mí –le advierte muy en serio y calmado

-Solo quería ordenar un poco antes que llegaran todos, no quiero que crean que soy una holgazana que desapareció sin llamar para avisar

-Yo avisé que no estaríamos en la oficina

-Lo tenías todo planeado

-Fue improvisado –se defendió

-¿Y mi beso? -le recordó dejando el tema

-¿Y mi desayuno?

-Le voy a pedir a Frida, que te prepare esa mezcla de cemento que te gusta beber

-¿Ya regresó esa mujer?

-Tu "prometida"

-No te conviene burlarte de eso

-Wow me estás amenazando y tan temprano, al menos déjame tomar una taza de té antes –bromeó con una sonrisa burlona en el rostro

-Tenías que usar pantalón –soltó con un gruñido

-¿Qué? Hace frío

Negando divertido porque acababa de ignorar su insinuación volvió a besarla tranquilamente por todo un minuto.

Luego otro.

Luego su mano le dio un apretón en el trasero y la guío hasta la puerta oculta detrás de la zona del escritorio, la acorraló contra la pared sin dejar de besarla, a jalones le sacó la blusa del interior del pantalón para que sus dedos largos y suaves entraran bajo la ropa y llegaran hasta sus pechos. Los apretó una y otra vez mientras su lengua casi tocaba las amígdalas de Danielle, succionando sus gemidos de placer

-Nic..., para antes que no podamos... -jadeó girando la cabeza para que dejara de besarla, pero él, solo continuó con su cuello

-No podemos

-Dejaste la puerta abierta –insiste

-Qué importa

-Alguien puede venir o escucharnos

-¿Me vas a dejar así de necesitado?

-Solo..., pospongámoslo

-¿Para cuándo? –soltó frustrado

-¿El almuerzo? No tienes nada en la agenda –sugirió para que no se enfadara

-Ahora te tengo a ti -sonrío muy de acuerdo con lo que proponía

-Pero rapidito, tengo que comer algo

-¿Todavía tienes que ver a tu tía después del trabajo?

-Siempre –asintió con una media sonrisa ante la mención de su tía

-Pero la ves mucho –protestó como niño mimado

-Me gusta verla mucho

-Pero... ¿porqué?

-Es lo más cercano que tengo a una mamá, además de ser la hermana de la mujer esa que me engendró, me gusta saber qué hace y hablar con ella, pero sobre todo me gusta cuando cocina, es increíble

-Lo recuerdo y también que me prometiste que algún día probaría su lasaña

-Borrachito ¿tienes buena memoria?

-No, eso fue mientras comíamos una docena de donas en dunkin donuts ayer

-Me encanta la arcoíris de fresa

Sonriendo la miró a los ojos mientras recordaba el placer con que Danielle, probaba su dona favorita el domingo por la mañana en el restaurante completamente vacío y vistiendo su chaqueta, fue una buena mañana, para nada a lo que acostumbra

-¿Qué vamos a hacer?

-Mañana podríamos hacer algo..., si no tienes nada en la agenda

-¿Cuánto tiempo necesitas con tu tía?

-El resto de la tarde –soltó una risita ante su expresión seria

-¿La quienes mucho?

-Y más, si le pasara algo no sabría que hacer..., ella me hace -se tomó un momento para encontrar la palabra correcta-. Funcionar

-Ya basta de esto -soltó con brusquedad ya que no sabía cómo debía reaccionar-. Ve a pedir nuestro desayuno, quiero waffles salados

-¿Nuestro? –por alguna razón no dejaba de sonreír

-Sí, no me vas a quitar mis desayunos

-Como usted diga señor Allen, pero tiene que soltarme

-Ultima vez que me dejas, y es una advertencia

-Te ves muy tierno justo ahora

-Con una mano en tu pecho y la otra en tu culo, mmm, tomo nota

Soltando una carcajada lo empujó con suavidad para poder arreglarse y pretender que nada había pasado. Tomó la carpeta sobre el escritorio para no salir con las manos vacías y dejó el despacho. Pero nada más poner un pie fuera se encontró con Frida y una extraña expresión en el rostro.

-¿Está muy ocupado el señor Allen?

Su voz sonaba extraña y el modo en que la miraba la hacía sentir nerviosa, como si supiera que estuvo haciendo allí adentro y buscara..., pruebas.

-Frida..., no lo sé ¿quieres que le pregunte si puede recibirte?

-Sí, necesito hablar con el de algo muy importante

-De acuerdo, dame un momento

Se alejó nerviosa y caminó hasta su escritorio, levantó el auricular y le marcó a la línea interna mientras miraba como Frida, se había quedado de pie junto al despacho observándola impaciente.

