Querido bebé, amo a tu mamá romance Capítulo 16

Li Ye sabía que Rúan Cheng lo amaba, pero no tanto como él a ella. Por eso, para asegurar una proposición exitosa, había pasado toda la tarde planeando cómo pedirle matrimonio. Pidió a sus padres que invitaran a sus abuelos, tíos y tías. En total había entre diez y veinte personas presentes.

Los padres de Li Ye llevaron a Rúan Cheng hasta la casa. Ella se quedó atónita ante la escena que vio en cuanto abrieron la puerta. Incluso Li Xiao se sorprendió al ver la casa llena de familiares.

-Han llegado —dijo la tía de Li Ye. Al ver llegar a la chica de la foto, ayudó de inmediato a su madre a ponerse de pie y continuó hablando emocionada—. La novia de Ye, Rúan Cheng, está aquí. Es toda una belleza.

Acerquémonos para verla mejor...

Rúan Cheng se quedó sin palabras.

-Entra. -Li Ye tomó su mano y la miró con cariño.

Ella forzó una sonrisa cortés y saludó a todos sus familiares.

La abuela de L¡ Ye no soltaba su mano y la acariciaba con delicadeza mientras le hablaba. La joven no sabía si era algo bueno o malo, pero tenía la impresión de que algo importante iba a suceder.

Rúan Cheng encontró a L¡ Ye fumando en el balcón, con las manos en los bolsillos. Era evidente que estaba nervioso, como si estuviera agobiado por alguna razón.

La cena fue suntuosa, de una manera excepcional. Incluso Li Xiao comentó:

-Ni siquiera cenamos así de bien durante las celebraciones por el año nuevo...

Los abuelos y los padres de Li Ye tomaron asiento en la mesa principal. Li Ye y Rúan Cheng también se sentaron allí, mientras que el resto de la familia estaba en otra mesa. Mantuvieron una conversación casual sobre su vida cotidiana.

Rúan Cheng casi había terminado de cenar cuando L¡ Ye la miró fijo y le pidió que lo acompañara. Los dos fueron a una habitación: el dormitorio de Li Ye.

-¿Qué sucede? -preguntó Rúan Cheng en voz baja. Su voz era tan suave como la luz del sol al amanecer.

Él la miró con ternura. Tomó su mano y dijo con una voz grave y un poco temblorosa:

-Necesito pedirte disculpas. Me comporté mal esta mañana.

-Ya lo he olvidado -respondió ella.

-Gracias. Muchas gracias por tu comprensión. -Li Ye la abrazó, con los ojos cerrados—. No sabes cuánto temo perderte —dijo con voz débil.

Ella permaneció en silencio.

«¿Sabías que te amo desde hace mucho tiempo? -continuó diciendo Li Ye-. Desde la primera vez que viniste a casa. Estabas estudiando en el instituto en aquel entonces... Sentí asco de mí mismo por enamorarme de una chica tan joven. Intenté enamorarme de otras mujeres, pero no había química entre nosotros. Con el tiempo, me harté de ellas. Me dije a mí mismo que un día crecerías. Lo único que tenía que hacer era tener paciencia y esperar a que llegara ese día. Al fin, ese día llegó y tuvimos la oportunidad de continuar nuestros estudios en el extranjero. Has pasado por muchas cosas en el pasado. Para ser sincero, cuando me lo contaste, fue un golpe duro para mí...

Rúan Cheng no pudo evitar estremecerse al escucharlo. «¡Sí le importaba, después de todo!».

«Espera a que termine de hablar... -Li Ye la abrazó aún más fuerte-. No pensé que fueras una deshonra, sino que me culpé por no haberme acercado a ti desde el principio. Me culpé por no ser capaz de protegerte de tus preocupaciones y tus problemas. Debes entenderlo, Cheng. No hay otro hombre en este mundo que te haya amado más que yo... -Quizás temía perderla en realidad, pero el temblor inicial en la voz de Li Ye se convirtió poco a poco en un sollozo.

Rúan Cheng mentiría si dijera que no se había conmovido en lo absoluto. Su corazón se derritió. Dios no la había abandonado. Le había concedido un hombre que la amaba de verdad. Había intentado con toda su alma olvidar su pasado y eso era lo que el misterioso pero poderoso hombre había esperado en aquel entonces. Aún tenía un vago recuerdo de cuando el ama de llaves le dijo: «Espero que tengas una vida tranquila». Ella dudaba que pudiese tener tranquilidad por el resto de su vida después de lo que había pasado.

Había elegido este camino y no se arrepentía. Si podía vivir en paz, sería un regalo adicional, pero si no podía, solo podía culparse a sí misma. Para ella, la paz no significaba tener una fortuna. Solo esperaba encontrar un hombre que la amara y comprendiera de manera incondicional. Se cuidarían el uno al otro y la vida sería sencilla pero dichosa, mientras envejecían juntos. Y ese hombre era, sin duda alguna, Li Ye.

Capítulo 16 1

Capítulo 16 2

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