Receta para robarle el corazón al Dr. Farel romance Capítulo 103

Evrie quedó completamente sorprendida.

—Tú...—

¡Claramente la estaba humillando!

—Mi dinero tampoco es tan fácil de ganar, ya te ofrecí un precio justo, ¿verdad?— Farel dijo con las cejas alzadas.

Increíblemente, en ese momento él estaba empezando a preocuparse por los detalles y el dinero.

El Farel que antes le soltaba cincuenta o cien mil de una vez ya no existía.

Evrie apretó los dientes y, molesta, aceptó los 66 pesos en su teléfono.

Al fin y al cabo, dinero es dinero, y no había razón para rechazarlo.

Después de comer, Farel se ofreció a llevarla a casa, pero Evrie rechazó la oferta.

Estaba tan enfadada que insistió en presionar el botón del primer piso del ascensor, y en cuanto se abrieron las puertas, caminó tercamente hacia afuera sin siquiera mirar atrás.

Farel apoyado en el interior del ascensor, observó cómo se alejaba enfurecida y sin querer, sus labios se curvaron en una sonrisa.

Sabía que esa gatita no sería tan sumisa, bastaba con un poco de provocación para que mostrara su temperamento fuerte.

Era bastante entretenido.

...

Evrie tomó el metro hasta la oficina y confirmó con Leandro Reyes los detalles del viaje al extranjero. Luego, pidió un formulario al departamento administrativo para llenar su solicitud de viaje de negocios.

Sus compañeros de trabajo la envidiaban mucho.

Después de todo, los beneficios de viajar al extranjero eran realmente buenos y no todos tenían la oportunidad de ir. El Sr. Reyes seleccionaba a unos pocos empleados destacados cada año, a veces eran más, a veces no había ni uno solo.

—Evi, no olvides a tus amigos cuando te hagas rica en el extranjero, haz un buen trabajo en el extranjero y trata de llevarme contigo algún día—.

Blanca, una pasante que había empezado con Evrie, se acercó a ella con envidia—He oído que en Brasil hay muchos guapos y también espectáculos de samba, tienes que ir a ver y grabar un vídeo para mí, ¡quiero ver de cerca a los bellezones y galanes extranjeros!—

Evrie se rio ante su comentario—Voy a trabajar, no de turismo.—

—¿Qué importa? Puedes considerarlo como unas vacaciones pagadas. No te olvides de comprarme productos de belleza, que aquí son carísimos. Hay que aprovechar estas gangas.—

Blanca le entregó una lista repleta de marcas de tónicos, limpiadores, sueros y demás.

Evrie se mareó solo de verla.

—¿Vas a poder usar todo esto?—

Después de almorzar en la cafetería, Blanca, generosa, compró varios cafés de Starbucks para Evrie y otros compañeros como despedida, deseándole un regreso exitoso.

En ese momento, Evrie estaba cuidando su estómago y no podía tomar café, pero tampoco quería rechazar la amabilidad de Blanca.

Un café de Starbucks era un lujo para ella y no quería desperdiciarlo.

Así que, aprovechando la hora del almuerzo, se llevó su café al departamento de medicina interna en el tercer piso.

Evrie ya había estado allí varias veces, así que conocía el camino a la oficina de Farel como la palma de su mano. Dio unos golpecitos en la puerta y de adentro se escuchó una voz clara y resonante.

—Adelante.—

Evrie abrió la puerta y lo vio recostado en su silla de cuero detrás de la mesa de examen.

Era la hora del almuerzo y tenía las piernas cruzadas, jugando perezosamente con su teléfono.

—Doctor Farel, ¡buenas tardes!—

Evrie mostró una sonrisa inocente, con un tono que sugería que buscaba caerle bien.

—¿Qué se te ofrece?—

Farel le echó un vistazo rápido, apagó su celular y lo dejó en el escritorio, pero no cambió su postura, manteniéndose cómodamente apoyado en su silla.

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