-¿Ya me extrañas? –ronroneó Nicholas

-Por supuesto

-Ven que te como viva

-Señor Allen... -suspiró-. Tengo a Frida, aquí y quiere hablar con usted

-Maldición ¿qué quiere esa mujer?

-Probablemente hablar de ESE asunto

-Quiero mi desayuno lo antes posible, dile que puede entrar

-Enseguida señor

Danielle, le anunció a Frida, que podía pasar, pero nada más un minuto en el despacho y salió corriendo con una expresión de fastidio digna de enmarcar, le soltó que el jefe la llamaba de paso a su puesto de trabajo.

Alarmada colgó el teléfono, estaba a punto de hacer el pedido del desayuno. Se levantó de su silla y regresó con Nicholas.

-¿Va todo bien? -preguntó mientras cerraba la puerta.

-Acércate

Inquieta se acercó al escritorio y sin poderlo evitar le acarició su perfecto y bien peinado cabello a Nicholas, mientras el cerraba los ojos unos segundos disfrutando de su caricia antes de soltar el aire con fuerza. Estaba preocupado por algo.

-Emerson llamó, quiere que almuerce con él, y mi papá, para hablar del proyecto de Kobayashi

-Pero..., eso es bueno ¿no?

-Sí..., pero teníamos planes

-No pasa nada, para otra vez será, esto es importante

-Organízalo, llama a la asistente de Emerson, para saber si quiere ir a algún lugar especial o aquí mismo y hay que llamar a mi papá...

-Ya, tranquilo yo me encargo de todo –intentó tranquilizarlo deslizando su mano hasta su nuca

-Te estás tardando con ese desayuno

Con delicadeza tomó la mano que le acariciaba la nuca y la jaló para que se inclinara y poder besarla.

-No tardes

Regresó a su puesto pidió el desayuno y organizó el almuerzo mientras esperaba a que llegara el pedido. 20 minutos después el repartidor apareció, Frida, lo envió directamente con ella.

Nicholas, tecleando con impaciencia cuando ella cruzó la puerta.

-¿Dónde desea tomar su desayuno señor?

-En el sofá, un minuto y estoy contigo

Sacó todo de sus bolsas de papel y aguardó a que Nicholas, se desocupara mientras bebía su té.

-Quiero repetir lo del fin de semana -anunció de pie frente a ella con las manos metidas en los bolsillos del pantalón

-¿La borrachera? -sonrió burlona

-No, alejarnos de todos y estar muy solos sin distracciones

-Oh... -bebió otro sorbo de su té

-¿Quieres hacerlo o hay algo que quieras decirme?

-Me encantaría, aunque no sé cuándo podríamos hacerlo otra vez

-Cualquier fin de semana

-Es que estoy ayudando a Aaron y generalmente son los fines de semana, no todos pero deja averiguar y luego podemos planearlo mejor, nada de improvisación

-¿Por qué prefieres pasar los fines de semana con ese "DJ" que conmigo?

-Hay que dedicarle tiempo a los amigos y por ahora es el único que tengo

-¿No quieres arreglar las cosas con tus amigas?

-Sigo algo molesta por lo que me dijeron

-La rubia del sábado era una de ellas

-Si..., Amanda

-Ahora que lo recuerdo conozco al hombre con quien estaba

-Su prometido

-Es un mujeriego, de seguro solo necesita una niñera para sus hijos, tu amiga debe ser su quinto matrimonio

-Es su vida, ella sabe lo que hace

Con una sonrisa malévola la jaló a su regazo para besarla, tomaron el desayuno es esa posición, aunque solo fueron 20 minutos, había trabajo que hacer.

Al medio día en punto Nicholas, salió de su despacho, se dirigió a la mesa de Danielle, apoyando ambas palmas para inclinarse sobre la mesa y mirarla a los ojos

-Voy a hacer un recorrido por los departamentos a ver qué tanto pierde el tiempo la gente y tú me vas a esperar en el despacho, iré con la secretaria esta vez

-¿Para qué quieres que vaya a tu despacho?

-Me debes algo y lo quiero antes de salir

-No te bastó con todo lo que me manoseaste durante el desayuno

-No

-De acuerdo pero primero voy a acabar de transcribir estos documentos

-Señorita Ross -soltó con fuerza a propósito mientras cuadraba los hombros y enderezaba la espalda-. Quiero esos documentos listos en 15 minutos, cuando regrese los quiero sobre mi escritorio

-Por supuesto señor

Compartieron cómplices miradas y luego Nicholas, retrocedió un par de pasos.

