Evrie no se sentía muy bien esta noche.
Era como si hubiera tomado la medicina equivocada, presionándola una y otra vez, sin parar.
Las cálidas manos de Farel masajeaban su cintura, mientras continuaba con el movimiento, rozando su voz ronca en su oído.
—¿Todavía te duele la cintura?—
Evrie se aferraba a sus hombros, sus ojos llenos de humedad, incapaz de decir una palabra.
Farel inclinaba la cabeza, rozando su oreja, su voz se tornaba aún más sugestiva.
—¿Sientes esa sensación agria pero a la vez confortable?—
Evrie...—
Hacía años que no se veían, y sus palabras coquetas habían aumentado.
Finalmente, exhausta, cerró los ojos y se quedó dormida en sus brazos.
Incluso en sueños, podía sentir un cálido pecho detrás de ella, una mano grande masajeando su cintura con una presión perfecta.
Agrio pero delicioso...
Ojalá pudieran seguir así para siempre.
Eso pensaba mientras se adormecía.
Cuando apenas amanecía, un susurro la despertó, y sintió a alguien besándola.
Evrie abrió los ojos y vio a Farel ya vestido junto a la cama, atándose silenciosamente la corbata.
Parpadeó, su garganta aún seca.
—¿Ya te vas otra vez?—
Farel asintió con la cabeza—Sí.—
Aunque Marín no estaba presente, era fácil deducir que la situación aún era peligrosa.
El mantener una distancia visible con ella indicaba que la crisis aún no había pasado.
Tenían que seguir siendo amantes en secreto.
Evrie se levantó de la cama, arrodillada en el borde, lo abrazó en silencio, con un corazón lleno de emociones encontradas.
Farel levantó la mano para sostener su espalda, acariciándola suavemente, su voz era especialmente suave y profunda en la mañana brumosa.
—¿Me vas a extrañar?—
Evrie lo abrazó con más fuerza—Es que me preocupas.—
Le preguntó con voz baja—¿Qué puedo hacer por ti en la lucha contra Marín?—
—No tienes que hacer nada, solo necesitas ser una buena diseñadora y cuidarte. Yo me encargaré del resto.—
Evrie estaba preocupada—Pero...—
—Evrie.—Farel la interrumpió, empujándola suavemente contra él—Si no puedo protegerte, ¿qué derecho tengo de volver a casarme contigo, eh?—
Al pasar por la habitación de al lado, echó un vistazo y vio a una persona familiar con una pierna enyesada, hinchada y magullada en la cama.
Esa cara... la había visto justamente esa mañana.
¿No era Lionel, el exnovio de Rosana?
Ayer estaba lleno de vida, ¿y hoy ya estaba hospitalizado?
Evrie no se detuvo ni se metió en asuntos ajenos, simplemente llamó a la puerta de Berto y entró.
Una voz masculina y una femenina resonaban en el interior.
—¿Quieres algo de caldo?—
—¿Lo has hecho tú?— Era la voz de Berto.
—Lo compré en el restaurante de abajo.—
—No quiero.—
—Berto, ya he pedido un día libre para cuidarte, no compliques las cosas.—
Evrie cerró la puerta detrás de ella, lista para visitar a su amigo enfermo.
La voz de Blanca resonaba desde adentro.
—Me quemé los pulmones para ti, ¿no podrías ser un poco más tierna conmigo? Como, por ejemplo, prepararme una sopa tú misma o darme de comer—.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel
Hola ya no hay más capitulos...
Llevo mucho tiempo revisando dia a dia para ver si actualizaron y nada😪😪...
Muchos dias sin subir capituños y nos vamos a quedar sin saber que pasa con los protagonista. Que pereza....
Para el buen lector es de muy mal gusto esperar por alguien para darle continuidad a una buena e interesante lectura, son muchos días de espera....
Por favor más capitulos😢😢...
Hola por favor que pasa capitulo...
Quiero más capítulos por favor me tiene triste ver como esta berto😔😔...
Hola amiga más capítulos...
Más capitulos vale...
Quiero más capítulos para ver que pasa con la salud de berro...