Receta para robarle el corazón al Dr. Farel romance Capítulo 158

Terminado el beso, él seguía apoyado en la frente de Evrie, con un tono de voz ronco y firme.

—Las cosas que te regale, no las vuelvas a vender. —

Evrie, con la respiración entrecortada, asintió rápidamente.

—Entendido, no lo haré de nuevo. —

Al oír eso, Farel finalmente se alejó satisfecho de ella, se sentó en el asiento del conductor y ajustó su corbata. El apasionado beso lo había dejado algo acalorado.

Evrie lo observaba cautelosa y le dijo con cuidado—Pero ya vendí esta, ¿eso está bien? —

Después de todo, cien mil pesos también es dinero.

Evrie estaba esperando que Farel aceptara su transferencia.

Mientras se acomodaba la corbata, Farel le dijo con desinterés—Ese collar que vendiste, ya lo recuperé por ti. —

Evrie— ¿¿¿Qué??? —

—Lo vendiste en cien mil, pero yo lo recuperé por doscientos mil, lo anotaré en tu cuenta, si vas a devolverme el dinero, tienes que transferirme doscientos mil. —

Evrie se quedó en shock.

No esperaba que Farel realmente recuperara el collar, ¡debe gustarle mucho ese collar!

—Haz la transferencia, Srta. Evrie. — Farel levantó una ceja, recordándoselo con indiferencia.

Evrie, atónita, le transfirió los cien mil, quedándose sin nada y todavía debiéndole cien mil a Farel.

Todo fue un gran esfuerzo que terminó en nada.

El ánimo de Evrie era incluso peor que los días en que no se hablaban.

Esta vez, Farel tomó el dinero con calma, desvió la mirada y miró a Evrie con placer.

—Todavía me debes un millón, no lo olvides. —

Evrie— … —

Con el dinero en mano, Farel se sentía especialmente contento y presionó el acelerador para seguir hacia el Barrio El Magnético.

Evrie, desconsolada, se recostó en la ventana del coche, como una berenjena golpeada por la escarcha, calculando silenciosamente el poco dinero que le quedaba.

Las tácticas de Farel eran incluso más astutas que las suyas.

Parece que no se podía ganar una comisión siendo intermediaria con él, y recibir un montón de regalos caros tampoco servía de nada, lo que hace falta es un bono.

Solo el dinero contante y sonante podía servir para pagar la deuda.

Diez minutos después, el Range Rover se estacionó en el garaje y apagó el motor.

Evrie desabrochó el cinturón de seguridad y justo cuando iba a salir del coche, Farel de repente la agarró del brazo y se inclinó hacia ella.

—Dr. Farel, ¿eso cuenta? —

Evrie, temiendo que no mantuviera su palabra, se esquivaba de sus besos mientras le preguntaba.

—Cuenta, todo cuenta, mientras cooperes bien, no te faltará el dinero. —

……

En el oscuro garaje, el Range Rover se mecía al ritmo de los dos.

En un rincón discreto, Leandro estaba sentado en un coche apagado, mirando fijamente aquel familiar Range Rover, con un brillo sombrío en sus ojos.

Estaba celoso, estaba a punto de enloquecer.

Descubrió que la distancia entre él y Farel se hacía cada vez más profunda.

Solían ser buenos amigos, pero ahora, casi se habían convertido en enemigos ocultos.

En su país no podía hacerle nada a Farel, ni robarle la mujer que tenía a su lado.

Pero en otro lugar, nadie podía hacer nada.

Leandro pensaba en la oscuridad, con un plan formándose en su mente.

Aunque, todavía necesitaba tiempo para organizarlo…

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