-Señorita Thomas, usted viene conmigo tomará notas

-Por supuesto Señor Allen

Feliz de la vida y sintiéndose mejor que Danielle, Frida, tomó una libreta y lo siguió procurando mover sus caderas exageradamente, echándole una miradita burlona a su compañera por encima del hombro mientras se alejaban.

-Señor Allen, me preguntaba si me regala unos minutos de su tiempo para hablar de lo que pasó en la reunión con la directiva

Preguntó mientras lo seguía un par de pasos atrás, Nicholas, ni siquiera se molestó en detenerse o mirarla, intuía lo que tramaba solo al escuchar ese tono de voz tan forzado para sonar agradable

-¿Qué quieres saber?

-Sobre la pequeña mentira que dijimos

-No hay un "nosotros" desde ningún punto de vista -se detuvo en seco con náuseas ante la idea-. Si me sigues el juego con ese asunto podrías obtener una generosa recompensa monetaria, sin preguntas ¿qué respondes?

-Lo sigo, cuente conmigo -aceptó apenas Nicholas, acabó de hablar

-Solo haz lo que te diga

-Por supuesto

-Te paras junto a mí y no dices nada, sobre todo frente a los empleados

-Perfecto

Con una ambiciosa sonrisa en el rostro Frida, lo siguió por la oficina, tomó nota de lo que Nicholas, le pedía. Se dedicó a revisar todos los proyectos en los que trabajaba la compañía. Su trabajo es hacer los negocios, aprobar las inversiones y todo lo que se trata de dinero, contratos, acuerdos y también llevar un control sobre los jefes de cada área, además de los proyectos le gusta asegurarse personalmente que todo esté en orden, que los obreros cumplan las fechas que los "vejetes" como los llama él, cumplan con revisar los proyectos, y permisos municipales, estudios de terrenos, etc. Trabajo de arquitecto. Últimamente tiene que admitir que los ha descuidado por estar pendiente de uno en particular. Su ambicioso y ya doloroso contrato con Takeshi Kobayashi

Marc Hoggard, apareció en la oficina de Tamara, en recursos humanos y sabía perfectamente que Nicholas, estaría allí, ya se habían topado en su recorrido y por la mirada en su rostro tenía ganas de una discusión, eso seguro

-No me dijiste que tenías compañía Tamara

Fue lo primero que dijo Marc, en cuanto entró en la oficina. Tamara, lo miró extrañada, no habían hablado previamente así que lo observó mirar a Nicholas, y supo su verdadero motivo.

-Señor Hoggard ¿necesita algo?

Preguntó para evitar un enfrentamiento, sentía los rayos láser que se lanzaban Nicholas y él en silencio

-Entrevistas, necesito una nueva asistente –anunció despreocupadamente

-¿Qué pasó?

-Nada, acaba de darme su carta de renuncia, solo acabará la semana

-De acuerdo, hoy mismo me ocupo de eso

Le informó mientras tomaba nota, pero Marc, ya tenía su mirada fija en Frida.

-Señor Allen, supe que se pasea por su "empresa" exhibiendo a su prometida -suelta con cizaña ya los había visto

-Estoy trabajando Marc, y más te vale estar haciendo lo mismo porque estás muy atrasado en tu propuesta

-Sé lo que hago

-Yo también y si no quieres que le asigne a alguien más el proyecto quiero ver al menos una idea clara para el final del día

-Siempre dando órdenes ¿cómo es que conseguiste que alguien te soporte y gratis?

-Mucho cuidado con esos comentarios fuera de lugar sobre mí vida privada

-Ahora sacas la carta de "tu vida privada" hipócrita

-No voy a comenzar a decir lo que pienso de ti, mantenido

Y solo eso bastó para provocarlo. Marc, se abalanzó sobre Nicholas, en un segundo pero no consiguió el efecto que buscaba. Fue un simple empujón que hizo tambalearse a Nicholas, unos pasos atrás sin quitarle la mirada llameante de los ojos

-Frida, regresa a tu escritorio

Le ordenó con voz fuerte pero contenida, provocándole escalofríos a Frida, se avecinaba una tormenta, lo sabía

-Puedo esperar afuera –murmuró nerviosa

-Eso muñequita discútele y conocerás al ogro con quien te vas a casar

-Basta Marc, regresa al trabajo, y no es una sugerencia, es una orden –dijo Nicholas, intentando mantener la calma

-Mira como tiemblo, no voy a escuchar lo que dices –se mofó Marc, sin intenciones de moverse

-Tamara, toma nota de todo lo que escuches, esto irá directo al registro de Marc y junto con un informe sobre lo que sucedió con mi asistente podemos utilizarlo para su carta de despido

