Ella conocía bien el estilo de Farel, que la molestara un par de veces no era lo peor, lo que realmente temía era que Farel apareciera de repente en su nueva residencia noche tras noche.
—Maestro, ¿y si... mejor no me mudo? Aquí estoy bien, puedo pagar la renta yo misma. —
Evrie lo pensó un momento, pero no se movió del sitio.
Lo que más quería en ese momento era conseguir algo de dinero de Farel para pagar su deuda de un millón y recuperar su libertad.
Si enfadaba a Farel, no conseguiría ni un centavo y ¿hasta cuándo tendría que seguir bajo su control?
—Evi, ¿qué dices? ¿No te quieres mudar y prefieres quedarte aquí? —
Leandro parecía no esperar esa respuesta, una mirada de incredulidad cruzó sus ojos, abrió la boca pero no le dijo nada.
—Sí, ya lo he pensado bien, mejor no me muevo de aquí. —
Evrie bajó la mirada, su voz sonaba insegura.
Temía que Leandro descubriera sus verdaderas intenciones, pero en ese momento no encontraba una excusa convincente, así que se armó de valor y se mantuvo firme en su decisión de no mudarse.
De ninguna manera quería que Leandro supiera de su relación turbia con Farel.
Sin embargo, al instante, Leandro soltó una amarga sonrisa y le preguntó directamente:
—Te quedas por Farel, ¿verdad? ¿Ahora viven juntos? —
Evrie se sobresaltó, su corazón se aceleró y levantó la vista hacia Leandro con incredulidad.
—Ma... maestro...—
—Yo ya lo sabía. —le dijo Leandro con calma—. Evi, eres demasiado honesta, no sabes mentir, cada vez que mencionas a Farel, tus ojos se desvían, era difícil no darme cuenta. —
El rostro de Evrie se puso rojo de vergüenza, hasta sus orejas y cuello estaban encendidos.
No era por timidez, sino por la vergüenza de haber sido descubierta.
Resulta que él ya lo sabía desde antes, incluso le había dado indirectas para que no se involucrara con Farel, pero Evrie, creyéndose astuta, fingió no darse cuenta y solo actuó en vano frente a Leandro.
—Maestro, lo siento...—
Evrie bajó la cabeza, balbuceando una y otra vez, pero solo logró decir esa frase.
Sus miradas se cruzaron, y ambos hombres tenían un brillo indescriptible en sus ojos.
Después de un tenso silencio, Leandro fue el primero en desviar la mirada y, cediendo, le dijo a Evrie: —Está bien, respeto tu decisión. Si no quieres mudarte, no te forzaré, pero como tu maestro, siempre estaré detrás de ti. Cuando quieras cambiar de casa, solo dímelo. —
Evrie asintió, y bajo la intensa mirada de Farel, no se atrevió a decirle más.
—Tengo asuntos que atender, me voy a la empresa. Te espero allí. —
Tras esas palabras, Leandro le echó un último vistazo a Evrie y salió del apartamento.
Desde el principio hasta el final, nunca saludó a Farel, era evidente que su relación había sufrido un cambio sustancial.
Evrie se quedó parada, sintiendo un dolor de cabeza inmenso, como si cargara una montaña de preocupaciones en sus hombros.
Pero ya no había vuelta atrás, todo había sido elección suya, así que ella se lo tenía merecido.
Después de que Leandro se fue, Farel cerró la puerta con indiferencia y caminó hacia ella despreocupadamente hasta que la distancia entre los dos se redujo tanto que casi chocaron. Él bajó la mirada, contemplándola con una ligereza que nunca había tenido antes, y su tono de voz era más suave que nunca.
—Oye, ¿así que resulta que estamos enamorados? —
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel
Hola ya no hay más capitulos...
Llevo mucho tiempo revisando dia a dia para ver si actualizaron y nada😪😪...
Muchos dias sin subir capituños y nos vamos a quedar sin saber que pasa con los protagonista. Que pereza....
Para el buen lector es de muy mal gusto esperar por alguien para darle continuidad a una buena e interesante lectura, son muchos días de espera....
Por favor más capitulos😢😢...
Hola por favor que pasa capitulo...
Quiero más capítulos por favor me tiene triste ver como esta berto😔😔...
Hola amiga más capítulos...
Más capitulos vale...
Quiero más capítulos para ver que pasa con la salud de berro...