Evrie sentía un calor insoportable.
A pesar de que el aire acondicionado estaba a su máxima capacidad, no lograba aliviar su sensación de ardor.
Las cortinas estaban cerradas herméticamente y ella estaba acostada en un sofá mullido.
En la habitación silenciosa solo se podía escuchar una respiración baja y constante.
Él había propuesto probar hacerlo en el sofá y, sin más, empezaron en ese mismo lugar.
—¿Ya terminaste? — le preguntó Evrie, agarrándose de sus hombros, incapaz de contenerse.
Farel no se detuvo, mirándola fijamente —Apenas estamos empezando, deberías ejercitar más tu resistencia—.
Evrie se sentía injustamente acusada.
Era él quien tenía una resistencia anormal, era demasiado exigente.
—Si cooperas un poco, yo iré más rápido, ¿te parece? — le susurró Farel al oído, con una voz cálida y seductora.
Evrie, somnolienta, abrió los ojos y lo miró, su visión era borrosa —¿Cómo debo cooperar? —
—Antes aprendiste muchos movimientos, ¿por qué no los pruebas conmigo y vemos si alguno funciona? —
El rostro de Evrie se tornó rojo de inmediato.
Había aprendido muchas cosas para complacer a Farel en secreto.
Pero las veces que las había usado podían contarse con los dedos de una mano.
Ahora se sentía un poco avergonzada.
—Apresúrate, o no te dejaré en paz—, insistió Farel con voz ronca.
Evrie, sonrojada, recordó algunas técnicas y, aunque se sintió torpe, notó cómo la respiración de Farel se aceleraba repentinamente, volviéndose más pesada.
Farel la presionó contra su pecho y ella casi pierde la consciencia.
Justo cuando estaba a punto de desmayarse, Farel la atrajo hacia él y le susurró con una risa baja:
—No está mal tu técnica, pero todavía puedes mejorar—.
Antes de que Evrie pudiera reaccionar, Farel la sujetó de la cintura y la presionó contra el piso para comenzar una nueva ronda.
Ella inhaló profundamente, sin fuerzas ni siquiera para reprocharle.
……
Después de acabar.
El sol ya se ponía.
Evrie estaba acostada en la cama grande del dormitorio principal, sin ganas ni de mover ni un dedo.
Farel, envuelto en un albornoz, le trajo un vaso de agua. Tomó un sorbo y luego lo apoyó en los labios de Evrie.
—No te lo tomes a mal, todos los hombres en lo más profundo somos así, frente a quien nos gusta, en la cama siempre somos así, no nos podemos contener—.
Evrie mostró escepticismo —Tal vez hay hombres que no son así—
Farel soltó una risa desdeñosa, mirándola con deseo aún no satisfecho.
—Eso solo significa que no aman lo suficiente a su pareja o que están fingiendo demasiado—.
Evrie —……—
Él había analizado con precisión lo que los hombres llevan en su interior.
Era descaradamente claro y directo.
—Duerme un poco, y luego regresemos a la casa del Barrio El Magnético—.
Farel dejó el vaso y la abrazó, llevándola a la cama.
Su imponente figura se insinuaba bajo el albornoz suelto.
Evrie, confundida, le preguntó —Si nos vamos a mudar aquí, ¿por qué volver a esa casa? —
—Para recordar los tiempos difíciles, así dormir allí tendrá otro sabor—.
—……—
Era realmente muy atrevido.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel
Hola ya no hay más capitulos...
Llevo mucho tiempo revisando dia a dia para ver si actualizaron y nada😪😪...
Muchos dias sin subir capituños y nos vamos a quedar sin saber que pasa con los protagonista. Que pereza....
Para el buen lector es de muy mal gusto esperar por alguien para darle continuidad a una buena e interesante lectura, son muchos días de espera....
Por favor más capitulos😢😢...
Hola por favor que pasa capitulo...
Quiero más capítulos por favor me tiene triste ver como esta berto😔😔...
Hola amiga más capítulos...
Más capitulos vale...
Quiero más capítulos para ver que pasa con la salud de berro...