Receta para robarle el corazón al Dr. Farel romance Capítulo 336

—¿Quieres a Evrie? —

Los ojos de Olivia se encogieron momentáneamente.

Las imágenes de la humillación que acababa de sufrir no dejaban de girar en su mente.

Frustración, celos, odio...

El nombre de Evrie se había convertido en una obsesión para ella.

Si pudiera aprovechar la oportunidad para sacar a Evrie de Alnorter, sería una gran ventaja para ella.

—Está bien, espero tu respuesta. —

Olivia colgó el teléfono.

Por otro lado, Valerio, que había estado tomando una siesta en su jaula, se erizó al escuchar la conversación de Leandro.

—¡Maldito pervertido, ni sueñes con llevarte a Evi! Ella jamás saldrá de Alnorter. Si te atreves a tocar a Evi, te perseguiré hasta Dubái y haré volar tu Parque LR! —

Su voz era demasiado estridente.

El eco retumbaba en todo el calabozo de agua.

Leandro, irritado, se frotó las orejas, cansado del ruido, y le dijo fríamente:

—Con tanta energía que tienes para hablar, deberías experimentar el calabozo de agua para ver cuánto pesa ese espíritu indomable. —

Dicho esto, les hizo una señal a los hombres de negro detrás de él.

Dos hombres se acercaron a la jaula, abrieron la puerta y arrastraron a Valerio.

—¡Sak!—

En ese momento, Valerio fue arrojado violentamente al calabozo de agua.

Era de noche y hacía frío en pleno invierno.

El agua fría subía rápidamente, inundando su cuello y su mentón, dejándole solo la nariz y la boca para respirar con dificultad.

Valerio sintió como si su cabeza estuviera congelándose.

Era tan frío, demasiado frío.

Sentía que todo su cuerpo perdía sensibilidad.

Este hombre era un verdadero monstruo, un demonio con piel de cordero.

Menos mal que era él quien estaba en el calabozo de agua. Si hubiera sido Evrie, ni siquiera quería pensar en las consecuencias.

Valerio soportaba un dolor inmenso, mirando fijamente a Leandro con la cabeza hacia atrás.

Esa mirada no mostraba ni un ápice de sumisión.

—¡Leandro! Si tienes agallas, mátame. ¡Qué clase de hombre eres, torturándome así de esa forma tan mezquina! —

Leandro se agachó lentamente, mirándolo desde arriba.

Si no fuera porque estaba tan congelado que no podía hablar, seguro que le respondería.

¿Qué clase de inútil se atreve a criticarlo?

...

Olivia condujo de vuelta personalmente.

En el camino, llamó a Enzo para explicarle la solicitud de Leandro.

Evrie era muy cautelosa, y no sería fácil llevarla con ellos. Olivia no podía intervenir directamente, así que tenía que pedirle ayuda a Enzo.

Era consciente de que si tocaban a Evrie, Farel se volvería loco inmediatamente.

Pero... esta era la última oportunidad para la Familia Da Silva.

Solo tomando riesgos podrían asegurarse una paz duradera.

Ella lo veía muy claro, Leandro estaba condenado a morir esta vez.

Antes de que Leandro muriera, la Familia Da Silva tenía que limpiar todas las pruebas.

Acabar con alguien sin dejar cabos sueltos siempre es el mejor desenlace.

Por lo tanto, lo primero que debían hacer era convencer a Leandro de destruir las evidencias. Luego, necesitaban exponerlo al escrutinio de la policía. Y si en el caos también podían deshacerse de Evrie, sería aún mejor.

Matar dos pájaros de un tiro, era justo lo que necesitaban.

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