Querido bebé, amo a tu mamá romance Capítulo 17

-Estábamos aquí para... -El chico dejó de hablar cuando vio que una señora mayor se acercaba. «¿Pudiera ser que esa señora fuera la madre de la Señorita Cheng?»-. ¡Abuela! -saludó Anan con amabilidad.

«Abuela...». Rúan Cheng dio la vuelta para ver a quién saludaba Anan.

Una señora que pasaba de los cincuenta años y que vestía una camiseta Adidas de color rosa claro pasaba por allí, pero se había detenido de repente delante de ellos. Mu Chenjue sabía que la señora no era la madre de Rúan Cheng, así que permaneció en silencio.

—¿Sucede algo, señora? -Rúan Cheng estaba desconcertada porque la señora la miraba fijo.

La señora suspiró y estiró los brazos y las piernas mientras miraba a Rúan Cheng.

—Jovencita, ya que está casada, tiene que aprender a cuidar de su familia -dijo con el ceño fruncido-, ¿Cómo ha podido regresar a casa tan tarde y dejar que su esposo y su hijo mueran de hambre? -Era evidente que el «esposo» al que se refería era el hombre de rostro inexpresivo.

Rúan Cheng se sintió incómoda. Estaba a punto de explicarle cuando la señora se volvió hacia Mu Chenjue y lo reprendió:

»Como esposo, usted también tiene la culpa. No tenga una actitud tan mala con su esposa solo porque usted es infeliz. ¿Qué pensará su hijo de usted? En estos tiempos, el hombre tiene que aprender a cocinar también. No espere que su esposa haga todas las tareas del hogar. Usted tiene una esposa, no una criada.

Rúan Cheng pensó que la señora se estaba pasando de la raya. «¿Cómo pudo equivocarse? Es obvio que Mu Chenjue pertenece a un mundo diferente al mío». Rúan Cheng se apresuró a explicar:

-Señora, me temo que ha entendido mal. Soy su empleada, no su esposa.

La señora se calló de repente y la miró fijo. Quiso hablar, pero no consiguió decir nada. Volvió a mirarlos con detenimiento... «¿A quién quiere engañar? ¡Es evidente que tienen una relación especial! ¿Adonde ha ido a parar esta sociedad? Resulta que aquí vive la amante de un hombre rico...».

La inocente «amante» Rúan Cheng observó cómo la señora se marchaba. Se mordió el labio, pero no sabía qué decir al padre y al hijo, así que no se volvió para mirarlos. No tenía vínculo alguno con ninguno de los dos. Como mujer soltera, sabía que había cosas que no debía hacer. Una cosa era hablar con un hombre por asuntos de trabajo, pero reunirse en privado por la noche con un hombre que no conocía bien no era apropiado.

Mu Chenjue miró a su hijo y le dijo:

-Dile lo que quieres. ¡Date prisa!

Rúan Cheng se dio la vuelta.

Mu Ancheng miró a ambos adultos como si no supiese qué hacer. No tenía ni ¡dea de por qué lo habían arrastrado a esta situación..., pero su padre dijo que tenía asuntos que tratar con Rúan Cheng... ¡Incluso le dijo que se diera prisa! De repente, un pensamiento pasó por su mente y recordó algo, aunque era evidente que estaba allí como acompañante.

El chico sacó dos cajas grandes con un inmenso esfuerzo. Una era de color azul claro mientras que la otra era blanca. Ambas tenían cintas de seda.

-Son para usted, Señorita Cheng. -Anan se volvió para mirar a su padre pues le preocupaba decir algo mal.

Mu Ancheng era pequeño debido a su edad, por lo que Rúan Cheng solo pudo oír lo que dijo y no vio el rostro del niño oculto tras las cajas. Aunque no aceptaría algo de Mu Chenjue, las aceptó por el momento después de ver que el chico estaba tan cansado de sostenerlas. Mostró una sonrisa amistosa al pequeño que la miraba.

—¿Y esto por qué? —preguntó al pequeño, pero en realidad esperaba una respuesta del padre.

Rúan Cheng no se había dado cuenta de que el impasible hombre había advertido el anillo de diamantes de compromiso que ella llevaba en su mano.

—Emmm... yo tampoco lo sé... —Mu Ancheng ya no desconfiaba de Rúan Cheng y tenía una expresión inocente. Se rascó la cabeza y miró a su padre en busca de una respuesta.

—Ahora que terminaste lo que viniste a hacer, ¡vamos a casa! -dijo el padre a su hijo. Luego miró a Rúan Cheng, que aún sostenía las cajas, y se fue.

Rúan Cheng y Anan se quedaron mirando al hombre que se había marchado de repente.

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Querido bebé, amo a tu mamá