Receta para robarle el corazón al Dr. Farel romance Capítulo 267

Evrie se quedó petrificada al ver a Valerio Pinos.

¿Cómo puede ser él?

—¿No eres tú la ex de Farel? ¿Qué haces en mi casa?— preguntó Valerio con el ceño fruncido y una actitud desenfadada.

Evrie se soltó de su agarre y dejó caer rápidamente una frase —Yo no soy ninguna zorra, tu papá está borracho, debe haberme confundido con alguien más, mejor ve a verlo—.

Ella dijo a propósito que estaba borracho, también por el bien de la reputación de ambos; la situación era demasiado caótica y necesitaba tiempo para calmarse.

Al oír esto, Valerio soltó una risa sarcástica —¿Borracho? Este cabrón está fingiendo de nuevo—.

Evrie nunca lo había escuchado hablar tan vulgarmente.

No quería quedarse ni un minuto más, lo esquivó y se marchó rápidamente.

Después de que Evrie se fue, la luz del estudio se encendió y Amir Pinos, frotándose la frente, miró a Valerio en la puerta.

—¿Por qué volviste?—

—¿Qué, interrumpí algo importante? Viejo sinvergüenza, no tienes vergüenza, ¿te atreves con una chica tan joven? Algún día te caerá un rayo y te partirá en dos—.

Amir respondió —¿Así le hablas a tu padre?—

—¿Tú mereces que te llame padre?— Valerio estalló de pronto, —Mi madre lleva tres años en el hospital y aún está viva. Ella sigue siendo tu esposa toda su vida, ¿y tú? Mira lo que haces, ¿eh?—

—¿Debo felicitarte por seguir siendo un Don Juan, un viejo verde?—

Amir, con el rostro oscurecido, soltó —Si no aprendiste nada en el Triángulo Norte, no me molestaría enviarte de vuelta para que te endurezcas—.

—Ja, ja, ja, ¿el Triángulo Norte? ¿Por qué no me mandas a África o a Dubái? ¿Qué tal si aprendo de Zeus y me uno a una banda de estafadores, te consigo riñones para tus negocios, y los dos acabamos en la lista de los más buscados, arruinando tu glorioso nombre?—

Amir no dijo nada.

—No te pases de la raya, que soy tu padre—.

—Al diablo, tú no eres mi padre, me das asco, y esta casa también es un asco, ¡no aguanto ni un segundo más aquí!—

Pum—

Valerio cerró la puerta con un golpe que retumbó y se marchó.

...

Bajo el parpadeo de las luces de neón, Valerio conducía a toda velocidad, reflejos fugaces pasaban por el rabillo del ojo, y varios carros tocaban la bocina con desaprobación.

Era como si no pudiera oírlos, sus ojos estaban rojos de lágrimas.

Entonces, de repente, vio una silueta familiar en la acera, pequeña y ágil, caminando rápido.

Era Evrie.

Se secó las lágrimas, detuvo el carro y tocó la bocina dos veces.

—¡Piiip!—

Evrie lo miró y siguió caminando sin prestarle atención.

Evrie asintió con desgana —Está bien, gracias por el aviso—.

—¿Qué hacías hoy en mi casa? ¿Cómo terminaste con ese viejo?— Valerio manejaba con una mano y seguía preguntando.

—Tiene un proyecto de diseño que me encargaron y necesito su firma y aprobación—.

Evrie golpeó con la mano la bolsa de documentos que llevaba consigo.

En medio del caos, no había olvidado llevarse la bolsa, temiendo que Amir pudiera usarla como excusa para manipularla de nuevo.

Valerio, como si estuviera hablando consigo mismo, soltó de repente—Farel ni siquiera se preocupa por ti, está demasiado ocupado con su prometida. Pensaba que lo de ustedes en el Triángulo Norte y Brasil era amor del bueno, pero apenas regresaron, todo se esfumó, no quedó nada.—

Evrie no dijo nada.

A ella no le gustaba que hablaran mal de Farel.

Valerio seguía parloteando sin parar.

Evrie tenía ganas de gritarle, le lanzó una mirada fulminante y notó que sus ojos estaban rojos, mucho más de lo normal.

—¿Estás llorando?— le preguntó.

Valerio respondió rápidamente—Que va.—

—Claro que sí, ni siquiera te has secado las lágrimas. ¿Qué pasó, tu papá te pegó y te echó de casa?—

Valerio se quedó callado—……—

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