-¡Tú no me vas a sacar de aquí! –le gritó perdiendo la paciencia

-Silencio, te guste o no estoy a cargo y es a mí a quien debes rendir cuentas como todos y mostrar respeto aunque no poseas una sola gota de buenos modales

-Hago mi trabajo

-Estás aquí solo por tu padre, no por mérito propio, ninguno de "tus proyectos" han sido concretados por ti, siempre acaban en manos de alguien más que solucione tus errores. No sabes nada de negocios y sobre arquitectura..., lo pongo en duda –adiós paciencia, Nicholas, se preparó para el contraataque de un "ofendido" Marc

-Mira quien lo dice, tú estás aquí porque tu...--

-Se preparó y tiene estudios suficientes para dirigir la compañía -intervino Frida con la frente en alto-. No le vuelvas a faltar el respeto a tu superior, el SEÑOR ALLEN, recuerda quien está a cargo antes de soltar lo primero que se te viene a la cabeza

-¡Mi superior! Niña no seas tan ingenua, este no sabe lo que hace ese maldito proyecto que lo distrae es riesgoso, una inversión desproporcionada

-Se llaman "n e g o ci o s", a eso me dedico -lo llamó entre otras cosas pero en silencio, sabe que usaría cualquier excusa para causar más problemas

A punto de explotar, agitado y furioso por no poder salirse con la suya Marc, observó a Nicholas, quería hacerlo enfadar, molestarlo pero no sabía cómo, hasta que Frida, apareció en su campo de visión...

-¿En serio el gran Nicholas Allen, se va a casar con una secretaria?

-¡Pero qué insolente! Las decisiones amorosas de nuestro jefe no tienen por qué ser cuestionadas –intervino nuevamente Frida, le era imposible quedarse callada, quería esa generosa recompensa monetaria que le mencionó Nicholas.

-Suficiente de perder el tiempo Marc, retírate ahora mismo y trabaja en lo que te he pedido o ten por seguro que el proyecto lo pierdes.

Lo fulminó con la mirada odiando a cada instante haberse metido en este absurdo asunto con la secretaria. Afortunadamente no intentó seguir discutiendo y se marchó sin decir una sola palabra.

-Regresa a tu escritorio

-Claro...

Fingió una sonrisa y salió del despacho. Feliz de la vida se fue directo a la sala de descanso, se tomó su tiempo para regresar al trabajo, ahora se sentía privilegiada y poderosa.

Pero Nicholas, tenía esta extraña sensación en el pecho que no lo dejaba y su cabeza solo podía pensar en Danielle...

-Nicholas

Lo llamó Tamara, al verlo observar la ventana tan concentrado.

-¿Sabías que Marc, metió a Danielle, a su despacho y le hizo comentarios irrespetuosos y vulgares?

-Sí, Nicholas

-¿Por qué no me lo dijiste? Hay un procedimiento para el acoso laboral, y ese obsceno hijito de papá no puede salirse con la suya, de seguro su asistente ya no lo soporta

-Lamento no haberte hablado de esto pero Danielle, no quería alterarte además de preocuparte

-Hombres, que el asistente sea hombre

-Por supuesto

Al regresar a su despacho fue un inesperado alivio ver a Danielle, inclinada sobre el escritorio dejando unos documentos. Cerró la puerta con fuerza a propósito, la necesitaba tanto en ese momento que no lo dudó y en cuanto ella se giró se acercó a pasos de gigante y la devoró en un beso cargado de deseo

-No aguanto las ganas de ponerte las manos encima –susurró excitado

-¿Ahora, ahora? –preguntó un poco nerviosa

-Sí, ya no puedo más –soltó el aire con fuerza

-Necesito ir al baño primero, no tardo –prometió con una sonrisita

Se alejó varios pasos con la intención de salir del despacho, pero Nicholas, la agarró por la cintura en el acto.

-Usa el mío, no tienes que ir tan lejos –y solo ella siendo ella le bastaron para que una media sonrisa se le dibujara en el rostro

-Oh... -se ruborizó un pelín avergonzada

-Ve y quítate los pantalones y la ropa interior, los tacones se quedan

-Sí señor

-Rápido Dani –un fugaz beso y la soltó

Soltando una risita ella fue hasta el baño privado y oculto del despacho a hacer pis, se lavó las manos e hizo lo que le pidió ya no sentía pudor (al menos no como antes) se quitó la chaqueta del traje, los pantalones, las medias, la ropita interior y se calzó nuevamente los zapatos. Nicholas, entró sin llamar, no llevaba chaqueta y su mirada se clavó en los muslos desnudos de Danielle..., un gemido escapó se su boca y ya sin poder aguantarse caminó hasta ella y la atrajo a un salvaje beso bien baboso.

