Receta para robarle el corazón al Dr. Farel romance Capítulo 298

Evrie jadeaba, con los ojos bien abiertos.

—¿Qué me pasó?—

—Aléjate de él, termina con él.—

Evrie giró la cabeza—No lo haré.—

—¡Evrie!—Farel elevó la voz.

—¡Señor Haro! Has cruzado la línea.—

Evrie apretó los dientes y lo empujó, poniendo distancia entre ellos rápidamente—Ya hemos terminado, ¡tienes una prometida!—

—¿Y qué?—

—Le prometí a tu padre que no te molestaría, que no arruinaría tu matrimonio, para poder quedarme en Alnorter tranquilamente, ¿ahora quieres matarme?—

Farel cerró los ojos—No dejaré que te pase nada.—

Evrie mordió su labio, desvió la mirada y después de un largo rato habló suavemente.

—Voy a hacer como que no supe nada de lo de hoy, señor Haro, que no vuelva a pasar, no puedo vivir siempre bajo tu ala, también necesito crecer.—

Farel la observaba con su rostro obstinado y no podía articular palabra.

Aunque entendía sus sentimientos, simplemente... se sentía frustrado.

Muy frustrado.

—Evi, ¿dónde estás?—La voz de Valerio se oía desde afuera.

Evrie volvió en sí, le dio una última mirada a Farel, se limpió la boca y salió.

El pasillo estaba muy oscuro.

Farel se apoyó en la pared y cerró los ojos.

La luz activada por sonido se apagó y él fue devorado por la oscuridad, la frustración y la impotencia lo envolvían por completo.

Nueve meses.

Solo esperar nueve meses más.

...

Cuando volvió, Evrie aún subió al carro de Valerio.

Por prudencia.

Ella y Farel no volvieron a intercambiar palabra alguna.

En el carro.

Valerio se disculpó con ella—Lo siento, por la mala pasada de hoy en la cena, que hayas tenido que pasar un mal rato.—

Evrie sacudió la cabeza—No fue nada.—

De todos modos, Farel había ido por ella.

Incluso sin Valerio, habría encontrado la manera de acorralarla en un rincón desolado para besarla.

Marcando su presencia de vez en cuando.

Hasta que terminara el año acordado.

Temía que Evrie se olvidara de él.

Valerio giró el volante y estacionó frente a Mirador de Luna.

—Hemos llegado.—

Evrie bajó del auto y se despidió de él.

Giró y se dirigió hacia el complejo residencial.

—Evrie.—

Valerio de repente la llamó desde atrás.

Evrie se volteó, encontrándose con los hermosos ojos del hombre.

—Tienes que ser independiente, valerte por ti misma, nunca te enamores demasiado de un hombre.— Enfatizó.

El corazón de Evrie se suavizó y asintió solemnemente.

—¡Sí! Lo tendré en cuenta.—

...

Al llegar a su apartamento, Evrie encontró un gran paquete en la puerta.

Lo levantó y vio que el nombre del destinatario era el suyo.

Era un día como cualquier otro cuando Evrie recibió un paquete que había estado esperando. Con la emoción burbujeando en su interior por la llegada de sus nuevos útiles de dibujo, esa noche iba a dedicarse a su pasión por el arte.

Entró a su casa con la caja bajo el brazo, buscó unas tijeras y, sin perder un segundo, empezó a abrirla. Pero cuando retiró la tapa, lo que encontró dentro le heló la sangre: ¡una mano humana cortada y aún sangrante!

La mano parecía tan fresca que aún se movía, como si los nervios se negaran a aceptar su cruel destino.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel