Evrie le envió un mensaje y luego se sentó a esperar en la banca del hospital.
Aún no había recibido ninguna respuesta de él, es como si su mensaje se hubiera hundido en el mar.
Esa mañana, Evrie había oído que él estaba en una llamada, al parecer había una cirugía importante que realizar, así que supuso que no vería su mensaje en un buen rato.
Pensó que quizás era mejor así, al menos no tendría que enfrentar su enojo en persona.
Evrie salió del hospital y tomó el metro de vuelta a Barrio El Magnético, donde comenzó a empacar sus cosas.
Ya que todo había acabado, era hora de irse.
Fue en ese momento que Evrie se dio cuenta de que, incluso sin Farel, seguía siendo como una hoja a la deriva.
Sin rumbo fijo, sin un hogar.
Había creído que tener un lugar donde vivir era tener un hogar, pero al final, la esencia de su situación no había cambiado, era como vivir bajo el techo de otro.
Residir en el lujoso apartamento de Farel o dormir en el incómodo sofá de algún pueblo lejano no tenía diferencia alguna.
Al final, ella seguía sin tener un hogar.
...
No fue hasta tres horas después que el teléfono de Farel sonó.
Evrie le contestó sin pensarlo.
—¿Dónde estás? — Le preguntó él directamente.
Evrie dejó de lo que estaba haciendo y le respondió con calma —En el apartamento—.
Farel no le dijo nada más y colgó.
Evrie miró la pantalla apagada de su celular, perdida en sus pensamientos por un momento.
Luego, se animó y continuó empacando sus cosas.
Después de vivir allí por un tiempo, había comenzado a considerar ese lugar su hogar y había acumulado muchas cosas. Ahora, una maleta no era suficiente.
Por eso, Evrie se deshizo de muchas de ellas.
De todos modos, planeaba irse al extranjero y ya no las necesitaría.
Menos de diez minutos después, se escuchó el sonido de la puerta desbloqueándose y un hombre entró con paso firme y un aura gélida.
Tenía el rostro sombrío, casi podía destilar oscuridad.
Farel había estado ocupado todo el día con una cirugía importante que duró cinco horas. Tan pronto como salió del quirófano, vio el mensaje de Evrie y corrió de vuelta.
Entró en la habitación y la vio empacando.
—Eso es asunto mío, ya no puedes controlarlo—.
Evrie cerró su maleta y comenzó a caminar hacia la puerta.
Farel la agarró del brazo, impidiéndole salir —Evrie, no pruebes mi paciencia. ¿Crees que porque Leandro pagó tus gastos médicos, ya estás libre? No olvides que todavía me debes un millón—.
Antes de que pudiera terminar, Evrie señaló hacia la mesa de centro, donde yacía una tarjeta bancaria.
—Dr. Farel, ¿ves esa tarjeta? Ahí tienes el millón que te debía. Es mi última deuda contigo—.
—A partir de ahora, ya no te debo nada—.
Farel se quedó mirando la tarjeta, sintiéndose ligeramente incrédulo.
—¿De dónde sacaste ese dinero, quién te dio esa tarjeta? —
Hace apenas unos días, ella no tenía ni un centavo, por eso yacía debajo de él rogándole que le diera un poco más de dinero por complacerlo, pero en una sola noche, ¿cómo era posible que hubiera reunido dos millones?
¿Sería posible que se hubiera vendido a Leandro?
Al pensar en esto, los ojos de Farel se oscurecieron aún más.
Evrie, ya sin nada que perder, puso las cartas sobre la mesa—La tarjeta me la dio tu madre, ayer me dijo que si me alejaba de ti, me daría un millón como compensación. —
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel
Hola ya no hay más capitulos...
Llevo mucho tiempo revisando dia a dia para ver si actualizaron y nada😪😪...
Muchos dias sin subir capituños y nos vamos a quedar sin saber que pasa con los protagonista. Que pereza....
Para el buen lector es de muy mal gusto esperar por alguien para darle continuidad a una buena e interesante lectura, son muchos días de espera....
Por favor más capitulos😢😢...
Hola por favor que pasa capitulo...
Quiero más capítulos por favor me tiene triste ver como esta berto😔😔...
Hola amiga más capítulos...
Más capitulos vale...
Quiero más capítulos para ver que pasa con la salud de berro...