Evrie se sonrojó al instante.
Su cabeza zumbó y su cuerpo empezó a endurecerse.-
No se imaginaba que el hombre del teléfono, que sonaba tan brusco y hostil, resultara ser tan elegante y pulcro. Bastó con que se parara ahí, para que su atractivo hiciera que fuera imposible apartar la mirada.
Sin embargo, el aura fría y distante que lo rodeaba la mantenía a distancia.
Parecía que acababa de salir de la ducha, con el cabello aún húmedo, y sus ojos y cejas delineaban una frialdad perezosa.
Evrie asintió con la cabeza, todavía con la cara roja—Sí, soy yo.
—Sígueme— dijo el hombre, dándose la vuelta hacia el ascensor.
Evrie, con cierta rigidez, se levantó y lo siguió con la cabeza zumbando.
...
El lugar era un edificio de apartamentos de lujo, con dos apartamentos por piso. Al salir del ascensor, Farel desbloqueó la puerta con su huella dactilar.
Con un pitido, abrió la puerta con un tono casual.
—Entra.
Evrie tragó saliva y entró con cautela.
La habitación era grande para ella, unos doscientos metros cuadrados más o menos, amueblada con sencillez y una paleta de colores grises y blancos que revelaba un gusto sofisticado y discreto.
Había oído que esas casas eran caras, habitadas solo por la élite. Solo con ver las lujosas instalaciones del vestíbulo, era evidente que una persona común tardaría años en poder comprar una.
Evrie se quedó junto a la entrada, encogida como un ratón.
Farel cerró la puerta y abrió un armario para sacarle unas zapatillas desechables. Evrie se quitó los zapatos y se los puso.
En la sala, el hombre se sentó en el sofá, reclinándose ligeramente con las piernas cruzadas, en una postura relajada y casual.
Su mirada intensa recorría el cuerpo de Evrie, evaluándola sin disimulo, haciéndola sentir como un objeto a punto de ser tasado.
Sin que él dijera nada, ella no se atrevía a moverse.
Se quedó allí parada, con la cabeza gacha.
Hasta que el hombre dio una orden.
Sus manos temblaban aún más.
—Desnúdate, rápido, tengo prisa—dijo Farel, dejando el vaso en la mesa con un golpe sordo que no revelaba su estado de ánimo.
Evrie apretó el cinturón, agarrando la hebilla con fuerza, sin atreverse a soltarla.
En un momento de pánico, retrocedió—Lo siento, me arrepentí. Me voy ahora mismo.
Se giró precipitadamente para huir, intentando abrir la puerta con las manos temblorosas, pero no cedía.
La puerta estaba cerrada con llave.
El corazón de Evrie dio un vuelco.
Entonces, Farel se acercó lentamente, su figura alta y erguida la atrapó contra la puerta sin esfuerzo alguno.
Se acercó tanto que su rostro estaba a solo un centímetro del de ella, su presencia imponiendo una presión abrumadora.
—¿Arrepentida? Demasiado tarde.
¿Así que piensas que puedes vender o no vender a tu antojo? ¿Dónde has visto que el mundo funcione así? —
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel
Hola ya no hay más capitulos...
Llevo mucho tiempo revisando dia a dia para ver si actualizaron y nada😪😪...
Muchos dias sin subir capituños y nos vamos a quedar sin saber que pasa con los protagonista. Que pereza....
Para el buen lector es de muy mal gusto esperar por alguien para darle continuidad a una buena e interesante lectura, son muchos días de espera....
Por favor más capitulos😢😢...
Hola por favor que pasa capitulo...
Quiero más capítulos por favor me tiene triste ver como esta berto😔😔...
Hola amiga más capítulos...
Más capitulos vale...
Quiero más capítulos para ver que pasa con la salud de berro...