Receta para robarle el corazón al Dr. Farel romance Capítulo 110

Farel tenía mucho dinero y no estaría bien que desaprovechara esta oportunidad de sacarle un poco más. Además, la oportunidad de que él le diera dinero voluntariamente era rara, así que debía aprovecharla al máximo.

— De acuerdo, hagámoslo cinco veces, pero como yo digo, sin resistirse, sin pedir que pare; en el sofá, en el suelo, en el baño, en el balcón, en todas partes...— decía Farel mientras rozaba con malicia los labios rojos de ella, un brillo oscuro centelleando en sus ojos.

Evrie se sintió intimidada de inmediato.

—Diez mil, está bien, diez mil.—

Ella tenía que acompañar a Leandro al sitio de construcción al día siguiente. Primero, su cuerpo no podía tener marcas que él dejara, y segundo, necesitaba descansar bien para no estar exhausta después de las exigencias de Farel.

Además... el balcón de aquí estaba al aire libre.

Farel guardó su teléfono y se rio suavemente.

—Ábrelo.— ordenó.

Evrie no se resistió esta vez; con las mejillas ardiendo, jugueteaba con sus dedos mientras rasgaba el envoltorio de aluminio.

Cuando el hombre se inclinó sobre ella, Evrie recordó algo de pronto y agarró su muñeca diciendo—¡No me has hecho la transferencia todavía!—

—Primero la mercancía, luego el pago.—

—Tú... mm.—

No alcanzó a terminar la frase cuando Farel le selló los labios con firmeza.

……

Cuando terminaron, ya era de madrugada.

Evrie despidió a Farel en silencio y luego regresó al baño para darse una ducha cuidadosa. Sus extremidades dolían y se sentían débiles, sin siquiera el deseo de sumergirse en la bañera.

Agotada, se tendió en la cama y al ver en su teléfono la transferencia de diez mil, sintió una calma reconfortante.

Poco a poco, todo suma.

Algún día saldaría su cuenta con él.

Al día siguiente.

Parecía haber trucos de ilusión.

Evrie observó cada detalle con esfuerzo, patrones que nunca había visto en sus libros de texto.

Subieron al cuarto piso en el ascensor, donde las cosas volvieron a la normalidad en cuanto a la apariencia. A partir del cuarto piso, era una oficina convencional con filas de escritorios y sillas, y mucha gente trabajando en sus estaciones, parloteando por teléfono.

Parecía ser una empresa de atención al cliente o de ventas telefónicas.

Evrie no le dio importancia.

Siguió a Leandro en silencio mientras recorrían toda la estructura del edificio, formando un marco en su mente.

Al salir del edificio de oficinas, no muy lejos había una fila de dormitorios. Leandro dijo que eso no era importante y que la llevaría a visitar otra vez.

Evrie asintió obediente; todavía era una aprendiz sin experiencia y debía seguir las indicaciones de Leandro.

Al pasar por debajo de un edificio de dormitorios, vio en algunos balcones a mujeres con grandes vientres tomando el sol.

A la distancia, estaban tan quietas que parecían estatuas.

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