Melisa se despertó después de las cinco de la tarde.
Al despertar, se dio cuenta de que su habitación había cambiado y se mostró un poco confundida.
Justo en ese momento, Isadora calentaba la comida nutritiva que había comprado al mediodía en la cocina. Al salir, vio que su madre se había despertado.
"¡Mamá, despertaste!".
"Isadora... ¿dónde estamos? ¿Por qué cambiamos de habitación?".
"Mamá, todavía estamos en el hospital. Solo cambiamos de habitación, esta habitación es mejor y más adecuada para que te recuperes".
"¡Isadora! ¡No tenemos por qué malgastar el dinero! No voy a vivir mucho tiempo más, es un desperdicio, ¡vamos a volver a la otra habitación de inmediato!".
"Mamá, ¿quién dice que no vivirás mucho tiempo? Encontraremos un donante de riñón muy pronto, ¡no te preocupes por nada ahora!".
¡Incluso si encontramos un riñón adecuado, no hay dinero para la cirugía!
Melisa se sintió muy angustiada por dentro, recordando cómo su hija había sido tratada por la Sra. Guzmán, y sus ojos se llenaron nuevamente de lágrimas.
"Isadora, todo es por culpa mía, te arrastre conmigo, vamos a regresar a casa, si no quieres pertenecer a la familia Guzmán, ¡no lo hagas!".
"Mamá, no te preocupes, quédate tranquila. ¡Esta habitación de lujo fue organizada especialmente para ti por tu futuro yerno! Además, él me aseguró que se hará cargo de todo para encontrar un riñón y el costo de la cirugía".
¿Futuro yerno?
Melisa quedó desconcertada y preguntó: "Isadora, ¿qué está pasando? ¿Cuándo has tenido novio?".
"¡Hace poco!".
"¿Cómo es que no lo sabía? ¡Isadora, seguro que te mintieron!".
¿Dónde hay tal cosa buena en este mundo?
¿Recién comenzaron a salir y él ya está pagando un precio tan alto?
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Protégeme, Tío!