Poséeme romance Capítulo 37

Los días transcurrían y Abril no había logrado que su hermana la escuchase. Peor aún, no había logrado que Gastón cayera en su trampa, por lo que estaba en el mismo lugar cuando empezó, con una gran duda y sin saber qué hacer para darle respuesta a la incógnita de quién fue el que pagó el tratamiento y operación de Catalina.

El plan de ella era intentar acostarse con él para hacerlo hablar, más luego se dio cuenta de que si en verdad él había tomado ventaja del acto que supuestamente hizo Santino, el acostarse con Gastón sería, no solo seguir haciendo lo que quiere si no reconocerlo como el que ha pagado la operación cuando su puestamente no ha sido así. Estaba realmente confundida.

- ¿aún sigues con eso de hacerlo confesar? – le dice Erika ni bien la ve entrar vestida de gala, ella pone los ojos en blanco. – yo no sé porque sigues exponiéndote. – se pone de pie del sillón y se acerca a ella para tomar de sus manos las bolsas de alimentos. – debes dejar todo eso ya. Olvidarte de Santino y Gastón. –

Y eso es lo que más deseaba Abril. Pero para Gastón ella debía cumplir su parte del trato, ya que supuestamente había pagado el tratamiento y por más que había intentado hacer de todo por que confesara, él era bastante astuto, por lo que siempre terminaba desviando la conversación.

- Ojalá pudiera hacer eso, pero ambos han arruinado mi vida y si en verdad sacó ventaja de Rivas, tiene que pagar. – Erika sonrió y se apoyó en el marco de la puerta de la cocina a escucharla.

- Porque si de verdad Santino pagó el tratamiento, no puede llevarse de arriba todo lo ha hecho, debe enfrentar las consecuencias de sus actos. – su amiga solo asentía con su cabeza y le daba la famosa razón de quien está loco. – además, si lo hubiera pagado Santino ¿por qué lo hizo? De hecho, él fue el que deshizo el contrato. Realmente no entiendo por qué, no lo entiendo. – repetía mientras se cambiaba de ropa por algo más cómodo. – no comprendo que les pasa. – concluyó dejándose caer en el sillón y escuchando como finalmente su amiga rompe en carcajadas. - ¿qué es lo gracioso? – dice cruzándose de brazos. – no es para reírse, estoy en un dilema. – y ella niega y cuando pudo recomponerse le explicó el por qué de sus risas, aunque quizás lo que esté dándole es una revelación.

- ¿sabes que sucede? – ella niega – están enamorados. – Abril abre sus ojos como platos porque enamorada… bueno eso sí, pero ella, pero en cambio Santino…

- Estás loca. – negó con el ceño fruncido. – sí, yo si lo quiero no te lo voy a negar, ¿pero él? – suelta una risa nerviosa. – el gran y exitoso Santino Rivas no se enamora de nadie y menos de una mujer como yo. – y decir esto último hizo que a ambas se les suavice la expresión.

- ¿Por qué dices eso? – le dijo tomando su mano y viendo como sus ojos comenzaban a llenarse de agua.

- Mírame. – le dice Abril – soy un fracaso. – Erika niega afligida ¿qué esta diciendo? – no he podido terminar la facultad, soy desempleada, no tenemos casa, tengo una hermana que me odia por lo que hice… - su amiga la detiene.

- ¿de qué hablas? Abril, tu no tienes la culpa de que ese monstruo se haya llevado la vida de tus padres y haya dejado a tu hermana en esa situación. Lo que has hecho fue por ella, por sus sueños de ser bailarina. – tenía razón, pero a ella algo le dolía más que cualquier otra cosa y eso era el rechazo de Catalina.

- Pero me odia. – la interrumpe.

- No, no te odia. – niega secando sus lágrimas. – solo que está decepcionada porque no sabe como es la historia… - y tenía razón, pero ella no quería oírla.

- Sí, pero mira, cómo podré explicarle lo ocurrido si se ha ido de la casa. – se había ido donde una amiga, cuya madre se ofreció a tenerla en su casa luego de que Abril le explicara, disfrazando la verdad, de que todo aquello había sido un montaje por unas pruebas para un caso importante. Cualquiera entendería que no se podía mentir semejante verdad, pero la madre de la amiga de su hermana, no era de esas entrometidas. De echo consideraba a los medios de comunicación como una plaga que solo buscaba meterse en la vida de las personas y peor si éstas eran famosas porque eran capaz de cualquier cosa por tener la primicia e incluso de torcer la verdad.

- Dale tiempo. – ella suelta un sonoro suspiro. – y no te tires a menos, sos una mujer hermosa por dentro y por fuera – ambas sonríen y se abrazan. – y estoy segura que si Santino ha hecho eso, ha pagado pese a romper el contrato y decirte que no, es porque está enamorado de ti. – enseguida la suelta y la mira.

- ¿qué dices? ¿enamorado? – niega entre risas nerviosas, pero Erika no estaba riendo, le estaba diciendo la verdad.

- Abril, una persona que no ha conocido el sentimiento de amor y que no ha experimentado ningún tipo de sentimientos no sabe cómo actuar cuando el amor toca a la puerta. Dale tiempo. –

¿Tiempo? Eso era lo que no podía darle y no solo porque él defendería al asesino de sus padres, sino porque jamás podría estar con él a sabiendas que le rompería el corazón, aún más, a Mauro.

Ella se seguía sintiendo culpable de haber lastimado los sentimientos de quien hizo de todo por ayudarle a pagar el tratamiento y eso era lo que en cierta forma le dolía hasta los huesos. Él había tomado otro trabajo para ir juntando peso por peso y entregárselo y el que no le importó la hacía sentir una mujer desmerecedora del amor de nadie.

Mientras tanto, Santino había asistido al “The Clímax” ante el llamado de uno del jefe del lugar. Decían que tenían algo muy importante que mostrarle y que les urgía verlo inmediatamente y cómo el aviso había sido dado a las doce del mediodía, le pareció extraño e indispensable el estar allí.

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