"¿Qué pasó?"
"Hubo gente bebiendo y armando lío en el cuarto privado, alguien fue golpeado y hay sangre por todas partes".
"Arreglen el problema y ya, ¿por qué me tienen que llamar a mí?".
"Jefa, el que armó el lío es el hijo de la familia Pinales, ya sabes, él solo respeta tu autoridad, nadie más puede detenerlo".
"Entendido. Voy para allá de inmediato”.
Cinco minutos después, Isadora apareció en la puerta del cuarto privado con sus tacones altos. Todo adentro ya era un caos completo.
El hijo de la familia Pinales, Ciro Pinales, tenía una cara hermosa, más linda que la de cualquier mujer, pero su expresión era de mucha crueldad.
"¡Maldito egocéntrico! ¿cómo te atreves a pelear conmigo por una mujer? Te aviso que cualquier mujer que me guste se convierte en mi propiedad personal”.
“¿Quieres llevártela? ¿Me has pedido permiso?".
Una linda joven, con su rostro lleno de lágrimas, suplicaba: "Por favor, joven Pinales, ¡déjalo ir!".
"¡Hijo de puta! ¡Es mi novia y no te permitiré tocarla!".
Isadora miraba la escena con un dolor de cabeza.
El hijo engreído de la familia Pinales, no era la primera vez que provocaba líos por robarle la novia a otras personas, pero quizás esta era la primera vez que se encontraba con alguien tan terco haciéndole frente. A pesar de estar a punto de ser golpeado hasta morir, el joven seguía resistiéndose firmemente.
"Jaja, ¿me estás dando órdenes? ¿Realmente crees que estás en condiciones de hacerlo? Originalmente, pensé en dejarte ir por la súplica de esta chica hermosa, pero ya que no tienes miedo de morir, te complaceré".
Mientras hablaba, Ciro levantó directamente una botella de cerveza de la mesa y estaba a punto de golpear la cabeza del hombre en el suelo.
Isadora gritó, deteniéndolo: "¡Ciro! ¡Si alguien muere en mi local, te las veras conmigo!".
La mano de Ciro que levantaba la botella se detuvo por un instante.
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