-Te deseo... -gimió contra sus labios-. Quítame el pantalón y tócame

-Qué mandón –cuchicheó sonriente y ansiosa por hacer lo que le pedía

-No sé cómo nadie se ha dado cuenta de la erección que estuve paseando

Mordiéndose el labio excitada, Danielle, le desabrochó el cinturón y luego el pantalón dejándolo caer por sus largas piernas..., luego fue el turno del bóxer, lo tomó de ambos lados de esas trabajadas caderas y lo bajó hasta los tobillos quedando a centímetros de su miembro erecto, hipnotizada con lo masculino y enrojecido que estaba

-Ahora no, lo necesito duro -jadeó Nicholas, excitado con la idea de verla haciéndoselo oral

-¿Do..dónde tienes el condón? –tartamudeó aturdida

-Esperaba que lo olvidáramos –protestó decepcionado

-Tal vez la próxima vez

-En el bolsillo de mi pantalón

Respondió Nicholas, soltando el aire con fuerza dejándose caer contra la pared debilitado, necesitaba de ella YA. Y ver como lo devoraba con la mirada mientras le ponía el preservativo lo enloqueció tanto que cuando acabó la levantó con prisa para volver a besarla por unos instantes

-Lo necesito duro –confesó contra sus labios con la respiración agitada

-Pero..., pero ya lo estás

-Quiero cogerte bien duro, estoy más allá de desesperado

-¿Qué quieres que haga?

-Necesito que te apoyes en el mueble del lavabo y te inclines un poco, ofréceme ese culito que algún día me voy a follar

-Yo no...-

-No ahora, vamos haz lo que te pedí

Asintió caliente, su temperatura se elevó al máximo y necesitaba que la tocara lo antes posible

Alucinado Nicholas, la vio tomar la posición que le pidió, apoyó el antebrazo de la mano lastimada sobre el mueble y se sujetó con la otra. Sonriente como nunca fue hasta ese trasero tentador lo acarició con suaves movimientos circulares antes de agarrarse la erección para guiarla hasta la hendidura húmeda y lista que era la entrepierna de Danielle..., pero antes de penetrarla le dio unos juguetones toquecitos en el clítoris haciéndola gemir suavemente antes de sentir la brusca estocada, entró completamente sacándole un grito por la sorpresa y la invasión

-No te sueltes cariño, no quiero hacerte daño

-No...

Tomándose un momento para que el cuerpo de Danielle, se acostumbrara a su anatomía, dejó de agarrarle las caderas y le desabotonó la blusa con urgencia

-Necesito ver estas tetas tuyas tan lindas

-¡Cuidado con los botones! –chilló al ver como tironeaba su ropa

-Cariño me vas a volver loco

Descubrió el brasier rojo más sexy que haya visto y le exprimió los pechos con fuerza, luego metió las manos en el interior y los liberó sacándolos por la parte de arriba, jugó con ellos mientras la presionaba con las caderas con más y más fuerza contra el mueble, intentando hundirse más y más

-No te sueltes...

Soltó uno de sus pechos para apoyar la palma en el mueble y entonces inició se retiró completamente y la penetro con fuerza una y otra vez, solo se escuchaba el sonido de sus cuerpos chocando y la respiración agitada de Nicholas, Danielle intentaba no gemir, temía gritar y que el edificio completo se enterara..., sus nudillos estaban blancos conteniendo la fuerza de las embestidas de Nicholas, estaba siendo tan intenso que creyó que se iba a desmayar en cualquier momento, pero entonces sin darse cuenta llegó al límite y gimió con auténtica devolución y erotismo mientras se liberaba, tres minutos más y fue el turno de Nicholas, a quien no le importaba si alguien lo escuchaba, se sentía tan bien

-Oh mierda..., como me encanta esto

Jadeó dejando caer su cabeza en la espalda de Danielle, agotado y saciado. Permanecieron en esa posición hasta recuperar el aliento. Nicholas, fue el primero en moverse, se levantó y lentamente liberó a Danielle, de su semi erección. La observó a través del espejo con sus mejillas coloradas y una brillante mirada que lo seguía en cada movimiento

-¿Estás bien?

Asintió en piloto automático, no se perdió la parte en que Nicholas, se quitaba el condón, lo tiraba al inodoro y se agachaba para subir su ropa. Ella por su parte se acomodó el brasier, y abotonó la blusa en silencio estaba..., sin palabras, aturdida por cómo se sintió, como la hizo sentir él...

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