Evrie se apresuró a ver cómo estaba él.
Aún bajo el efecto de la anestesia, no había despertado. Su espalda estaba cubierta por varias capas gruesas de gasa, de las cuales se filtraba sangre, creando una imagen impactante.
El corazón de Evrie se apretó nuevamente.
Por suerte, la cirugía había sido un éxito y la bala había sido extraída.
El médico dijo que despertaría en media hora.
Evrie entró a la habitación junto con la camilla, estaba decidida a no dejar el lado de la cama de Farel ni un momento.
Durante ese tiempo, Joan entró varias veces, trayéndole algo de comer y beber.
Evrie no tocó nada.
Se sentó con cuidado en la silla junto a la cama, mirando fijamente el rostro de Farel.
En ese momento, su rostro estaba pálido como el papel, sin un ápice de color, sus largas pestañas colgaban ligeramente, y sus labios finos estaban suavemente cerrados, con un tinte de debilidad en su mirada.
Él se veía tan diferente del hombre arrogante y dominante que jugaba con ella a su antojo.
Evrie se sonó la nariz, y sus lágrimas volvieron a caer.
Empapando una gran parte de la sábana.
—No llores más, aún no me he muerto—.
Una voz débil y ronca se hizo presente, Farel había despertado.
Los ojos de Evrie se iluminaron y se acercó emocionada, su voz aún temblaba por el llanto.
—¿Cómo estás? ¿Te duele algo? ¡Voy a llamar al médico! —
Se levantó para ir corriendo, pero Farel la detuvo.
—Siéntate, estoy bien—.
Evrie lo vio lúcido y su voz llevaba ese tono de autoridad que tanto había extrañado. Finalmente, se tranquilizó y lo obedeció, sentándose en la silla.
No se atrevía a desobedecerlo de nuevo.
Farel la observó, su mirada recorrió su rostro, su cuerpo, arriba y abajo, durante mucho, mucho tiempo, como si fuesen miles de años.
Como si el tiempo mismo se hubiera detenido.
Hasta que finalmente habló, con un tono de voz que tenía un dejo de triunfo.
—Evrie, me debes una vida. —
El corazón de Evrie se apretó, palpitando rápidamente.
Era una mezcla de tristeza y amargura.
En lugar de sentir la presión de una deuda, lo que sentía era compasión, un dolor profundo y constante.
Levantó su mano y tomó la de Farel con suavidad, su voz era baja y ronca.
—Lo sé, la deuda de vida que tengo contigo es algo que nunca olvidaré. —
Su mano era suave, fría, pero firme.
Tenía una determinación que no estaba dispuesta a soltar.
Su voz era tan fuerte que resonaba por todo el pasillo.
Evrie realmente no quería verla, cada vez que lo hacía, no podía controlar la ira en su interior.
Se giró hacia Joan—Señor Joan, ¿puede llevarla a la embajada? —
Joan miró la hora y asintió—Sí, contactaré a la embajada para que vengan por ella. Después de verificar su identidad, podrá regresar a su país. —
Linda estaba que no cabía de la emoción.
Rápidamente agarró la manga de Joan y le dijo: —¡Entonces llama ahora mismo, que vengan por mí!
Joan sacó su celular y mientras marcaba le dijo a Linda: —Ven conmigo.
Linda, emocionada, siguió a Joan de un brinco.
—Espera un momento.
De repente, Evrie detuvo a Linda.
Linda se paró en seco y se volteó a mirar a Evrie.
—¿Ahora qué quieres?
Evrie avanzó hacia Linda y, de pronto, le soltó una bofetada que resonó fuerte.
—¡Paf!
El sonido retumbó y se oyó por todo el lugar, fue tremendamente sonoro.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel
Hola ya no hay más capitulos...
Llevo mucho tiempo revisando dia a dia para ver si actualizaron y nada😪😪...
Muchos dias sin subir capituños y nos vamos a quedar sin saber que pasa con los protagonista. Que pereza....
Para el buen lector es de muy mal gusto esperar por alguien para darle continuidad a una buena e interesante lectura, son muchos días de espera....
Por favor más capitulos😢😢...
Hola por favor que pasa capitulo...
Quiero más capítulos por favor me tiene triste ver como esta berto😔😔...
Hola amiga más capítulos...
Más capitulos vale...
Quiero más capítulos para ver que pasa con la salud de berro...