El perímetro estaba asegurado con cinta policial, pero el auto negro ingresó sin problemas, sin la necesidad de mostrar identificación alguna.
Olivia observaba desde cierta distancia cómo el vehículo desaparecía en el interior. Sacó su celular y llamó a Leandro.
—Ya está adentro. Espero que mantengas tu promesa. —
Leandro le respondió con rapidez, y apenas cinco minutos después afirmó: —He destruido todos los archivos, puedes enviar a alguien a verificar. Al menos, si algo me sucede, el secreto no se divulgará. —
Olivia colgó.
Le ordenó a los hackers de la Familia Da Silva que investigaran.
Antes, sabían que las pruebas de Leandro estaban ocultas en algún rincón de internet, eran visibles, pero imposibles de eliminar por barreras técnicas.
Esta vez, todo estaba limpio.
Olivia respiró aliviada.
Aunque no confiaba plenamente en Leandro.
Media hora después de colgar, siguiendo las instrucciones de Enzo, le dio una orden en secreto:
—Leandro no puede seguir vivo. —
Primero, eliminar al único testigo.
Segundo, vengar a Rebeca.
Olivia dejó el teléfono y respiró profundamente, levantando la vista hacia el cielo nublado.
—Hermana, tu asesino lo pagará con su vida. —
…
En la celda de la base.
La puerta de hierro se abrió con un chirrido.
Evrie fue arrojada al suelo, atada de pies y manos, con la boca y los ojos cubiertos, cayó con un golpe sordo.
—Jefe, la hemos traído. —
El sonido de unos zapatos de cuero resonó lento y claro. Evrie levantó la cabeza, casi adivinando quién estaba frente a ella.
El miedo que alguna vez la dominó volvió a embargarla, temblando incontrolablemente.
—Frap—
La cinta de su boca fue arrancada por una mano firme.
Luego, la venda de sus ojos también fue retirada.
Con cautela, Evrie abrió los ojos y se encontró con esa mirada gélida y calculadora.
La voz temblorosa y débil de Valerio resonó desde el interior de la celda acuática.
Evrie reconoció de inmediato que era Valerio quien le hablaba.
Aunque sonaba débil, ese apodo solo podía venir de él.
Se arrastró hacia la celda, a pesar de sus manos atadas, y se inclinó para mirar hacia abajo.
—¿Has estado sumergido toda la noche? ¿Estás bien? ¡Debes aguantar, no puedes morir, no puedes desmayarte! —
Valerio se pasó una mano por la cara y le respondió con indiferencia: —No es nada, no voy a morir, tranquilízate. —
Después de estar sumergido varias horas en agua helada, al borde de la hipotermia y rozando la muerte, Leandro le echó varios cubos de agua hirviendo que lo despertaron de golpe.
Así, con una tortura que iba y venía, mantenían su vida pendiendo de un hilo. No se sentía suficientemente bien para vivir, pero tampoco lo suficientemente mal para morir.
Pero Valerio era innatamente optimista, no le temía a la muerte, y mucho menos a la vida.
Evrie estaba a punto de decir algo más, cuando su delgado y pequeño cuerpo fue arrastrado por Leandro, alejándola del calabozo de agua.
Ella levantó la cabeza alarmada, y Leandro le sujetó la mandíbula.
—Al principio me preocupaba que estos rehenes no fueran suficientes para salir, pero ahora contigo, las posibilidades de éxito son mucho mayores. —
Leandro se acercó sonriendo y le dijo lentamente: —Evrie, por ti perdí un conglomerado, ahora es tu turno de salvarme la vida, ¿qué te parece? —
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel
Hola ya no hay más capitulos...
Llevo mucho tiempo revisando dia a dia para ver si actualizaron y nada😪😪...
Muchos dias sin subir capituños y nos vamos a quedar sin saber que pasa con los protagonista. Que pereza....
Para el buen lector es de muy mal gusto esperar por alguien para darle continuidad a una buena e interesante lectura, son muchos días de espera....
Por favor más capitulos😢😢...
Hola por favor que pasa capitulo...
Quiero más capítulos por favor me tiene triste ver como esta berto😔😔...
Hola amiga más capítulos...
Más capitulos vale...
Quiero más capítulos para ver que pasa con la salud de berro...